E las cuatro paredes del confinamiento salían infinidad de reflexiones, de esas cabezas encerradas volaban y volaban pensamientos, preocupaciones, lecciones... Pero no todo el mundo es capaz de ponerles poesía y música. Rimas y bajo. Aintza Uriarte y Oier Mux, sí. La actriz getxotarra creó la obra Rave. El delirio durante la cuarentena, fue enviando las letras a Oier y se fue gestando este trabajo; así, de manera virtual. Ahora se estrena en Zawp, con los artistas ya cara a cara y ante un público reducido en un espacio que el viernes reabrió sus puertas tras el cartel de Cerrado por covid.

“Es difícil de definir, pero lo que hacemos es unir poemas con la música. Eso, de primeras, te lleva a pensar en un cantautor o a una música de fondo sobre una voz, pero lo que hacemos es encajar textos por completo en la música, como si fuera un rap, pero que no tiene nada que ver con ello, porque la música no es hip-hop, es electrónica con bajo, guitarra acústica... Yo digo que somos un artefacto que activa el trance”, explica Uriarte. Y ese camino hipnótico se acciona con poesía, con el sonido del bajo, con el sentimiento a viva voz y las cuerdas en pleno directo. Y reflexionando. De eso va: de las ideas que acecharon la mente confinada de esta actriz. “El espectáculo empieza con la premisa de si no es para salir a otro sitio, me quedo en casa y plantea lo obedientes que somos y lo que nos alivia dar el poder de decisión a otros, también habla de la capacidad que tenemos de colaborar y de cambiar lo que no nos gusta. El espectáculo es positivo, se queja de cosas pero la lectura final es optimista y busca la unión para hacer la fuerza, que es algo muy viejo pero necesario”, comenta la intérprete. Este delirio de unos cincuenta minutos se podrá ver hoy en dos pases; a las 18.00 y a las 20.45 horas, y mañana, a las 13.00 horas. El aforo del público quedará reducido a unas cuarenta personas.

Crear sin salir

Será la primera vez que esta obra de cuarentena salga a la calle. Porque nació en casa de Uriarte, durante una ebullición artística que el coronavirus no fue capaz de infectar. “Estoy en una época muy creativa, porque ha habido grandes cambios en mi vida y estoy exageradamente creativa, un poco pesada, incluso. Pero en el confinamiento era todo muy raro. Físicamente, por ejemplo, era muy extraño. Yo siempre me he enfrentado muy desde el cuerpo a las cosas. Aunque escriba los textos y esté esa labor de mesa que podría hacerla igual, pero claro, cuando te pones a escribir siempre vuelves a casa de algún sitio y en esos momentos siempre estabas en casa. Era un círculo envenenado”, considera la actriz.

Con esas sensaciones, con ese ambiente más que enrarecido, fue dando vida a las letras de Rave. El delirio. “Yo colaboré con Oier en mi proyecto anterior, que era el espectáculo Última, donde curiosamente, me inventé una distopía futurista, porque no sé si soy futuróloga o gafe, pero era un rollo de que la tierra expulsaba a los humanos porque había un montón de virus que diezmaban a la población”, cuenta con gracia. “Tampoco teníamos mucha relación, pero le pedí a Oier una línea de bajo sola. Le metió un par de cosillas más y me mandó un tema precioso. A partir de ahí empezamos a colaborar, yo le mandé la letra encajada, a él le gustó… Y así creamos once temas. Todos sin vernos. Ha sido un proceso muy bonito pero muy extraño. Yo hago teatro y los músicos igual sí tienen más costumbre de pasarse cosas por Internet, pero nosotros, en el teatro nunca. Siempre ensayas ahí, en el sitio”, señala la intérprete que hoy estará ahí, en el escenario. Viendo a Oier. A su lado.

“La obra plantea, entre otras cosas, lo obedientes que somos y lo que nos alivia dar el poder de decisión a otros”, comenta Aintza Uriarte

El espectáculo, en el que interviene el músico Oier Mux, dura unos cincuenta minutos y se podrá ver hoy y mañana en la sala Zawp