No es casualidad que fuera Wonder Woman la que abrió esa brecha con su película. Ella fue la primera superheroína moderna en la historia del cómic. En junio de 1938, dos jóvenes aficionados a la ciencia ficción creaban el primer superhéroe moderno, Superman. Hitler estaba a punto de llevar al mundo a la guerra, por lo que se necesitaban héroes para tranquilizar a las masas. Tras el éxito del personaje, un año después llegaba su versión detectivesca, Batman; y en 1941 la versión patriótica que llegó a pelear en los cómics incluso con el propio Hitler, el Capitán América.

En 1941, el psicólogo William Moulton Marston ideó Wonder Woman. Marston, profesor universitario, era una persona de ideas avanzadas respecto a la sociedad en la que vivía. De sus estudios sobre la personalidad humana Marston entendía que las mujeres eran más fuertes y resistentes psicológicamente y criticaba el lugar en el que se encontraban respecto a los hombres. Era necesario, por tanto, crear un modelo de mujer fuerte y heroico al nivel de los superhéroes que sirviese de guía a las mujeres. "Ni siquiera las mujeres quieren ser mujeres mientras nuestro arquetipo de feminidad carezca de fuerza, fortaleza y poder€ El remedio obvio es crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman más todo el encanto de una mujer bella y buena", diría Marston.

En 1941, la mujer comenzaba a incorporarse masivamente al mundo laboral en EE.UU, ya que el inicio de la guerra hizo que sustituyesen a sus maridos que partían al frente. Era el momento propicio para que una superheroína hablase de tú a tú a Batman o a Superman. En el número 8 de All Star Comics aparecía Wonder Woman por primera vez, ocupando solo 9 páginas. Lograría ser portada en 1942 y para junio de aquel año ya era cabecera de la serie. Por fin las mujeres tenían una superheroína en los cómics. Nacía la primera superheroína moderna.

A la hora de desarrollar el personaje, Marston no solo quiso crear un personaje de gran fortaleza, bondad y rectitud ética. La biografía ficticia del personaje ya era toda una declaración de intenciones. Wonder Woman en realidad era una princesa amazona, que vivía en una isla aislada fuera de la contaminación del mundo occidental y de su modelo patriarcal. Enclavándola en la mitología griega, Marston criticaba la conservadora sociedad de su época. Con él como guionista, Wonder Woman fue una serie rompedora para los tiempos en los que se publicaba, convirtiendo a Wonder Woman en un icono de poder frente a la sociedad machista norteamericana de entonces.

Pero todo comenzó a cambiar en 1947. Tras la muerte de Marston, el personaje fue perdiendo fuerza y potencialidad transgresora. Los años 50 fueron los años de la caza de brujas, caracterizando a la sociedad norteamericana por una reacción conservadora en todos los niveles. Wonder Woman fue despojada de su papel liberador y crítico con lo establecido, convirtiéndose en un personaje que reflejaba los valores conservadores de la época, llegando a ser caracterizada como la secretaria del grupo de superhéroes de la Liga de la Justicia. Pero aún quedaba lo peor.

En 1954 el psiquiatra Fredric Wertham publicaba La seducción del inocente, un libro que denunciaba el supuesto efecto pernicioso de los cómics entre los jóvenes. Wonder Woman fue uno de sus blancos principales, criticando el modelo de mujer que representaba, llegando a decir que su fuerza e independencia eran indicios de que era lesbiana, algo considerado en la época casi un delito. Aquello redujo más su potencial crítico frente al machismo de la época. A partir de entonces Wonder Woman se convirtió en el estereotipo de la mujer sumisa americana, llegando a perder todos sus poderes y abriendo una tienda de moda en las páginas de su colección.

Lo mismo ocurrió con Catwoman, la primera gran supervillana femenina. Surgida en 1940 en el primer número de la serie regular de Batman, Catwoman representaba a la femme fatale que trataba de seducir al superhéroe Batman para lograr sus propios fines. Basada en la actriz de turbulenta vida Heddy Lamarr, Catwoman también rompía los estereotipos de la mujer de su época, convirtiéndose en una poderosa supervillana que utilizaba sus artes de seducción para pelear por el poder y la riqueza con los otros hombres. También cayó bajó las acusaciones de Wertham, por lo que desapareció de los cómics durante 12 años.

A partir de los turbulentos años 60, con sus luchas juveniles y contestatarias en todo el mundo, el feminismo inició otra nueva ola de reivindicaciones. A partir de los 70, los cómics fueron desembarazándose de la autocensura que la obra de Wertham había originado en las editoriales para asegurar su supervivencia. El género superheroico resurgía de sus cenizas con un mayor contenido de protesta social. Y entre aquellos nuevos contenidos que se expresaban en los cómics, la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres empezaba a hacerse un hueco.

En 1972 Wonder Woman aparecía en la portada de la revista feminista MS con el título Wonder Woman para presidente. Parecía que las superheroínas comenzaban a lograr la atención que se merecían. Una nueva hornada de superheroínas y supervilllanas comenzaba a revolucionar el statu quo de los superhéroes. Chris Claremont y sus míticos X-Men mostraban superheroínas como Tormenta, Kitty Pride o Pícara, que comenzaban a poner en duda el liderazgo masculino en los grupos de superhéroes. Conan veía nacer su propia versión femenina, la guerrera Red Sonja; e incluso se intentaron experimentos como las Femizonas, una serie de relatos sobre una civilización futura dominada por mujeres que aparecieron en el efímero magazine Relatos Salvajes.

Los 80 continuaron la misma senda, con grandes personajes como Elektra y la Viuda Negra, que serían capaces de robar protagonismo al propio Daredevil en su colección. Sería 1995 el año en el que surgirían las Aves de presa, primer grupo compuesto únicamente por superheroínas en lograr una colección propia de éxito. Aquel hito abriría aún más el camino para nuevas colecciones protagonizados por mujeres, como la Promethea de Alan Moore o el resurgir de Catwoman en 2002 de la mano de Ed Brubaker, convirtiendo a la supervillana de Batman en una heroína que lucha por los derechos de las personas que viven en los márgenes de la sociedad.

Pero fue en 2017 cuando las superheroínas dieron el golpe en la mesa y se hicieron con la atención del público en todo el mundo. No fue en las páginas de un cómic, sino en las salas de cine. Gracias al éxito de la invasión de los superhéroes de Marvel en las salas de cine, Warner lanzó a Wonder Woman en solitario a la pantalla. Era el momento para que la primera superheroína ocupase el lugar que se merecía también en los cines. Y lo consiguió. El enorme éxito de taquilla y público y, sobre todo, su mensaje a favor del empoderamiento de las mujeres hicieron honor a los orígenes feministas del personaje. La primera superheroína que hizo frente a los superhéroes masculinos en los cómics abría ahora el camino en las salas de cine a una nueva generación de superheroínas. Marvel no tardó en imitar la jugada, preparando una superproducción con una superheroína como principal protagonista. Se eligió a la Capitana Marvel, personaje que fue creado en 1968 y que había perdido brillo durante varias décadas. El éxito de la cinta propició la vuelta triunfal del personaje a los cómics, pero sobre todo una nueva oleada de películas en las que las superheroínas y las supervillanas son las protagonistas: Harley Quinn, Aves de presa o, la próxima en estrenarse, La Viuda Negra, a las que se sumarán pronto films en preparación sobre Hulka y series televisivas como Batgirl, Supergirl o Wandavision.

El camino ha sido largo, pero parece que las superheroínas y supervillanas han logrado que se reconozca su importancia al mismo nivel que el de sus compañeros masculinos. Un largo recorrido que refleja la dura lucha de las mujeres las últimas décadas para lograr la igualdad y el reconocimiento de sus derechos, también en un medio artístico como el cómic. Los cómics son un reflejo de la sociedad de la que nacen y hacia la que se dirigen. Las superheroínas han tenido la pelea más difícil de toda la historia del cómic, ya que se han enfrentado a uno de los supervillanos más poderosos de la historia, el machismo. Un supervillano al que aún costará mucho derrotar por completo€