donostia

uNA muestra monográfica dedicada a San Sebastián, patrono de la ciudad de Donostia, defensor de la peste, y comisariada por Javier Balda y Fernando Golvano, se ofrece en el Kubo Kutxa donostiarra, presentándolo como Miles Christi (soldado de Cristo), asaeteado por la defensa de su fe cristiana, y como icono religioso y cultural que ha traspasado y recorrido siglos, culturas e interpretaciones y significados múltiples y contrapuestos.

Digamos de entrada, que los comisarios de la muestra dan a una parte de las obras presentadas un carácter tan amplio y genérico, que a veces creemos se escapan del marco iconográfico, o cogen al tema por los pelos. Y es que no todo lo que tiene flechas, pinchos, o sangre, posee connotaciones con el Santo, aunque tenga implicaciones con el dolor, la tortura, el sufrimiento, o el llanto. En este sentido, creemos que algunas obras como las de Darío Villalba, Eugenio Ortiz, Bill Viola, Pablo Pérez Minguez, Pierre Gonord, Carmen Calvo, Mayte Vieta, Francisco Leiro, Leopoldo Ferrán y Agustina Otero, Erwin Olaf, Ana Laura Alaez, Marina Núñez, José Guinovart, y Equipo Límite, y son bastantes en número, se escapan del marco estricto de la muestra, aunque sean piezas interesantes desde el punto de vista artístico.

En el apartado del arte moderno resultan reseñables tanto la Colección de tallas de madera y marfil del Santo de la Colección Kutxa, como el grabado de Hoefnagle Jooris.

En el de arte contemporáneo, y con obras de desigual calidad se muestran obras de Jorge Oteiza, Néstor Basterretxea, Miguel Ángel Álvarez, Nori Ushijima, Iñigo Ormazabal, Vixente Ameztoy, Ramón Zuriarain, José Ramón Amondarain, Fernando y Vicente Roscubas. También están Juan Carlos Eguillor, Roberto González, Miguel Rio, Víctor Mira, Martín Sampedro, Bavo Defurne, Manuel Boix, Patti Smith, David Trullo, Guillermo Pérez Villalta, Nazario Luque, Joel Peter Witkin, Ramón Roig, Jorge Galindo, Pierres et Gilles, Jaume Plensa, Joan Priego, Marcos López, Joan Brossa, Arnulf Rainer, Alfredo García Revuelta, con lecturas que van desde las más clásicas, hasta las surreales, pop, expresionistas, conceptuales, gore, y lo que ustedes quieran.

Se echan en falta obras importantes y muy cercanas, como las de Andrés Nágel, obra muy significativa y notoria, y además depositada en el Museo de San Telmo, la de Mikel Kristi, o la de José Mari Moraza, por citar sólo unas cuantas.

La muestra ciertamente da que pensar, y da mucho juego a comentarios, controversias y lecturas diversas y entrecruzadas.