Antígona,

Hay que remontarse a 2016 para entender de dónde surgió el ímpetu de Gaitán para recrear la tragedia de Sofocles. La desaparición forzada de 43 estudiantes por parte -presumiblemente- del gobierno mexicano en Ayotzinapa fue un suceso que convulsionó a la sociedad. Muchas familias se echaron a la calle para reivindicar la búsqueda de los cuerpos de sus seres queridos para poder enterrarlos dignamente. "Ese desastre social estaba en el horizonte inmediato y era un referente inevitable frente al hecho de ser una obra en la que alguien busca dar sepultura al cadáver de un familiar", relata desde México, al otro lado del teléfono, el dramaturgo mexicano, quien, sin embargo, también tomó algunos riegos con su elección, ya que la obra podía catalogarse como oportunista por estar relacionada con una tragedia de tal calibre.

"Y lo que sucedió entonces, que fue de hecho el resorte más puntual para llegar a la versión que llegué, fue que de pronto la conversación se tornaba un poco maniquea, solo de blancos y negros, de héros o villanos", indica Gaitán, quien considera que en la relación con los mitos, como el de Antígona, a menudo ocurre lo mismo. "Tendemos a ver buenos y malos casi únicamente. Pero lo que la obra busca, desde su versión original, es hacer una tesis en favor de la complejidad de carácter, de ver los fenómenos a partir de la tonalidad de grises, favorecer discusiones que rompan la superficie para llegar a texturas más complicadas, paradójicas y emocionantes, cercanas a la realidad", indica el director mexicano.

Su visión contemporánea de Antígona fue un éxito en su país. "Tuvo una vida muy fértil, con muchas funciones en Ciudad de México y giras por varios países", especifica. Desde esa primera temporada, entabló amistad con Domingo Cruz, responsable de El Desván Producciones, quien posteriormente le planteó la posibilidad de cruzar el Atlántico con la obra. En el camino hicieron otra obra juntos: Edipo rey, una precuela de Antígona creada con la misma narrativa. Finalmente consiguieron estrenar la producción en España. "Tuvimos un golpe de suerte y casi milagrosamente fue en el Festival de Teatro Clásico de Mérida en julio de 2020, en el ojo del huracán de la pandemia", rememora Gaitán.

Para la versión a este lado del charco, se mantuvo el texto, pero no en su totalidad. "Además de un filtro de contemporaneidad, se hicieron adecuaciones de los coloquialismos mexicanos", concreta David Gaitán. Al elenco totalmente nuevo, compuesto por un equipo "armónico, lúcido, cooperativo y divertido", se le sumó una producción nueva con su consiguiente música, escenografía, vestuario e iluminación. "La obra está totalmente salpicada de gestos lúdicos. Fernando Cayo, que interpreta a Creonte, el tío de Antígona a la que da vida Irene Arcos, es una bestia sobre el escenario y tiene un sentido del humor fascinante que pone a favor de la obra todo el tiempo", explica. Asimismo, considera importante la comunicación que tiene la obra con el presente, "con una sociedad en estado de emergencia debido a la pandemia". Aunque esta adaptación de Antígona no habla de la crisis sanitaria, considera que todos los contenidos ficcionales pasan a día de hoy por ese ángulo.

A juicio del dramaturgo responsable de la obra, la acogida en España fue "fascinante". Tras su estreno, se representó durante varios meses en Naves del Español de Matadero, en Madrid, donde David Gaitán residió temporalmente para supervisar la obra. "En un momento en el que el teatro y la cultura se estaban pudiendo desarrollar con un 80% del aforo se agotaron prácticamente todas las entradas y nos extendieron la temporada en el Teatro Español. Parece casi un cuento de hadas el camino que ha tenido Antígona", añade.

La diferencia la percibe más si cabe al compararla con la situación del sector teatral en México. "Es un momento absolutamente complicado, y complicado es un eufemismo. El teatro está en plenos estertores de muerte. Nadie duda de que resurgirá, pero la situación ha sido brutal con el cierre de espacios", asevera David Gaitán, quien indica que los teatros públicos, poco a poco, están comenzando a abrir con un aforo muy reducido en tanto que no dependen tanto de la taquilla, como los privados. "A ello se le suma que la postura de la presidencia es la de ver como poco importante la cultura. La situación de desamparo es absoluta", indica. Ello no le ha restado ganas para hacer una versión de Edipo en colono y completar la trilogía para continuar con la investigación de relacionar mitos de cientos de años de antigüedad con un presente atravesado por la tecnología, las redes y la desinformación.

"La obra busca, desde su versión original, ver los fenómenos a partir de la tonalidad de grises"

Dramaturgo y director de 'Antígona'