BILBAO. Arrancan el 22 de agosto, en plena Aste Nagusia, pero la idea de recuperar un espacio para las artes escénicas viene de lejos.

¿Cómo y cuándo surgió la idea?

Se ha ido cociendo poco a poco, y cada cual lo ha hecho a su modo. Hace cuatro años hubo una tentativa de la Asociación de Vecinos de Iralabarri de recuperar pabellones industriales. Proponían hacer allí la Escuela de Arte Dramático. Yo hice un proyecto de utilización de esos pabellones para exhibición, es decir, la misma idea que cuaja ahora en Pabellón 6, pero se fue al carajo porque la zona la destinaron a construcción de viviendas. Pero esta idea ha estado en la cabeza de todos nosotros durante años. De pronto surgió la oportunidad de ocupar los pabellones de Zorrotzaurre y lo hicimos.

Pero la ciudad ya tiene una oferta teatral importante.

Sí, pero hay un déficit de espacios de trabajo permanente. Hay una red de teatros en Euskadi, hay teatros en Bilbao,... pero con dificultad de acceso a su programación, porque de año en año la presencia de grupos vascos en los teatros grandes se ha mermado considerablemente.

¿A qué se debe esta merma?

No vamos a entrar en esas cosas, pero es increíble que no haya un proyecto estable y anual en los grandes teatros de las ciudades. Se ningunea a los actores y productores de aquí, y, además, sin ningún tipo de mala conciencia, porque nadie se lamenta. Eso prueba una falta de atención, una falta de autoestima de la sociedad vasca sobre sus creadores de arte dramático. Nuestro proyecto no pretende sustituir al Arriaga ni a nadie, será otra opción más.

¿Es tan agónica la situación del teatro vasco?

Es preocupante. En otras autonomías con tradición y señas de identidad han sabido cuidar eso. En Catalunya la oferta de teatro catalán es grandísima, a todos los niveles. Aquí es más difícil encontrar ese tipo de cosas. Es un síntoma de debilidad, de falta de autoestima. Lo dice siempre Aitor Mazo: "En Bilbao gustan los jugadores de aquí pero los actores de fuera". Ya hemos demostrado que hay muchos actores vascos encabezando repartos de producciones importantes a nivel estatal. Por tanto, algo se está haciendo mal.

Esta situación se acentúa si hablamos del teatro en euskera.

Y a los pocos que actúan muchas veces los llaman para llenar el cupo. Se acentúa la debilidad del euskera porque las estructuras profesionales y la normalización de la actividad teatral no está consolidada. El hecho de que no haya un Centro Dramático Nacional en Euskadi es un agravante. Subestiman la profesión.

El tema del Centro Dramático Nacional viene de lejos...

Primer error: pensaban que no había actores para hacerlo. Segundo, se podían haber buscado otras alternativas, como crear compañías vinculadas a los teatros municipales de un cierto presupuesto.

¿Reciben algún tipo de ayuda?

No tenemos padre ni madre definidos, y eso está siendo un problema, pero yo espero que la sensatez administrativa vea que esto puede tener un interés para mucha gente. De momento arrancamos con el dinero de los socios. Somos los que estamos sacando a huevo este proyecto.