El ‘guardarropa’ de Tilda Swinton
LA ACTRIZ, DE CINCUENTA Y CUATRO AÑOS, INTERPRETÓ EL ESPECTÁCULO 'CLOAKROOM' BAJO EL PARAGUAS DE PITTIUOMO 87
eN el teatro della Pergola, la original actriz Tilda Swinton ha interpretado esta semana Cloakroom (Guardarropa), una original e irónica puesta en escena, donde interactuó con el público, transformada en una misteriosa encargada de un improvisado guardarropa. Creada y dirigida por Olivier Saillard, Cloakroom es una performance en la que Tilda Swinton, modelo inglesa de ascendencia escocesa, mantiene una estrecha relación con prendas cotidianas, eso sí en clave de humor. Con una pose tan amable como distante y ataviada con un vestido negro por debajo de la rodilla y de manga larga, la andrógina actriz recoge las prendas que los espectadores, de uno en uno, la entregan a lo largo del espectáculo. Una vez en manos de Swinton, estas prendas se convierten en actores, protagonistas secundarios con los que la actriz establece una estrecha relación antes de ser colgadas en la percha.
Por el escenario, decorado con una sencilla mesa de madera y dos burros de ropa con perchas, desfilaron abrigos, gabardinas, echarpes, teléfono móviles, sombreros, chaquetas, bufandas, chalecos, gorros y guantes, prendas que la actriz estudia rápidamente y, a continuación, arranca su particular diálogo a base de expresiones corporales y susurros. Así, cuando le entregan una gabardina, Swinton la acaricia, la dobla y la desliza hacia una esquina de la mesa para que su ayudante la recoja y cuelgue. A continuación, baila con un abrigo, coquetea con un sombrero, abraza a una chaqueta, besa una corbata, se abriga con una trenca o deposita una pequeña fotografía en el bolsillo de una americana. Con un chaleco masculino, Tilda Swinton, de 54 años, intima aún más y le entrega uno de sus rubios cabellos que se arranca en ese preciso momento. Ante un jersey en tonos grises, decide adornarle con una rama de roble cuajada de hojas secas. No duda en pintarse los labios en rojo y besar un pañuelo que guarda con cariño en el bolsillo interior de una americana. Después retira el labial con la piel de su antebrazo con un rabioso movimiento. Swinton, que fue compañera de promoción de la princesa Diana de Gales en la exclusiva escuela privada Heath Girls School, pretender dar un aire nuevo a algunas prendas y las impregna de perfume, las adorna con flores o las cuelga una cinta. Pero no está sola en el escenario. Junto a ella aparece Olvier Saillard, director del Museo de la Moda Galliera de París y autor y actor de representaciones de gran éxito inspiradas en el mundo de la moda, que se encarga de colgar las piezas que Swinton ha recogido en la mesa del guardarropa.
El espectáculo, que se celebró bajo el paraguas de Pitti Uomo 87, finaliza con la entrega de las prendas a sus dueños. No es la primera vez que Saillard y Swinton trabajan juntos. En 2012 ya colaboraron en Imposible Wardrobe, donde la actriz lucía prendas que pertenecieron a Coco Chanel o Brigitte Bardot. Un año después hicieron Eternity Dress, espectáculo que mostraba las distintas etapas de la fabricación de un vestido. A pesar de que ha contado en varias ocasiones que no es una gran seguidora de tendencias, Tilda Swinton es un icono de moda desde que los diseñadores holandeses Viktor & Rolf reprodujeron su imagen en un mítico desfile que protagonizo la actriz. Y desde hace años su imagen está ligada a firmas como Chanel, Albert Elbaz y Haider Ackermann.