"Tienes que ser tú, no hay otro que pueda representar mis memorias", le dijo Gerardo Vera meses antes de morir. Entonces, el veterano actor no lo tenía muy claro: "Le pregunté el motivo por el que estaba tan empeñado en que lo hiciera yo, porque no nos parecíamos en nada, ni físicamente ni mi historia personal tenía que ver con la suya. Tan solo nos unía nuestro amor por el teatro. Insistió mucho y al final, cogí el escrito y me lo leí. Y ahí me atrapó, desde la primera lectura me quedé absolutamente enganchado con la historia de este personaje. Me enganchó emocionalmente desde el minuto uno", confiesa este intérprete versado en gran variedad de géneros dramáticos, que confiesa que le gustan los retos.

Carlos Hipólito ha combinado su dilatada carrera teatral con la televisión y el cine. En la gran pantalla ha trabajado a las órdenes de grandes nombres como Pilar Miró o Carlos Saura, pero su carrera ha estado unida fundamentalmente a la de José Luis Garci.

¿Por qué hay que ir a ver 'Oceanía' al Arriaga?

— Porque van a pasar una tarde de teatro estupenda, es un relato que les va a atrapar desde el principio. Hay momentos muy divertidos, pero también hay otros en los que se producen unos silencios sobrecogedores, muy emocionantes para el público y para mí. Hay un silencio cómplice. Van a asistir a una historia que les va a recordar muchas cosas que han vivido o que les han contado, que les van a hacer pensar en sus relaciones con su familia.

Ha confesado que incluso usted se emociona sobre el escenario

— Es una mezcla de emociones enorme para mí, por un lado, me recuerda la pérdi?da de mi amigo que la escribió y se murió sin poder verla estrenada. Pero, por otro lado, me llena de alegría y orgullo que una persona tan importante en el teatro con tanto criterio como fue Gerardo Vera, un gran dramaturgo, escenógrafo y director teatral, me eligiera a mí con esa rotundidad que lo hizo, porque lo tuvo clarísimo desde el principio, para representarla. Me hizo un regalo enorme.

¿Vamos a conocer al Gerardo Vera más íntimo a través de estas memorias?

— Oceanía es un relato autobiográfico pero no de su etapa profesional, ni de sus éxitos, sino de su infancia, su adolescencia y su primera juventud. Y cuando el personaje cumple 30 años, se acaba la historia. De todas maneras, quiero decir una cosa que es importante. No hace falta para nada saber quién era Gerardo Vera para que Oceanía sea un relato apasionante. El personaje se podría llamar Juan Martínez y serviría igual para conformar un relato muy emocionante. Gerardo consiguió hacer un relato muy universal en el sentido de que es una historia que nos atañe a todos.

¿Y qué es 'Oceanía'?

—Es la historia de un niño peculiar, que nace en un entorno que no es probablemente el más adecuado para él, en el seno de una familia acomodada en un pueblo de Castilla. Su padre es jefe de Falange en los años 50, en esa España gris, oscura, triste, bajo el franquismo más duro, coleando la postguerra. Gerardo nació en una familia que aparentemente lo tenía todo para darle felicidad, y sin embargo, era un niño distinto, que sentía cosas diferentes a otros niños y que tenía que ir encontrando su lugar en el mundo. Asistimos a su despertar, al despertar de su sexualidad, de su motivación política... a un montón de cosas que se van desgranando en el relato a través de la relación con su familia y. especialmente, con su padre.

¿Por qué termina la autobiografía al cumplir los 30 años?

— Es cuando murió su padre. Es una relación hermosísima, que va desde la admiración absoluta cuando él es un niño, al odio más brutal cuando es un adolescente, por una serie de cosas que el padre hace y afectan a la familia; a finalmente hasta el perdón y el acercamiento a través del amor. Es una historia muy conmovedora.

Tuvo que ser duro para Gerardo Vera escribirla...

— Pero también liberador; creo que escribió Oceanía porque sintió la necesidad de ponerse al día con su familia, con el niño que fue, materializar en un relato una serie de cosas para saldar cuentas con el pasado. Está contado con mucha sinceridad, consiguió tanto él como José Luis Collado, que es el director de la obra, darle un toque que hace que sea también un repaso por la historia reciente de España, por lo que pasaba en los pueblos en la postguerra, esas rencillas entre familias, esas poturas políticas tan encontradas, que por otro lado, son ahora absolutamente vigentes.

¿Cómo lleva tu primer monólogo en un escenario donde todo el foco está en usted?

— Es diferente a todos los demás trabajos, porque aquí mi interlocutor es el público. Me gustan los retos porque son los que nos mantienen despiertos a los artistas, no quedarte ahí en una zona conocida. Me está regalando la posibilidad de sentirme más joven, más despierto, fascinado con esta nueva experiencia. Por ejemplo, ahora soy el dueño de mis silencios y de los tiempos. En realidad, Oceanía está muy dirigido al público, miro a los ojos de la gente desde el primer momento. y en ese sentido, estoy muy acompañado. Afortunadamente, tengo a muchos espectadores mirando. Al final, el teatro, en el género y estilo que sea, se reduce a contar algo a quien lo ve, con música, sin música... Yo he intentado siempre poder bailar, cantar, interpretar estilos diferentes...

Se ha convertido en un habitual en el teatro en Bilbao.

— A lo largo de los últimos años, he estado en Bilbao muchísimas veces, de hecho una de las cosas que más alegría me da es que tengo cuatro o cinco premios de Bilbao, que me hacen mucha ilusión. Incluso varias obras las hemos estrenado en el Arriaga a nivel nacional, como El Crédito, La mentira... que luego tuvieron un largo recorrido. Así que volver al Arriaga o a Euskalduna siempre es fantástico.

La última vez que vino fue en agosto y compartió escenario con su mujer, Mapi Sagaseta, en la obra 'Rita'. ¿Cómo es trabajar con su pareja?

— Fenomenalmente bien. Nos compenetramos mucho en el escenario, tenemos una manera de trabajar parecida. Nos podíamos llevar muy bien como pareja pero no entendernos trabajando. Pero en nuestro caso es un entendimiento grandísimo, y la verdad es un placer. Cuando vas siendo mayor y tienes una familia y las giras te obligan a pasar temporadas fuera de casa ya te va costando más. Si te puedes llevar a la familia es fantástico. ¡Qué más se puede pedir! Para mí, mi familia y el teatro son las dos cosas más importantes que hay en mi vida. Y si las puedo unir...

También su hija, Elisa, sigue sus pasos...

—Mi hija es ahora una de las protagonistas del musical Grease, en Madrid. Hay hijos de actores que a lo mejor salen disparados en otra dirección, pero en el caso de nuestra hija está feliz con su trabajo y además tiene mucho talento, que es lo importante. A ver si en el futuro encontramos una obra para los tres. Espero que tenga suerte y le vaya todo muy bien.