Juan Ignacio Vidarte: “En 2015 hemos tenido 1.100.000 visitas, una cifra solo superada en el primer año del museo”
Cuando se cumple un año de la renovación del acuerdo con la Fundación Solomon R. Guggenheim, el museo va a cerrar un ejercicio extraordinario
bilbao - Desde el inicio de las negociaciones para crear en Bilbao un museo en colaboración con la Fundación Guggenheim de Nueva York, Juan Ignacio Vidarte estuvo en contacto con el proyecto. Vidarte abandonó su puesto de director de política fiscal y financiera de la Diputación de Bizkaia para ponerse al frente del Guggenheim Bilbao. Dieciocho años después, ve orgulloso cómo el Guggenheim celebra su mayoría de edad como referente mundial para el mundo museístico y de desarrollo económico. “El Museo ha cumplido 18 años y, además, es el primer año del nuevo periodo en la relación entre las instituciones vascas y la Fundación Guggenheim. Por ello, tiene más significado el que se haya cerrado un año extraordinario en todos los sentidos”, confiesa el director general del Museo y responsable de Estrategia Global de la Fundación Solomon R. Guggenheim.
El mejor verano de la historia, más de un millón de visitantes... ¿Estamos hablando de un año récord?
-Es el segundo en la historia del museo desde el punto de vista de visitantes. Vamos a cerrar 2015 en torno a 1.100.000 visitas, solo superadas en el primer año que el museo abrió sus puertas; y se ha registrado el mejor julio, septiembre y octubre de su historia. Ademas, más de dos terceras partes de las personas que pasan por el Guggenheim son extranjeros, lo que supone que el impacto, tanto desde el punto de vista económico como de proyección de imagen en el mundo, se amplifica.
¿Qué impacto económico genera el museo para Euskadi?
-Todavía el ejercicio está sin cerrar, pero estimamos que estará en torno a los 360 millones de euros de demanda generada como consecuencia de su actividad. Y de estos, aproximadamente unos 50 millones serán ingresos adicionales que van a recaudar las Haciendas fiscales. Además, esta actividad contribuye al mantenimiento de cerca de 6.900 empleos. Es algo muy importante porque el Museo nació, entre otros motivos, con el objetivo de servir como elemento de ayuda en el proceso de transformación urbana, social y económica de Bilbao.
Koons, Basquiat, diseño en África, Niki de Saint Phalle... Siempre ha sostenido que se puede recortar en otras partidas pero nunca en programación.
-La programación de calidad es lo que hace que el museo atraiga todos los años este nivel de visitas. El museo tiene que apostar por no perder sus señas de identidad, y entre ellas, está la de ofrecer una programación de calidad, diversa, pero equilibrada, que resulte atractiva para los visitantes que proceden de todo el mundo. Como la que se ha programado para este año, exposiciones de calidad con impacto internacional, que incluyen aspectos de contemporaneidad, pero también de corte clásico dentro de la modernidad, porque somos un museo del siglo XX y del XXI.
Periódicos como ‘The New York Times’ recomendaban la visita al Guggenheim como uno de los museos imprescindibles este verano...
-Sabíamos que la obra de Koons iba a tener una gran atractivo para el público, pero vimos que el Museo tenía la oportunidad de complementar esta exposición con otra de calidad como la de Basquiat. No estaba contemplada en el presupuesto, pero fue una decisión que se tomó asumiendo un riesgo, con la intención de financiarla con los ingresos adicionales que se podían generar con un aumento en el precio de las entradas en verano. Y funcionó, lo que reafirma la idea de que es necesario realizar esfuerzos por ofrecer una programación de calidad. Si hay que reducir gastos, hay que hacerlo de todos los demás ámbitos posibles, pero preservando un núcleo de programación para mantener ese nivel de excelencia. Está demostrado que es una apuesta acertada.
Decía el director de la Fundación Solomon R. Guggenheim, Richard Armstrong, a este periódico que el programa de Bilbao es uno de los más interesantes de Europa...
-A eso aspiramos y, a la vista de los datos, creo que los visitantes que vienen de todo el mundo así lo creen. Lógicamente, tienen muchas opciones de calidad y apuestan por Bilbao.
¿Y qué han programado para 2016?
- En la tercera planta, que se va a dedicar a las exposiciones de corte más clásico, se presentará la primera muestra que se va a realizar a lo largo de los próximos 20 años con carácter bienal con fondos de la Fundación Guggenheim, contemplada en la renovación del Acuerdo de Gestión. En esta ocasión, estará dedicada a los artistas protagonistas de la Escuela de París entre 1909 y principios de los años cuarenta. Y otra con una selección de la Colección de Hermann and Margrit Rupf procedente del Kunstmuseum de Berna. En la segunda planta, habrá dos grandes exposiciones: Bourgeois, en primavera-verano, centrada en uno de los objetos más característicos de su creación, sus Celdas; y en otoño, una dedicada a Francis Bacon, que analiza su carrera, y su conexión e influencia con la cultura francesa y española. Para finalizar, la primera planta acogerá exposiciones monográficas de Andy Warhol y Albert Oehlen, así como videoinstalaciones de tres creadoras europeas: Eija-Liisa Ahtila, Sam Taylor-Johnson y Fiona Tan, en el espacio dedicado permanentemente a este medio, Film & Video.
¿Objetivo, llegar al millón de visitantes también en 2016?
-Ese es nuestro sueño, es el objetivo al que siempre aspiramos, pero depende de las circunstancias. Somos conscientes de que es muy difícil conseguir las mismas cifras de este año porque las retrospectivas de Koons y Basquiat han tenido muchísimo tirón de público, han sido la tercera y la cuarta más vistas desde que el museo abrió sus puertas; pero lo vamos a intentar. Confiamos en alcanzarlo, es una programación también muy ambiciosa y equilibrada.
¿Tiene previsto el Museo alguna exposición de artistas vascos?
-Siempre ha sido nuestro criterio que, con cierta regularidad, se puedan incluir exposiciones de artistas vascos. Para 2017 estamos preparando una monográfica dedicada al escultor Pello Irazu.
En el último Patronato también se ha aprobado una ligera subida de la tarifa de las entradas.
-El presupuesto para el año que viene se ha incrementado en un 2,7%, un incremento que vamos a tener que financiar en exclusiva con los ingresos generados por el propio museo. Las subvenciones públicas se quedan en los niveles de este año, por eso se ha aprobado un ligero incremento de las tarifas. Llevábamos siete años sin subir el precio de las entradas, desde el inicio de la crisis, pero entendemos que ya es el momento. Además, también esperamos financiarlo con los ingresos que va generando la tienda, que ha tenido este año un incremento de ventas en torno al 30%. El periódico británico The Guardian la ha considerado como una de las 10 mejores tiendas de museos del mundo, y, lógicamente, nos ha hecho mucha ilusión.
¿El museo sigue manteniendo su liderazgo entre las instituciones culturales europeas en cuanto a nivel de autofinanciación?
-Este año prevemos terminar con un nivel aproximadamente del 70%. Y en 2016 esperamos mantenernos en esa misma línea. Es fundamental también el apoyo social que recibe el Guggenheim, con cerca de 19.000 amigos.
¿Y el patrocinio? ¿Se ha visto muy afectado por la crisis?
-En la actualidad, forman parte del patronato 114 empresas, cuatro más que el año pasado. Pero es verdad que la crisis ha supuesto una merma sobre todo en cuanto a patrocinios específicos; tenemos una cierta esperanza de que la recuperación económica nos vuelva a ayudar en ese sentido. Sabemos que es complicado; además, estamos revisando ese modelo de relación para intentar mejorar el contravalor que ofrecemos y hacerlo más atractivo. Es una de las señas de identidad del Guggenheim, una estructura de funcionamiento y un modelo operativo innovador, con una combinación de apoyo público con presencia privada.
Son también pioneros en el Estado en aprobar un código ético del museo. ¿En qué consiste?
-En un conjunto de principios de actuación y buenas prácticas, que presiden los comportamientos individuales y colectivos del museo y de todas las personas que trabajamos en el entorno. Una listado de estándares de actuación exigibles, en ámbitos del buen gobierno, de la gestión económica, de los fondos artísticos, medio ambiental, de la responsabilidad social corporativa... Como institución nos lo tomamos muy en serio, el museo tiene que ser un referente en el ámbito de la gestión y transparencia... De hecho, en junio la Fundación Compromiso y Transparencia nos reconoció como el museo más transparente del Estado.
Han anunciado que no se van a adquirir obras para la colección propia.
-No hay dinero para comprar obra, llevamos unos cuantos años así, realmente empieza a ser preocupante. Es de destacar el esfuerzo extraordinario a lo largo de estos dos últimos años de la Diputación de Bizkaia por mantener los niveles de aportación pública de antes de la crisis. Afortunadamente, los resultados han apoyado esta apuesta. Pero hay que pensar en el futuro y la base del futuro del museo es consolidar su colección. Se ha creado una colección extraordinaria, compuesta por 131 obras, pero si queremos que dentro de 20 años el museo siga teniendo esa misma salud y esa relevancia, es necesario que la colección se siga desarrollando. De hecho, hay un acuerdo de las instituciones públicas con la Fundación Guggenheim en el que se recoge ese compromiso para ir recuperando esa senda, lógicamente en la medida en la que la situación económica lo permita.
Otro proyecto de futuro es la ampliación discontinua del Guggenheim en Urdaibai...
-No es un proyecto necesario para el presente pero sí para que en el futuro se pueda abordar, para poder desarrollar nuestra actividad con los mismos niveles de éxito que tenemos ahora. Está contemplado en el Plan Estratégico con horizonte en 2020.
¿El Guggenheim Bilbao se está quedando pequeño?
-No es solo una cuestión de metros, también de tipología de los espacios. Este es un museo diseñado hace 20 años, el último gran museo del siglo XX. Pero estamos ya en el XXI y, lógicamente, aunque sigue siendo relevante y sus espacios responden a las necesidades expositivas que hoy existen, hay otras actividades que cada vez van a ser más importantes en el ámbito museístico, para las que nosotros estaremos peor capacitados.
No se puede morir de éxito...
-Lo peor que le puede pasar al museo es que nos relajemos, que se pierda la tensión por haber alcanzado algo que para nosotros es histórico. Lo hemos conseguido hoy pero no nos garantiza el mañana. Vivimos en un mundo en el cual los cambios son cada vez más acelerados. El éxito de 2015 no garantiza el del 2020, nos pone en una buena posición, pero no lo garantiza. Tenemos que seguir poniendo las mismas o más leñas en la caldera para que el motor siga funcionando y los resultados sigan acompañándonos. Hay que pensar en el futuro, para que en 2020 y 2025 sean igual que este.
La construcción del Guggenheim costó 133 millones. ¿Han sido los millones mejores invertidos en la historia de Euskadi?
-Está mal que lo diga yo, pero desde luego, de los mejores invertidos seguro que sí. El Guggenheim está entre las mejores inversiones de este país.
¿Cómo va el proyecto del Guggenheim en Helsinki?
-Este año se ha resuelto el concurso arquitectónico, y, en este momento, está en fase de análisis por parte del Ayuntamiento de Helsinki y el Gobierno central. ¿Cuándo podría abrir sus puertas? Si sale adelante, es posible que antes de 2020 pueda empezar su funcionamiento.
¿Y el Guggenheim de Abu Dhabi? ¿En qué fase se encuentra actualmente?
-En estos momentos, está licitado y pendiente de la adjudicación.
¿Hay fecha ya de apertura?
-Se habla del año 2021, pero todavía es un poco pronto para concretarla.
La constelación Guggenheim posee un museo en Nueva York, dos en Europa, en Venecia y Bilbao; proyectos en Helsinki y Abu Dhabi, además de la ampliación en Urdaibai. ¿Falta todavía algún Guggenheim en el mundo? ¿Quizás en África y Latinoamérica?
-No está contemplado ningún Guggenheim ni en África ni en Latinoamérica. La estrategia de crecimiento internacional de la constelación Guggenheim es muy limitada. En Europa, la posibilidad está cerrada, a excepción del museo de Helsinki, si el proyecto sale adelante.
Más en Cultura
-
El pesquero Ortube se convertirá en el primer museo navegable de Bizkaia a finales de 2026
-
El teatro Arriaga lleva a Eslovenia el espectáculo de Eneko Sagardoy
-
“Decorado’ es una fábula crítica sobre el sentido de la vida y la libertad humana”
-
Un filme lucha por sacar del olvido a Dolores Ibárruri, la Pasionaria