La artista gatikarra Nekane Arrieta ofrece en su última exposición un amplio recorrido por las raíces del municipio, con especial predominancia por uno de sus rasgos más característicos como es su entorno rural. Una profunda mirada a su querida localidad natal, de la que se siente orgullosa y ha marcado su personalidad desde la infancia, que desgrana en una muestra compuesta por un total de 25 obras que se podrán visitar los días 24 y 25 en el gaztetxoko.

“La pincelada no tiene sentido por sí misma, sino que es para transmitir la sensación que le precede. No existen unas cuantas sensaciones de diferentes órdenes, sino diferentes órdenes de una misma sensación. En cada lienzo he querido plasmarlas, con el respeto que merece nuestro maravilloso entorno rural llamado Gatika”, explica Arrieta.

Funcionaria de profesión, hace más de una década cayó en la cuenta de que le quedaba una asignatura pendiente no resuelta en su vida. Entonces, se matriculó en Bellas Artes, la carrera universitaria que más le atraía, y se adentró de lleno en el mundo artístico. Aficionada a la pintura desde siempre, compaginó su trabajo con sus estudios artísticos hasta concluirlos con un trabajo de fin de grado estrechamente ligado a su hogar. Bajo el título Memoria, empleó la ventana del caserío familiar como metáfora para contar cómo era la vida en los caseríos en los años 50 y 60 del pasado siglo. “Quise que fuera una especie de homenaje a los niños que nacimos en aquella época, a los que se nos robó gran parte de la niñez por la educación recibida, y mostrar cómo se ha tratado el tema de la educación infantil de entonces en los entornos rurales, analizando la fidelidad a las costumbres, cómo vivimos y cómo se ha contado el tema del euskera”, explica.

Natural del histórico caserío Urrutxu de Gatika, que se remonta al 1600, según desvela, ha experimentado una gran evolución en su pintura, trabajando en formatos de distintos tamaños, algunos de ellos en clave de abstracción.

Donación

Sobre esta línea, antes de la pandemia, con el objetivo de tratar de devolver todo lo que le ha dado el entorno rural de Gatika, realizó una donación de tres obras a la localidad especialmente representativas del municipio. Tres “relatos pictóricos”, tal y como los describe, que hacen referencia a algunos de sus elementos más especiales y autóctonos. En este sentido, uno de ellos, cedido al Ayuntamiento de Gatika, presenta un retrato del antiguo castillo de Butrón, “quizás no muy conocido” y del que puede disfrutar ahora todo aquel que se acerque a la casa consistorial. “Hace referencia a una imagen de la torre de Butrón en 1860”, relata. El segundo refleja uno de los grupos culturales más destacados de la localidad. “Está pensado para donarlo a la kultur etxea, en homenaje directo a los que formamos parte de Intxurtxu Dantza Taldea”, indica. Y el tercero, que representa una estampa de las tradicionales idi probak, “a la Nagusien Etxea, por su proximidad al antiguo probaleku”. “Son tres obras hechas con mucho cariño y carga emocional. Estoy segura que compartida por la mayor parte de vecinos y amantes de nuestros lugares y costumbres”, sostiene.

“En cada pincelada he querido plasmar, con el respeto que merece, el maravilloso entorno”

Artista