- Aunque ha colaborado con iconos urbanos como Maluma o Becky G, Carlos Rivera (México, 1986) se define como un cantautor que le canta al amor, en la estela de grandes intérpretes como Camilo Sesto, José Luis Perales, José José o El Puma. Él, que dio sus primeros pasos en el mundo del musical con El rey león antes de convertirse en una estrella latinoamericana y grabar en los estudios Abbey Road junto a la Orquesta Sinfónica de Londres, es el encargado de inaugurar el Bilbao Musik Fest hoy domingo en el Bilbao Arena de Miribilla, festival que cuenta con el patrocinio de Grupo Noticias. El mexicano anuncia un gran espectáculo en el que se apoyará en una docena de músicos, bailarines y coristas porque “la gente necesita el mejor espectáculo en el peor momento”, asegura en esta entrevista.

Habrá advertido que la gente está con ganas de conciertos...

—Están siendo encuentros increíbles debido a las ganas que teníamos de este lado del escenario, de músicos a bailarines y técnicos, y del otro, el del público. Vienen deseosos de salir a divertirse y olvidarse un poco de todo lo que estamos viviendo. No hay que olvidar que la música siempre ha sido un refugio ante lo que vivimos. Afortunadamente, estamos volviendo al periodo anterior a la pandemia, aunque sea con muchas medidas y restricciones.

¿Cómo reacciona el público, ya que no puede saltar y bailar?

—(Risas). Vemos que quiere aplaudir, saltar y bailar, pero está siendo muy respetuosa con las medidas. Solo al final de los conciertos acaba siendo imposible cumplirlas todas. Yo creo que estar sentado es una medida algo absurda, no creo que se pueda contagiar más la gente si está de pie bien separada y con mascarilla. Pero bueno, hay que respetar esas decisiones.

¿Qué tipo de concierto está ofreciendo?

—Es como la recta final del Guerra Tour, en la que presento mi disco Crónicas de una guerra y que tenía previsto terminar el verano pasado, pero no pudo hacerse. La hemos alargado y pasaremos por Bilbao. Está algo modificada debido al último disco que he lanzado, que se titula Leyendas.

En él canta clásicos con sus autores e intérpretes que son auténticas leyendas de aquí y allí como Roberto Carlos, Raphael, Perales, Manzanero, José José, Aute, Camilo Sesto, Gloria Estefan o José Luis Rodríguez ‘El Puma’.

—Sí, son duetos algunos de los cantantes más importantes de la música iberoamericana. Me hacía ilusión agarrar algunas de sus canciones y cantárselas a la gente.

A pesar de la crudeza estos tiempos, estará bien arropado en el escenario.

—Sí, voy nada menos que con ocho músicos y cuatro bailarines y cantantes. A mí, lo de ir con un piano y voz... pues no. En los peores momentos es cuando mejores cosas hay que ofrecer. Soy un amante de mi público, por eso le ofrezco lo mejor que he podido en las condiciones actuales. El mejor espectáculo para un público que está haciendo un esfuerzo importante por comprar una entrada. Habrá algo del disco Leyendas, pero el repertorio es mi propia música en un 95%. Es lógico porque el disco compartido es de duetos y no lo grabé para girar.

Ahora que habla del formato espectacular de sus conciertos, me he acordado de la canción que comparte con Gloria Estefan, ‘Amo mi locura’. ¿Es necesario un punto de locura como músico e, incluso, persona, en el momento actual?

—Completamente. Ir en contra de lo que opina la mayoría ha sido siempre mi filosofía de vida. Eso ha hecho que el público pusiera atención en mi música. Recuerdo cuando llegué a los escenarios españoles para interpretar a Simba en El rey león, en Madrid, hace ya 10 años. Había una crisis terrible aquí y la prensa solía preguntar a la productora cómo era posible atreverse con el musical más caro de la historia de España en ese momento. Ella defendía que eran una empresa de entretenimiento y había que ofrecer el mejor espectáculo en el peor momento porque era cuando la gente más lo necesitaba. Y el musical duró 10 años; y volverá tras la pandemia otros muchos más.

Usted defenderá lo mismo, imagino.

—Exacto, aunque cada cual hará lo que pueda, ya que tiene un gran valor subirse a un escenario y salir de gira en este momento. Personalmente, yo traigo un gran espectáculo aunque el público no se pueda levantar. Quiero que se desquite en esas dos horas de concierto.

¿Siempre tuvo claro que la música era lo suyo? Creo que su madre tuvo mucho que ver en su pasión.

—Lo de mi madre... no te creas, fue un hueso duro de roer (risas). No me lo prohibió y, además, fue la primera que me puso música. Crecí escuchando a todos estos artistas a los que he homenajeado y citabas antes. De ahí me vino el deseo de cantar. Ella, al darse cuenta de que era inevitable y lo iba a intentar con todas mis fuerzas, se rindió. Y al ver cómo fui creciendo en popularidad se convirtió en mi fan número uno.

Pero no le fue fácil salir adelante, trabajó mucho para llegar al momento actual. Hizo musicales, se presentó a concursos, trabajó en televisión...

—Fueron trabajos circunstanciales, ya que tenía claro que mi objetivo era lanzarme como cantante. Por eso fui al programa de televisión mexicano La Academia, que era la competencia de Operación Triunfo. Era muy exitoso, obtuve más del 80% de las votaciones a mi favor y, al contrario de lo que todo el mundo pensó, no pude lanzarme como solista. Me costó y tuve que probar otros caminos a los que estoy muy agradecido, como el teatro. Fue una gran profesión, la que trajo a Madrid. Eso sí, todo estuvo ligado a la música, siempre pensaba en sacar mi disco mientras aprendía en los escenarios. No hay que olvidar que salí de La Academia con 18 años y venía de un pueblo pequeño donde no había posibilidades de formarse artísticamente; apenas estudiar música y solfeo, no tocar instrumentos o cantar.

Es el ejemplo perfecto de autodidacta que lucha por formarse.

—Exacto, el teatro fue una gran oportunidad para estudiar y formarme como artista integral. Hablamos de musicales, donde el espectáculo es muy importante; esa creencia sigue viva en mí. Una guitarra o un piano pueden acompañar perfectamente en solitario a una voz, de hecho lo hago en los conciertos, pero si te puedes rodear de otros artistas y de gente multitalentosa que canta, baila y toca instrumentos, la propuesta mejora. Eso son mis conciertos. Llegué a través de un camino diferente y el mío fue el teatro, que me enriqueció mucho.

¿Se ve como un cantautor o como un cantante romántico?

—Soy cantautor, yo canto mis canciones. Y es algo que mucha gente no sabe, igual porque no toco instrumentos y así es más difícil crearte esa credibilidad. Mi paisano José Alfredo Jiménez creó también su obra sin tocar ningún instrumento, solo tarareaba para que el mariachi sacara los acordes. Así creó algunas de las mejores canciones de mi país.

Y del mundo.

—Tienes razón (risas). Creo mucho en el lenguaje de la música y si la gente me sigue es porque han encontrado algo en mis canciones que ellos utilizan para decir mejor las cosas. Eso es algo que se encuentra más en un cantautor que en un intérprete, que ofrece grandes canciones de otros compositores. Y los hay con grandes carreras, pero lo que realmente ha cambiado la mía es grabar mis propias canciones. ¿Por qué? Porque hay una verdad en lo que canto y me agarro a ello para comunicarme con mi público. No quiero que solo me escuchen, yo les cuento. He aprendido más a contar que a cantar, a tener algo que decir.

En los últimos tiempos tampoco le hace ascos a colaborar con gente ligada a la música más actual y urbana. Ha grabado con Maluma y Becky G. ¿Qué opina de estos nuevos sonidos?

—La música se puede acompañar de cualquier ritmo o estilo. A mí lo que me interesa es el contenido, las letras. En el caso de Becky G colaboré con ella en una canción absolutamente pop y romántica, y con Maluma en una ranchera. A pesar de donde proceden ambos, nada que ver con su música. Todo es válido si la letra no me saca de lo que soy. El resto, el sonido, da igual si es salsa, música mexicana, pop, flamenco...

Serían meros trajes o vestimentas ¿no?

—Eso es. Uno se viste para el verano y para el invierno; y para estar en casa o salir. A mí me gusta mucho la imagen, como se demuestra en lo que hecho, de teatro musical a telenovelas, doblaje, música para cine y programas de televisión, y también me gusta arriesgarme a hacer cosas nuevas, aunque sin perder mi propia línea. Y si la canción es pop y divertida, que no se vaya nunca hacia el otro lado, hacia lo que no es lo mío

¿Se refiere a que últimamente, sobre todo en los ritmos urbanos, gana lo explícito ante lo romántico?

—!Uff!, sí, sin duda (risas). Hemos pasado de lo sensual a lo sexual y a lo explícito. De cosas que sugieren a mostrar totalmente, y yo soy más de lo primero. A ver, hay a quien le sale muy bien lo otro, pero a mí no. Yo prefiero cantar letras con un poco más de poesía, no sé... Y de picardía, vale, pero no explícita. Cuando viene a promocionar el disco Leyendas le explicaba a los medios que en América y especialmente en México, que conozco mejor, casi no hay artistas que defiendan el amor en sus canciones. Acá hay muchos más, hay muchos más referentes jóvenes de la nueva ola romántica de autor, como Vanesa Martín, Pablo Alborán, Pablo López, Manuel Carrasco... La lista es gigantesca.

¿Se siente en minoría?

—En mi país, sí. Nos estamos quedando un poco solos ante el auge del sonido urban, pero sigo creyendo que la gente, si se cansa de escuchar las canciones de éxito, incluso al final de las fiestas, se pone romántica y después de unos cuantos gin-tonics lo que quiere escuchar es a Camilo, Perales, Raphael, José José... ¿Por qué? Porque le cantan al amor. Sí hay un lugar para la música romántica, pero hay poca oferta. A pesar de ello, ahí estoy yo.

“La música se puede acompañar de cualquier ritmo o estilo. A mí lo que realmente me interesa es el contenido, las letras”

“Participé en la Academia de ‘Operación Triunfo’ y también en el programa de la televisión mexicana ‘La Academia’; fue exitoso”