OLVIERON a reunirse rostros conocidos ayer en el atrio del Museo Guggenheim de Bilbao. Con mascarilla, eso sí. Pero compartieron el vientre de vidrio y titanio un buen puñado de autoridades, personalidades de la cultura y vips. No debiera tratarse de un hecho noticiable. Viene sucediendo desde hace un cuarto de siglo. Pero no ocurría en los últimos veinticuatro meses.

El evento que inauguró el nuevo tiempo fue la puesta de largo de la exposición Del Fauvismo al Surrealismo; obras maestras del Musée d'art Moderne de Paris. Patrocinada por la Fundación BBVA, es la primera exposición de este 2022. Y también la que abre los actos de conmemoración del 25 aniversario de la pinacoteca bilbaina.

El aforo no alcanzó el número habitual. Ni se pudo disfrutar del acostumbrado ballet de camareros bandeja en mano alegrando corrillos. Todo llegará. Quizá antes de lo que cabe imaginar. La propia reunión social permitía adivinar la normalidad que se aproxima desde el horizonte que vigila Puppy.

Como de costumbre, autoridades, responsables de los museos y patrocinadores realizaron una visita privada a la muestra antes de su apertura. Junto al director de la institución anfitriona, Juan Ignacio Vidarte, recorrieron las salas 305, 306 y 307, la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui; la diputada foral de Cultura, Lorea Bilbao; Andoni Iturbe, viceconsejero de Cultura; y Jon Azua, patrono de la Fundación Solomon R. Guggenheim. Por parte de la Fundación BBVA les acompañaron Rafael Pardo, Peio Belausteguigoitia y Carlos Gorria. Los representantes del Musée d'Art Moderne de Paris fueron su director, Fabrice Hergott; la curatorHélène Leroy; la directora general de Paris Musées, Anne Sophie; así como la secretaria general de este último organismo, Laurie Szulc. Junto a estas personalidades, los miembros de honor del patronato del Guggenheim Bilbao, Pilar Aresti, Alfonso Icaza, Alberto Delclaux, Ana San José, Alfonso Basagoiti, Mercedes Salazar y Gonzalo Corcóstegui.

Cumplido el protocolo, y ya sobre el minimalista estaribel situado en el atrio, Juan Ignacio Vidarte ponderó la calidad de la muestra, agradeció la generosidad de los patrocinadores y la buena disposición del museo parisino y subrayó "la voluntad de abordar el futuro con esperanzas renovadas".

Entre quienes asintieron estas palabras se contaban los ilustres de la villa Ibon Areso o Jon Ortuzar, Mariano Gómez y Josune Ariztondo. No faltaron Anabel Gorroño, Maite Lozano, Carlos Calleja, Javier Regueiro, Sofía Deprit, Borja Cortazar y Frida Bolinaga de Etxegarai.

Acudieron el subdelegado del Gobierno español en Bizkaia, Vicente Reyes, y el cónsul honorario de Suecia en Bilbao, Javier Font. También la familia formada por Ruth Quintela, Francisco Gómez y las pequeñas Claudia e Inés Gómez.

Se dejaron ver Álvaro Díez de Lezana, Olga Zulueta, el pintor Txema Domínguez con María Ballesteros, el crítico de arte Txema Aguiriano, la galerista Eugenia Griffero Fabre, Koldo Santiago, Begoña Marijuan y Fidel Díez Mesa. Lo mismo que las hermanas Sofía y Almudena Aldecoa, Cristina Fontán, Idoia Angulo, Iratxe Aguirre, Pilar Icaza, la historiadora María Jesús Cava, Emilia Coca, María Rosa Casas, Begoña Lertxundi, Maite Herrera o el director del Centro de Artes de Vanguardia La Neomudéjar, Néstor Prieto.

La muestra de 70 obras de arte creadas por genios como Matisse, Derain, Modigliani, Picasso Breton, Picabia o Max Ernst permanecerá en Bilbao hasta el 22 de mayo. Recorre las corrientes vanguardistas de entreguerras desde la pasión por el color del fauvismo hasta el inquietante surrealismo.

Lo deseable es que el futuro realice el trayecto inverso: desde el surrealismo de los dos años pasados hacia un porvenir fauvista.

El Museo Guggenheim celebra su primer evento en dos años inaugurando la exposición 'Del fauvismo al surrealismo'

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