"Trabajaban como burras", repetían numerosos de la treintena de testimonios de hombres y mujeres recabados para el trabajo de investigación resultante en un libro y una exposición con cien fotografías de once fábricas de la cuenca del Kadagua inaugurada ayer martes en el Museo de las Encartaciones, donde permanecerá hasta fin de año. En algunas de estas empresas ellas representaban una mayoría y, sin embargo, por norma general, cobraban menos que sus compañeros, los cargos importantes les estaban vedados, ingresaban en las plantillas en la adolescencia, se marchaban al casarse y su labor quedó invisibilizada. Una injusticia que vienen a reparar este proyecto y otros similares, como la reciente publicación del Ayuntamiento de Zalla.

Desde mediados del siglo XIX y hasta finales del XX la mano de obra femenina resultó crucial para el crecimiento de La Papelera, Lacabex Hermanos, Plaza Hermanos, Antonio Serrano y Plomos (Zalla), Boinas La Encartada, Manufacturas Rodet y fábrica de Muebles (Balmaseda), Garsa (Gordexola), La Conchita (Sodupe) y Rica Hermanos (Alonsotegi) Así lo plasman las imágenes enmarcadas en cajas en referencia al entorno laboral y la dureza y austeridad económica imperantes en aquella época. Además, la exposición contiene "ilustraciones, productos, libros y maquinaria industrial", de estos negocios, "en su mayoría desaparecidos", señaló la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui. Así, se muestran objetos que integraron el día a día de miles de mujeres, como txapelas, papel higiénico de la marca El Elefante, planchas de ropa, fichas de trabajo, elementos de hilatura o una bata de La Conchita. También tres grandes máquinas de principios del siglo XX donadas por Alberto Mardones, que "suponen un excelente ejemplo" de cómo funcionaban los talleres de Balmaseda. Asimismo, se organizarán visita guiadas y salidas fuera del museo.

Libro

El libro puede adquirirse tanto en el Museo de las Encartaciones como descargarse en formato Pdf desde su página web. A lo largo de más de un año "el coronavirus nos ha limitado, a la hora de consultar documentación y acercarnos a las personas mayores", admitió el director del Museo de las Encartaciones, Javier Barrio, pero ha merecido la pena. Tanto, que animó a que "alguien realice una tesis doctoral sobre este tema porque hay información". "Quedan mujeres vivas de entonces y parece que se nos olvida" porque ha costado acercarlas al primer plano. Incluso cuando "en 1961 una ley permitió que se quedaran trabajando después de casarse estaban de alguna manera aleccionadas" para no contravenir una costumbre no tan extendida en aquellas empresas con peores sueldos para ellas.

Entre el material fotográfico que se exhibe en el Museo de las Encartaciones hay una instantánea que retrata cunas en la fábrica La Conchita de Sodupe. Algunas empresas disponían de "una especie de servicios sociales" que en teoría facilitaban la conciliación y en la práctica implicaban que "no descendiera la productividad" porque al llevarles a sus hijos "paraban media hora o una hora, los amamantaban y luego volvían a sus puestos". Hasta los años setenta no lograrían entrar en oficinas y laboratorios, "pequeño cambio que nos transporta hasta la actualidad".