Luis María Uriarte, el arquitecto vasco que firma junto con Norman Foster el proyecto ganador de la ampliación y reforma del Museo de Bellas Artes, visita el museo bilbaino de la mano de DEIA unos días antes de que comiencen los trabajos de acondicionamiento que permitirán mantener el museo abierto durante la ampliación. El edificio antiguo de la pinacoteca ha cerrado sus puertas y estos días se están ya descolgando los cuadros para acondicionarlo para su apertura parcial, que incluirán trabajos de saneamiento de las cubiertas, un punto de atención al público provisional y aseos y mejoras en materia de adaptación para facilitar la accesibilidad de personas con discapacidad.Uriarte está viviendo una de sus mejores épocas profesionales. El estudio LM Uriarte Arkitektura, con su proyecto Centro de Artes Escénicas Muxikebarri + Isasi Musika eskola, acaba de ser distinguido en la 11ª edición del prestigioso premio internacional Space Design Award Idea-Tops 2020-2021 celebrado en Shenzhen, China. Y, a la vez, se enfrenta a esta nueva reforma del museo bilbaino junto a sir Norman Foster, el genial arquitecto británico que diseñó también el metro de la capital vizcaina, un proyecto estratégico, tanto desde un punto de vista cultural como desde la perspectiva de la formación urbana y la modernización de la ciudad.

“Un proyecto tiene que emocionar, pones el empeño y la intención para que quien lo viva, lo haga con la misma intensidad que tú has puesto al crearlo”, asegura Uriarte. Eso es lo que su estudio y el de Norman Foster, uno de los arquitectos más influyentes del mundo en la actualidad, están intentando hacer con la ampliación y reforma del Bellas Artes.

Una ampliación que está pensada para dar respuesta no solo a las necesidades del museo en los próximos años, sino para adecuar la pinacoteca a las próximas décadas. “Se dice siempre que el tiempo es material de construcción; los proyectos se abordan con otras perspectivas, otros objetivos y otra sensibilidad más acorde con el tiempo que viene. Cada uno requiere no solo una percepción de la realidad del momento, sino también un avance de lo que puede suceder; tiene que tener cierta proyección para que su alcance sea útil por mucho tiempo”, explica el arquitecto vasco.

Uriarte conocía el Bellas Artes a la perfección. Fue el encargado de realizar una intervención en el museo en 2001, tras ganar un concurso convocado en 1997. “En mi intimidad, en un ataque de chiquillo maleducado, pensé que era una oportunidad única poder continuar con esta ampliación y reforma. Pero, honestamente, que sucediera esto de nuevo lo creía imposible. Hasta el punto de que tuve una época depresiva pensando que no lo iba a lograr”, añade.

Desde aquel concurso de hace 21 años en el que Norman Foster formaba parte del jurado, Uriarte no había vuelto a coincidir con el arquitecto británico. “Desde entonces, no he tenido ninguna relación; fue el primer equipo que se acercó a mí para ofrecerme trabajar juntos en este trabajo de ampliación. Inmediatamente, dije que sí”,

trabajar con foster

¿Cómo es trabajar con Norman Foster? “Extremadamente intenso, hay debates de todo signo, que es el camino de cualquier proyecto. Desde luego, la figura de Miguel Zugaza también ha formado parte en este debate compartido. El resultado de todo este debate ha supuesto un proyecto más fuerte, más decidido, más sintético. Todo ha ido caminando sobre un curso previsible sobre esa idea poderosa, ha constituido una experiencia muy rica de vivir”.

Denominado Agravitas, la principal peculiaridad de la propuesta realizada por Norman Foster, firmada también por Luis María Uriarte es una plataforma “ingrávida” que coronará la parte superior del Museo, como si se tratase de un sombrero superpuesto a los edificios actuales. “La apuesta era clara: la ampliación del Bellas Artes tenía que ser hacia arriba, que cabalgara, sin tocar, las edificaciones preexistentes”, explica Uriarte.

Norman Foster lo dejó bien claro durante su comparencia en Bilbao cuando presentó el proyecto: “Las obras de arte se concibieron con luz natural, ¿las quieres enterrar bajo tierra? Sin luz, sin sombras, sin incluir la naturaleza .¡Se puede construir bajo tierra, la respuesta sería que sí. ¿Pero, por qué?”, matizó Foster.

La plataforma de dos plantas estará colocada encima de la plaza Arriaga y del brazo secundario del edificio original, sin tocarlo. Un elemento que, concordemente con el lema del proyecto, parece flotar en el aire gracias al diseño de la estructura que lo sostiene.

Al proyecto inicial, y fruto de ese debate intenso, se han ido anunciando nuevos espacios. En diciembre de 2019, Foster informaba que se habían añadido 3.000 metros cuadrados, 2.000 mas que el plan inicial, al diseñar una segunda galería en la plataforma donde antes sólo estaba prevista una, lo que hacía innecesario trasladar servicios del museo a un edificio externo.

En la inclusión de esta segunda planta en la plataforma elevada con la que ganó el concurso, se incluirán los servicios del programa educativo del museo y las oficinas de administración, permitiendo liberar 1.000 metros cuadrados en la planta subterránea del edificio actual, donde actualmente se encuentran las oficinas administrativas de la pinacoteca.

Y en junio de este año, se anunciaba también la creación del nuevo espacio museográfico BBK Museoa, que contará con una sala de exposiciones de 1.500 metros cuadrados que se abrirá a una terraza al aire libre de 700 metros cuadrados adicionales para exponer esculturas.

“Se ha ganado una parcela de terreno arriba, con su base hueca, donde están los servicios de administración, educación... y arriba se ha dejado una plataforma para una especie de templo o pabellón. Deja una franja de una magnífica terraza, que es la parcela de asiento de esa nave, que permite hacer una exposición combinada entre elementos exteriores e interiores”, explica con satisfacción Uriarte.

La nueva galería recibirá la luz natural a través de fachadas acristaladas y un óculo practicado en el nivel superior. Una luz natural que se proyectará también sobre la escultura dedicada al compositor bilbaino Juan Crisóstomo de Arriaga, que mirará hacia el óculo. También cambiará de lugar la escultura de Eduardo Chillida, actualmente en el jardín exterior del museo, que pasará a colgar del techo de la nueva galería.

El óculo central permitirá ver los diferentes pisos, en torno a la escultura actual. “Y desde el parque, parecerá que casi flota la cuarta planta desde encima del edificio histórico”. “El perfil que ofrecerá será muy interesante porque la plataforma de base, desde cierta distancia, queda oculta por los árboles del parque; parece flotar y estar en la cumbre, como si fuera una pequeña acrópolis en la que parece estar un santuario del arte”, describe Uriarte.

Además, se mantiene la recuperación de la entrada histórica del museo como nuevo acceso a la pinacoteca por la actual Plaza Euskadi y la escalera histórica del edificio original, de 1945, pero permitirá poder mirar hacia el patio. Bajo ella se abrirá un hueco para que los visitantes puedan acceder a la nueva galería diáfana.

vidrio de color hielo

En cuanto al recubrimiento del edificio, se han barajado varios materiales. Se buscaba un tono muy ligero, que funcionara con la luz exterior del entorno natural. Para potenciar esta visión ingrávida, se ha elegido un vidrio de color hielo “que se llevará también a la nave principal, en todo el revestimiento de sus fachadas”.

El inicio de las obras se ha fijado en noviembre. El resto de plazos anunciados se mantiene, según han anunciado desde el museo, incluida la finalización del proyecto, prevista para finales de 2023, y el presupuesto total, que rondará los 23 millones de euros.

Se mantendrá el modelo de financiación previsto en el Plan estratégico del museo, que consistirá en la formalización de un préstamo a largo plazo suscrito por la Fundación, que será amortizado por las aportaciones de las tres instituciones fundadoras del museo: Ayuntamiento de Bilbao, Diputación y Gobierno vasco.

En cuanto a la críticas surgidas de un grupo de ciudadanos en torno al proyecto, Luis Mari Uriarte es categórico: “Siempre surge debate en las obras públicas; cuando llegaron las críticas les dije al equipo que hay que trabajar con esto, incorporar lo mejor y defender lo que nos parezca adecuado, defender la no incorporación en el proyecto. Pero, a veces, te extraña que haya tanta intranquilidad porque los equipos cada vez son más poderosos, hay cantidad de gente, un gran número de profesionales coordinados. Son una máquina de efectividad garantizada”.

Obras

El inicio de las obras se ha fijado en noviembre. Estos días se están descolgando ya los cuadros del edificio antiguo, para comenzar el acondicionamiento en noviembre que permitirá mantener el museo abierto durante las obras de ampliación. El resto de plazos anunciados se mantiene, según han anunciado desde el museo, incluida la finalización del proyecto, prevista para finales de 2023, y el presupuesto total, que rondará los 23 millones de euros. Tras el acondicionamiento, el desarrollo de las obras permitirá seguir con la actividad expositiva en una veintena de salas del edificio antiguo.

La plataforma ingrávida que coronará la parte superior del Museo, como si se tratase de un sombrero superpuesto a los edificios actuales.

“La apuesta era clara: la ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao tenía que ser hacia arriba”

“El perfil que ofrecerá será muy interesante porque la plataforma de base parecerá flotar”

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