La fábula más terrenal
La Sala BBK acoge hoy y mañana, por primera vez en el País Vasco, la adaptación teatral de la novela 'Juicio a los Humanos' realizada por José Piris
BILBAO
Posiblemente la especie humana nunca sabrá con certeza todas las acusaciones que los animales verterían en su contra en el caso de que poseyeran la facultad del habla. Aunque el mero hecho de saber que esas acusaciones existirían ya es un indicativo del sentimiento de culpa inherente al humano, la capacidad de empatizar con las otras especies de seres vivos sigue siendo proporcionalmente inversa al perjuicio que a menudo se les ocasiona. Movido por su interés etológico, el antropólogo José Antonio Jáuregui (1941-2005) desarrolló durante veinticinco años sus teorías animalistas para escribir la novela póstuma Juicio a los Humanos. Él lo tuvo claro, si los animales pudieran llevar a juicio al ser humano los cargos serían calumnia, maltrato y genocidio.
En forma de comedia poética, el maestro de teatro corporal José Piris decidió adaptar la novela de Jáuregui y producir una obra homónima junto a la compañía Onira Teatro. Las primeras funciones se realizaron en el año 2009 y, desde entonces, han recorrido varias capitales estatales sin haber recalado en el País Vasco. El tesón del actor y productor Borja Uribesalgo ha propiciado que el público bilbaino pueda ver in situ el particular Juicio a los humanos ideado por Piris en las dos funciones programadas en la Sala BBK para hoy y mañana.
"Es una reflexión sobre el ser humano realizada desde la óptica del animal, no hay pelos en la lengua", explica el director de la obra, quien también es responsable de la adaptación teatral de la novela; una tarea para la que ha contado con la ayuda de Eduardo Jáuregui, hijo del antropólogo. En palabras de Piris, la obra esconde "un discurso muy actual que ayuda a ver lo que pasa en el mundo, no solo a nivel ecológico, sino que plantea el sistema que hemos creado".
En ese sentido, considera que se trata de una "fábula divertida", que atañe a la condición de los seres humanos en cuanto a su responsabilidad y deber sobre las especies animales. Sin embargo, el dramaturgo deja claro que su intención no ha sido la de adoctrinar: "Queremos reflexionar sobre lo que somos". Por ese motivo, plantean al espectador un juicio en el que animales de distintas especies exponen su lectura de la realidad, mientras que el género humano se sienta -de forma alegórica y figurativa- en el banquillo de los acusados.
Público cómplice
"El búho Salomón es un juez que valora el comportamiento del ser humano, mientras que el perro Filos es el mejor amigo del hombre y le defiende en toda su genialidad; por el contrario, la cobra Kali pone el acento de venenoso dentro de las acusaciones", relata Piris al nombrar a algunos de los protagonistas de este relato terrenal. "Es una ficción que tiene mucho de verdad", opina el dramaturgo. Aunque la obra cuente con una treintena de personajes distintos, solamente cuatro actrices -Ana López, Alexandra Calvo, Belén Boluda y Sabrina Lungen- los interpretan en la hora y media que dura la función.
La implicación del público para entender los cambios de atrezzo de las actrices -realizados en el mismo escenario- como una metamorfosis de un animal a otro es total. "Al final el que interpreta es el público, que se sienta y dependiendo de lo que hagas pone en marcha su imaginario", asegura Piris. A pesar de que a menudo se ha considerado -erróneamente- que se trata de una obra teatral infantil, Juicio a los Humanos busca atraer al espectador adulto, que sea capaz de asimilar el mensaje transmitido.
Finalmente, el público tiene mucho que ver en el veredicto de la obra, en el que se dictamina si los crímenes contra la raza animal merecen la condena o la absolución del humano.
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