“A mi bisabuela Manuela la metieron en la cárcel de 1938 a 1941, un año en Castellón, y otros dos en Santander, a seiscientos kilómetros de su casa. Tuvo que dejar solas a sus tres hijas. Todo por el solo hecho de declararse republicana”. A Bea Insa, una actriz con una larga trayectoria profesional, que la ha llevado de Valencia a Euskadi, nunca se le olvidó aquel drama familiar, que vivieron también tantas y tantas mujeres durante la Guerra civil y la posguerra simplemente por no comulgar con el régimen franquista.

Durante muchos años, le rondó la idea de contarlo y visibilizarlo como ella sabe hacerlo, encima de un escenario. Contado por ellas (Republicanas y Antifranquistas) se estrenó en la Fundición en 2020 y desde entonces, ha recorrido numerosos teatros en el Estado. Estos días, las historias de su bisabuela, la de una mujer de Valencia, dos de Bizkaia y la de una niña de Bielorrusia han cruzado el charco y se están representando en Bogotá. La compañía vasca La Pacheca Collective, cofundada por Insa, ha llevado la memoria histórica de Euskadi y Valencia al Festival de Mujeres en Escena por la Paz, que este año celebra su 30ª edición y a varios teatros colombianos, que acaban de abrir hace apenas un mes tras permanecer cerrados por la pandemia.

“La obra es un ejercicio de memoria, un homenaje, una denuncia para generar empatía y contar vivencias de este negro periodo de España desde la perspectiva femenina, protagonizadas por mujeres que no son grandes políticas o escritoras, sino que son mujeres normales pero tuvieron un gran protagonismo; al final, son grandes heroínas porque salieron adelante con sus familias a pesar de las circunstancias”, explica Bea Insa.

Un protagonismo silenciado por la Historia. Porque si la España vencida quedó relegada a las cunetas del silencio, la versión femenina de la Historia sufrió un doble abandono. Maestras, políticas, escritoras, enfermeras... Desde Maruja Mallo a Dolores Ibárruri y Neus Català y otras muchas “mujeres sencillas” sufrieron cientos de noches de condena contabilizadas tras los muros de las cárceles, refugiadas en los campos de concentración o terribles bombardeos protegiendo a sus hijos.

La Historia no se puede olvidar jamás y mucho menos silenciar la de una parte de sus protagonistas. “He querido dar voz, hacer un homenaje a las mujeres que sufrieron la Guerra Civil, la posguerra y el franquismo. A partir de entrevistas y documentación recogida, el espectáculo nos habla de la vida en los refugios durante los bombardeos, de la desaparición de los niños de las presas en cárceles de mujeres como el Chalet Orue (Santutxu) o Saturraran (Mutriku), de la caída de Bilbao tras la batalla de Santo Domingo, de la mujer trabajadora de la posguerra, de la represión del euskera, del racionamiento, las represalias, las fosas comunes, el exilio...”, explica Bea Insa.

La actriz da vida a Begoña, Carme, Manuela, Miren, a las que la Guerra Civil, la posguerra y el franquismo marcó de diferente manera. La quinta vivencia es la de una niña bielorrusa llamada Tamara. Las escenas se mezclan entre la actuación de la actriz, ella sola en escena, música, canciones en euskera y en valenciano y una sucesión de imágenes de vídeo y sonidos que hacen referencia a distintos episodios de la vida de estas mujeres.

“Begoña tuvo una infancia normal, comía bien, en su familia no fue nadie a la cárcel, pero su suegro tuvo una condena de muerte, se salvó pero nunca pudo volver a ejercer. Miren, de Sestao, me habla de su exilio, de Bilbao a Santander, de allí a Catalunya, a Francia, donde se marchó cuando entraron las tropas nacionales. Allí, como a tantos exiliados, le pilló la Segunda Guerra mundial. A su vuelta a Sestao, fue denunciada y tenía que personarse ante la Guardia Civil todos los días, eso le provocó que no pudiera encontrar trabajo. Durante las entrevistas, me contó todos sus problemas en el exilio y el hambre que pasó a la vuelta”. Carme le relató la vida en los refugios cuando había bombardeos, sus sensaciones, cómo de niña se guiaba por los sonidos de las calles para saber que llegaban las bombas, los perros ladrando, los silbidos de los aviones, las personas corriendo cuando llegaban las explosiones... “Carme nos contó también la historia de su tío, al que fusilaron. Su padre murió de pena, no pudo soportarlo. Su madre se tuvo que hacer cargo de los hijos. Mientras los niños estaban en el colegio, iba al cementerio a llorar y luego, en casa, la vida era muy tranquila, no quería traspasar este dolor emocional a sus hijos”, relata Insa.

La obra amplía el escenario y viaja a Bielorrusia para contar la vida de una niña, Tamara, que sufrió la Segunda Guerra Mundial. “La conclusión es que las guerras son iguales en todos los sitios, igual de dolorosas”, en su opinión. Contado por ellas acaba con una canción del chelista catalán Pau Casals, Cant dels ocells interpretada al violín por la propia actriz. Casals también tuvo que huir de la guerra al exilio y desde allí la cantaba. Desde entonces se ha quedado como un himno a la paz.

La compañía va a poner en marcha un nuevo proyecto, que contará con una subvención del departamento de Cultura del Gobierno vasco: contar las historias de mujeres en la Transición, desde la muerte de Franco hasta el golpe de Estado. “Hablar del pasado para reflejar lo que está sucediendo en la actualidad”, según Bea Insa.

“He querido dar voz a las mujeres que sufrieron la Guerra Civil, la posguerra y el franquismo”

“Tenemos un proyecto para contar historias de mujeres en la Transición; hablar del pasado para entender el presente”

Actriz y cofundadora de la compañía