Todos tenemos derecho a acceder al arte y a la cultura. Incluso está estipulado en los tratados internacionales de derechos humanos. Pero la realidad es que algunas personas no lo tienen tan fácil. Uno de esos colectivos es el de los invidentes, que no pueden percibir las obras de arte a través de la vista.

El Museo Guggenheim, en colaboración con la Museo GuggenheimONCE lleva tiempo trabajando para facilitar a las personas ciegas el acceso a sus contenidos, servicios y actividades. Entre otras iniciativas se han diseñado visitas de tacto adaptadas y se han elaborado materiales en braille. Además, se están construyendo maquetas sobre obras emblemáticas de la colección y sobre el edificio, que se exponen en el Espacio Educativo del edificio de Frank Gehry.

Hasta este momento, se podían ver- y, sobre todo, tocar- cuatro maquetas: la de Puppy de Jeff Koons, Mamá de Louise BourgeoisMamá, el edificio del museo y El árbol y el ojo, de Anish Kapoor. Y a partir de hoy, se ha incorporado la de la escultura Tulipanes. "Yo visité el museo cuando tenía visión, pero, por ejemplo, esta obra no la conocía. ¿Dónde me habéis dicho que está, al lado del lago? ¿Y de qué colores son las bolas? ¿Verdes, moradas, azules y rosas?", pregunta Mari Carmen García Azumendi, afiliada a la ONCE, y una gran aficionada al arte.

Confiesa que para ella es un regalo poder percibir el arte a través de sus manos. "Recuerdo cómo era el edificio y las obras que estaban hace años en el museo. Yo venía mucho, me gusta pintar. Ahora, poder tocar las maquetas de la araña de Bourgeois, el Puppy... es un gran regalo. Obviamente, cuando vas a un museo no puedes tocar las obras, pero de esta manera, percibo todos los detalles: cómo las bolas de los tulipanes miran cada una a un lado, los pétalos...", asegura.

La vida de Rafael Ledesma dio un vuelco cuando, a los 18 años, el oculista le dijo que tenía retinosis pigmentaria y se iba a a quedar ciego. Pero no se rindió. A sus 55 años, es el presidente del Consejo territorial de la ONCE en Euskadi y ayuda al resto de los afiliados y afiliadas a superar las barreras para seguir con sus vidas normalmente. Como con este tipo de iniciativas, que facilitan el acceso táctil al arte a los visitantes invidentes en el Guggenheim.

Mientras toca la maqueta del edificio de Frank Gehry, destaca la importancia de este tipo de iniciativas. "En mi caso, tengo un 5% de visión y solo veo volúmenes, masas... Esta maqueta me ayuda a percibir los detalles de las texturas, las láminas de titanio, el cristal... que de otra manera nunca me hubiera percatado. Mi favorita, no obstante, es la de Puppy. Me habían comentado que la obra está revestida de flores, pero hasta que no he tocado la maqueta no lo he captado en toda su plenitud", explica.

ACCESIBILIDAD A LAS OBRAS

A su lado, Juan Carlos Andueza, delegado de la ONCE en Euskadi, asegura que "es un privilegio contar con un museo volcado en facilitar la accesibilidad a sus obras. Los dos últimos años, la pandemia nos ha puesto más difícil el acceso; el covid nos dejó fuera de poder tocar cosas, tuvimos problemas con el braille en los espacios públicos. Hemos aprendido mucho sobre este virus y sobre el uso de geles que nos han permitido volver al contacto y al braille y volver a tocar maquetas en elementos urbanos".

Según ha explicado el subdirector de Mantenimiento e Instalaciones del museo, Rogelio Díez, para ser fiel a lo que el artista quiere transmitir con la escultura, la maqueta de Los tulipanes, acero inoxidable pulido. "En primer lugar, se elaboró un gemelo digital mediante un escáner 3D complementado con técnicas de fotogrametría. Una vez obtenido el modelo digital, la impresora 3D lo reprodujo directamente en acero inoxidable utilizando como materia prima polvo metálico".

Todas las demás maquetas están realizadas artesanalmente y la más laboriosa ha sido la del edificio del Guggenheim, realizada a escala 2:50.

La colección de esta singular exposición de maquetas hechas para tocar crecerá próximamente.