Síguenos en redes sociales:

El mal año de Fernando Amorebieta

El exjugador del Athletic no ha podido triunfar en el modesto Fulham, antepenúltimo de la Premier

El mal año de Fernando AmorebietaDEIA

Bilbao

Hace un año por estas fechas Fernando Amorebieta (Cantaura, Venezuela, 1985) ya había perdido la titularidad en el Athletic en favor de Aymeric Laporte, que supo aprovechar la flojera anímica y los problemas físicos del exjugador rojiblanco para asentarse en el primer equipo. Un año después Amorebieta tampoco ha logrado consolidarse en el Fulham londinense, antepenúltimo clasificado de la Premier inglesa y el más goleado de la división con diferencia, con 41 tantos recibidos en 19 partidos disputados.

El pasado sábado, en esta bendita locura del Boxing day (fútbol a todo tren aprovechando las vacaciones navideñas) el Fulham perdió 6-0 ante el Hull City, uno de los conjuntos más modestos de la Premier, confirmando la deriva por la que navega este equipo de rancio abolengo, pero discreto potencial, enraizado en el distrito de Hammersmith, al oeste de la capital británica y a la sombra de su ilustre y poderoso vecino, el Chelsea.

Pero esa fue su elección después de darle muchas vueltas y reflexionar los pros y los contras junto a su pareja y al año de estrenar paternidad, con todo lo que ello conlleva.

A diferencia de Fernando Llorente, que no quiso renovar por el Athletic llevado por sus ínfulas personales y la obsesión por triunfar en un grande de Europa, Amorebieta rechazó la suculenta oferta que le puso la directiva de Josu Urrutia sobre la mesa porque necesitaba buscar nuevas experiencias profesionales, según argumentó: como vivir en Londres, después de criarse en Lezama y permanecer durante ocho años en la primera plantilla rojiblanca.

No era un asunto de dinero, según demostró rechazando con anterioridad una suculenta propuesta del Rubin Kazan ruso. El club bilbaino le ofrecía una renovación de cinco años y 1,8 millones de euros por temporada. Y prefirió el Fulham, con quien firmó un contrato por cuatro campañas y una cifra económica sensiblemente inferior.

En unas declaraciones realizadas el pasado verano, cuando el futbolista criado en Iurreta ya se había comprometido por los Cottagers, donde luce el número 35 en la espalda, expresaba así su visión de la jugada. "Si me hubiera jubilado en el Athletic me habría arrepentido", dijo, dejando atrás dieciocho años con la zamarra rojiblanca, colores que vistió por vez primera en 1996, con 11 años, formando parte del alevín A del club bilbaino. "Quería conocer otras cosas. No ha habido ninguna razón económica detrás, tampoco por decir que he estado en este mejor equipo del mundo o en otro, sino algo distinto: quiero vivir otra experiencia", confesaba entonces el exjugador del Athletic.

las razones "Me decidí por el Fulham porque me pareció un ambiente muy familiar, como en el Athletic; y es un equipo que cuenta con grandes jugadores". "Además viviré en Londres, con vuelos directos a Bilbao todos los días, y eso era también importante para mí, porque se viene toda la familia conmigo".

Sin embargo el tránsito ha sido duro. Del Athletic se marchó, en cierto modo, por la puerta de atrás, casi en silencio, sin apenas jugar a causa de las lesiones y la irrupción de Laporte, central zurdo como él. Prefirió refugiarse en el silencio, al resguardo de la tormenta desatada. Porque la desafección suele ser castigada con dureza por la afición, sobre todo si no se dan explicaciones claras, o se transita por el camino del engaño y la mentira, tal y como hizo Fernando Llorente, incapaz de reconocer sin ambages la verdad: que se iba a la Juventus porque, a su juicio, quería prosperar futbolísticamente. Y punto.

Pero el panorama que se encontró Fernando Amorebieta en su nuevo destino no era precisamente el anhelado. Desde luego que en el club de Craven Cottage se vive un ambiente casi familiar, pero la casa arde por los cuatro costados. Mientras el zaguero vasco se comprometía con los Cottagers, Mohamed Al Fayed vendía el Fulham al paquistaní afincado en Estados Unidos Shaid Khan, propietario además de los Jaguares de Jacksonville, de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), quien no ha mostrado precisamente su condición de multimillonario a la hora de reforzar convenientemente la plantilla del club londinense.

Amorebieta tardó en integrarse a causa de las lesiones y el pasado mes de octubre se fue al traste su otro objetivo: la posibilidad de disputar el Mundial de Brasil con la selección venezolana. Un empate (1-1) ante Paraguay en San Cristobal dejó a la Vinotinto sin el sueño de participar por vez primera en una fase final mundialista, un fin acariaciado durante toda la fase de clasificación.

Por esta circunstancia (Amorebieta vivió solo sus dos primeros años en Venezuela y después apenas tuvo vínculo con la república bolivariana hasta que decidió enrolarse en su selección apelando a la doble nacionalidad), el central vasco costa como venezolano en el Fulham.

El pasado 1 de diciembre, Shaid Khan decidió destituir al holandés Martin Jol como técnico del equipo londinense tras perder ante el West Ham su sexto partido consecutivo, en la jornada decimotercera. Su hasta entonces asistente y compatriota, Rene Meulensteen, se hizo cargo del Fulham y relegó a la suplencia a Fernando Amorebieta.

Pero lejos de mejorar, las cosas han empeorado para los Cottagers. De los seis partidos posteriores, el Fulham ha ganado dos, al Aston Villa y Norwich, y perdido los otros cuatro.

Precisamente Amorebieta, que solo ha jugado como titular diez de los diecinueve partidos ligueros, recobró un sitio en el equipo inicial en la victoria ante el Norwinch (1-2), y la mantuvo en el siguiente encuentro ante el Hull, donde la defensa del Fulham hizo aguas por todas partes.

La Premier cierra la primera vuelta liguera mañana, con el nuevo año, y los Cottagers se miden en el vetusto Craven Cottage al West Ham United, un equipo tan malo como ellos.