LOS autobuses de los equipos, esas enormes estructuras rebosantes de modernidad y tecnología y propicias cada vez más para la privacidad y el aislamiento respecto al entorno, acostumbran a ser el centro neurálgico de las salidas de las carreras. A su alrededor se forma día a día un poblado colorido y se concentran numerosos aficionados a la caza y captura de una foto o un autógrafo. El negro sobrio y elegante del Sky, el azul y amarillo del Tinkoff-Saxo, el verde del Europcar, los colores llamativos del Lampre-Merida... ¿Y el naranja? ¿Dónde está aquel autobús naranja que se distinguía perfectamente desde la lejanía? Ya no está, pese a que aún hay algún despistado que pregunta por él. Han sido tantos los años que vivir una Vuelta al País Vasco sin la presencia de Euskaltel-Euskadi provoca una sensación extraña, de que hay algo que falta. Varios de sus excomponentes se han visto forzados a abandonar el pelotón, mientras que otros han mutado de piel para entrar en otras estructuras. Algunos de estos últimos, corredores como Mikel Nieve, Mikel Landa o Romain Sicard, o mecánicos como Tomás Amezaga, compiten en esta ronda vasca. Todos utilizan la palabra "raro" en algún momento de su discurso, pero han cambiado el chip para seguir adelante. Es la vida después del color naranja.

Mikel Nieve

Corredor del Sky

"Ya no buscamos maillots naranjas en el pelotón"

"Es raro. Sobre todo cuando ves a los excompañeros vestidos de otro color, pero a todo se va acostumbrando uno", asegura Mikel Nieve, enfundado ahora en el elegante maillot negro y azul del Sky, reclutado para escoltar a Chris Froome en la montaña del Tour y corredor que como bienvenida al equipo inglés recibió como regalo una tablet y un iPhone, en los que archiva los detalles de sus entrenamientos. "Lo bonito es que aunque llevemos maillots distintos a veces nos juntamos y encontramos un rato para charlar, para ver cómo nos va y recordar cosas", señala bajo el sol de Gasteiz. Reconoce que "la primera vez que me vi en el espejo vestido de negro se me hizo extraño; es lógico y normal después de tantos años de naranja", pero como la vida sigue "no estamos todo el día pensando en ello. Tenemos la cabeza cada uno en su nuevo equipo. Y no buscamos maillots naranjas en el pelotón, sino a los nuestros".

Asegura Nieve, cuya preparación está supervisada por Tim Keirrison, el gurú australiano que lleva a Froome y Wiggins, que "mi vida no ha cambiado. Los entrenamientos son parecidos y las carreras se corren igual. Los objetivos, la presión y esas cosas son diferentes, pero yo mi vida la sigo teniendo en el mismo sitio: el mismo pueblo, la misma casa, la misma gente a mi alrededor. De echar en falta, se echa en falta el ambiente familiar que teníamos antes en el equipo. Es verdad eso que dicen de que el idioma puede ser una frontera, pero aquí también me he encontrado gente agradable con la que se puede hablar y gente que ya conocía como Zandio o David López".

El corredor del Sky considera que, al no ver ya el naranja en la carretera, la que sí que ha tenido que cambiar de mentalidad ha sido la afición. "Seguro que se les hace rara una Vuelta al País Vasco sin Euskaltel, pero la afición sigue ahí como si nada hubiera cambiado. Siempre ha sido así antes de Euskaltel, durante y ahora no tenía por qué cambiar. Siempre te animan con el nombre y eso te hace sentir bien. Se agradece que se nos quiera tanto en casa".

Mikel Landa

Corredor del Astana

"Me parece bonito tener como rivales a mis excompañeros"

Notable hasta el momento en la Vuelta al País Vasco -marcha octavo en la clasificación general, a 56 segundos de Alberto Contador-, el alavés ha encontrado acomodo en el Astana kazajo y admite que "a mí, como sigo dando pedales, ya no se me hace tan raro no ver el maillot naranja de Euskaltel-Euskadi, pero supongo que, desde fuera, al aficionado se le hará más extraño. Igual ahora no existe un colectivo concreto y localizado para animar, pero hay muchos corredores vascos en muchos equipos". En este sentido, Landa considera un aliciente más competir ahora contra corredores que hasta este año lucían su mismo maillot: "A mí me parece bonito tener ahora como rivales a gente que ha sido compañera mía durante tanto tiempo. Que en una misma carrera varios corredores vascos nos disputemos objetivos y posiciones defendiendo distintos colores también tiene lo suyo. Incluso es bonito para los aficionados".

Lo que sí le produce pena, y mucha, al corredor de Astana es el hecho de que varios excompañeros no hayan encontrado equipo tras la desaparición de Euskaltel-Euskadi. "Echas mucho de menos a la gente que se ha quedado fuera del pelotón, en mi caso sobre todo a los ciclistas, pues han sido con los que más relación he tenido a lo largo de estos años. Les echas de menos pero esto es así, va por ciclos. Sigo teniendo relación con algunos y, de lo malo malo, no he perdido todo", reconoce, al tiempo que sigue acoplándose a su nuevo equipo, a las nuevas circunstancias de su nueva vida profesional. "El día a día sí que cambia porque las estructuras son bastante distintas. En Astana todo es más grande, hay más medios, la gente es de muchísimas nacionalidades... Los cambios son bastante grandes y al principio se hace bastante extraño. El idioma claro que pesa. A veces no puedes expresarte como querrías, te cuesta porque no lo dominas, pero eso poco a poco también se va aprendiendo".

Romain Sicard

Corredor del Europcar

"Aunque no vayamos de naranja la gente nos sigue reconociendo"

El ciclista de Hazparne pudo comprobar en primera persona en la etapa inaugural de la ronda vasca que "aunque ya no llevamos el maillot naranja la gente se sigue acordando de nosotros y nos sigue reconociendo y animando, ha sido una sorpresa muy grata. Estuve escapado y la gente gritaba mi nombre, lo que demuestra la mentalidad y el cariño de la gente. La afición no ha cambiado, sigue siendo espectacular. Aquí hay mucha cultura de ciclismo y eso se comprueba en las cunetas". Sicard reconoce que "a mí todavía se me hace rara cualquier carrera sin ver el maillot de Euskaltel-Euskadi, pero esa sensación todavía es mayor en la Vuelta al País Vasco porque es la carrera de casa, siempre ha sido así. Fue todo tan precipitado, tan de golpe, que quizás sean estos días en los que algunos estamos interiorizando ya que aquel equipo es historia. Yo creo que es un grupo que se va a echar mucho de menos en el pelotón y que en el Tour de Francia también se va a notar su ausencia".

El corredor de Iparralde, que ayer también estuvo escapado en una jornada en la desatada en la que se corrió rapidísimo, no ha tenido el problema de la barrera idiomática en el Europcar francés, pero reconoce que "cambiar de equipo siempre es difícil porque la cultura de trabajo y las costumbres varían de un sitio a otro. De todas maneras, el Europcar, por su forma de trabajar con la base y con los más jóvenes, se parece bastante a Euskaltel-Euskadi. También en la filosofía de cómo actuar en la carretera, siempre pensando en el colectivo y en correr al ataque. De momento estoy contento, me estoy adaptando bien. El ambiente del grupo es bueno y a ver si consigo que me salgan bien las cosas".

Tomás Amezaga

Mecánico de Moviestar

"Una vez que arranca la temporada cambias el chip, no queda otra"

"Una vez que arranca una nueva temporada, y llevamos ya varios meses en marcha, estás ya metido en faena. Interiorizas que aquello no pudo ser y te centras en el trabajo actual. Más que en carrera, donde vas a lo tuyo, piensas más en el pasado cuando estás en casa, porque muchos seguimos manteniendo el contacto". Enrolado ahora en la estructura del Movistar y luchando por la victoria final en la Vuelta al País Vasco de la mano de Alejandro Valverde, Tomás Amezaga reconoce que "sí que es una sensación rara ver como rivales a mucha gente del ciclismo con la que has compartido tantos años. Y peor todavía es los que no están ahora mismo en el pelotón habiendo querido seguir. En Catalunya coincidí con excompañeros que siguen siendo amigos, con gente que ha sido de la casa durante muchísimos años, ves pasar por aquí con otros maillots a Landa, a Nieve o a Samuel, aunque nuestra relación está a otro nivel... Se hace raro, claro que sí, pero esto es así".

El mecánico del Movistar centra su añoranza en todos aquellos componentes del equipo naranja que no han encontrado trabajo en el pelotón este año porque "todo el mundo estaba muy ilusionado con lo que había allí, fuimos un grupo muy cercano durante muchísimo tiempo, una auténtica piña, y ha habido gente que quería seguir en esto y no ha podido. Ojalá poco a poco vayan encontrando su sitio". En lo referente al desembarco en su nueva escuadra, apunta que "los cambios a una nueva estructura te pueden costar más al principio, pero luego te acostumbras. Tú tienes tus rutinas de trabajo, tu forma de hacer las cosas después de muchas temporadas en el mismo sitio, pero en nada de tiempo cambias. Quizás es mi caso. Te centras al 100% en lo nuevo y tu cabeza cambia el chip. No queda otra".