"Abriremos con el mismo horario y los mismos días de la semana que antes", anuncia Nevado, propietario de la librería que en solo quince años se ha convertido en una referencia en la capital vizcaina. "Vamos a tomar medidas respecto al aforo, permitiendo un máximo de cuatro personas en el interior, y obligaremos a limpiarse las manos mediante un gel que ofrecemos nosotros. Recomendaremos el uso de mascarillas, pero sin que sea imprescindible", adelanta el librero, que también tiene intención de colocar mamparas. Sin embargo, no se aventura a concretar demasiado las medidas a adoptar, debido a que considera que las directrices cambian de un día a otro. "Ha faltado mucho detalle en esta crisis", considera.

De la misma opinión es Naia Hernández, una de las libreras de Sopa de Sapo, establecimiento dirigido al público infantil en la Plaza Indautxu que esta semana ha experimentado la primera toma de contacto con su clientela habitual mediante cita previa. "Todo ha sido incertidumbre: ¿Cuándo vamos a poder abrir? ¿En qué condiciones? Las dudas que tienes con respecto a tu propio negocio son tan particulares que no tienes con quién consultarlas. Tampoco hay una entidad a la que dirigirse", expone la librera. En ese sentido, revela que aplican "la mejor intención y el sentido común, junto a las medidas de seguridad más altas disponibles". Además, indica que forman parte de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), desde la que han recibido asesoramiento. "El compañerismo entre librerías nos está ayudando mucho", añade.

Esta semana, además de atender a los clientes que recogían pedidos ya realizados, han atendido a aquellos que solicitaban hojear dos o tres títulos para decidirse por uno. "Teóricamente los clientes no pueden manipular los libros ni mirarlos con libertad", expone. Mañana se inicia una nueva fase, "entrando en la normalidad, dentro de lo que cabe, manteniendo las distancias de seguridad de dos metros y el aforo limitado al 30%". ¿Colocarán mamparas? "Se ha hablado mucho sobre ello, pero nos han dicho que quizás no hagan falta y que no nos precipitemos. Estamos esperando a que haya unas directrices más concretas", afirma.

¿Podrían haber sido las librerías un servicio esencial? El propietario de Anti Liburudenda expone que si bien es cierto que "las librerías no tienen tanta afluencia y quizás podrían haber seguido abiertas con ciertas medidas, habría habido gente que hubiera pensado que se trataba de un trato de favor". Por ello, considera que la decisión de cerrarlo todo salvo espacios básicos como supermercados o farmacias es la correcta. De todas formas, apunta que "muy poca gente se queda desabastecida de libros. Todos tenemos en casa muchos más libros sin leer de los que se podrían leer en mes y medio". Un colectivo que se ha cobijado en la lectura durante el encierro ha sido el de los más pequeños. "Los padres, dentro del tiempo que han estado los niños confinados, han echado mano de la lectura. Se han hecho encuestas de consumo y la lectura ocupa uno de los puestos principales dentro del ocio", expone Hernández, quien atiende estos días a padres que buscan más libros con los que saciar esa sed de lectura.

Ambos libreros perciben el calor de la clientela habitual. "Desde un principio hemos recibido mensajes de apoyo, con gente que proponía pagar los libros por adelantado aunque no los pudiera recoger hasta dos meses más tarde", cuenta Nevado. "Estamos muy agradecidos. A medida que pasaba el tiempo recibíamos aún más mensajes de apoyo y pedidos de gente que quería recibir sus libros cuando volviéramos a abrir", cuenta. Algo similar ha sucedido en Sopa de Sapo, que estos días recibe "clientes que tienen ganas de echar un cable" y se deciden a comprar en tienda en lugar de por Internet. Además, Hernández se ha sumado a la iniciativa Apoya Tu Librería impulsada por Cegal mediante la que los clientes pueden acceder a la web y comprar un bono para invertir en la tienda. "Ha ayudado a las librerías, pero más que a tener liquidez, porque la tesorería de los negocios va más allá, a sentir el apoyo de la gente", expone la librera, quien afirma que ver nombres de las personas que colaboran "ha sido emocionante, un balón de oxígeno al ánimo del comerciante".

Algo muy necesario para afrontar lo que está por llegar. "2019 fue el año de más ventas de nuestro histórico. Teníamos un colchón que nos ha servido para poder afrontar esos casi dos meses cerrados", afirma Javier Nevado, quien, sin embargo, tiene la mirada puesta más allá. "Tengo más miedo respecto a los próximos meses, incluso al próximo año y medio, por las consecuencias económicas que pueden hacer que las ventas caigan", afirma. Tampoco ha tenido problemas para subsistir al cierre temporal Naia Hernández. "Hemos tenido suerte. El propietario del local ha colaborado desde el principio y llegamos a un acuerdo para aplazar la renta incluso antes de que saliera el decreto. Lo mismo con los proveedores con los que teníamos facturas pendientes", explica la librera, a la que también sobrevuela la pregunta de cómo estará el mercado. Lo que tienen claro ambos es que seguirán impulsando el comercio local. "Alguien ha dicho estos días que caminar por el centro de las ciudades con los comercios cerrados podría parecerse mucho a lo que sería si todos nos dedicáramos a la compra on line", concluye el dueño de Anti Liburudenda.