“No se trata de un autorretrato, pero de alguna manera soy yo” la que se sitúa de frente a quienes cruzan la puerta, mostrando su cuerpo orgullosa como si sostuviera un diálogo con el espectador sobre “cómo mirar y cómo ser mirada desde un lugar elevado, por encima de cómo queréis que me comporte adoptando un punto de vista forzado para que las formas se resignifiquen en la belleza”, desgrana Aitziber Ibarguen. La pintora de Zalla describe así el cuadro más grande de los veinte en total que se pueden admirar durante el fin de semana en el número 11 de la calle Cruz de Bilbao, cerca de la plaza Unamuno. El local que antes albergaba una tienda se transforma por dos días en un mercado con participación de ocho artesanas. Organizado por el colectivo La Bernarda, persigue visibilizar a las artistas.“¿Qué pensarán esas mujeres al vernos? ¿Qué peso adquiere lo que los demás piensen de mí?”. Preguntas que se despiertan con el mencionado cuadro “resumen al resto” en los que Aitziber Ibarguen también vuelca su visión de “activista que se siente en la obligación de plasmar aquello que me gusta o me molesta”. En otra de sus obras en el Casco Viejo bilbaino, que retrata a sufragistas, y los murales en Güeñes, Sodupe, Turtzioz o Zalla realizados en diferentes ediciones del Día Contra la Violencia hacia las Mujeres del 25 de noviembre y el Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo se palpa “lo que nos cuesta despojarnos de la mochila social y ancestral” arrastrada durante siglos y cómo “nos ponemos y nos quitamos máscaras para encajar en los cánones de belleza” y las convenciones establecidas. En otros proyectos, como la plaza de la Diversidad de Zalla, “no importa tanto el resultado, sino el proceso colaborativo” para dar forma a los bancos y otros elementos del mobiliario urbano “generando comunidad”. Imparte clases a niños y adultos en su taller de Zalla. “Es importante que algún día se vayan con la sensación de que nos les ha salido lo que planeaban”, opina.

En su condición de madre a la búsqueda de una teórica conciliación que en la práctica a menudo es “una gran mentira” se identifica con muchas de las artesanas que muestran sus productos y alzan la voz en jornadas significativas para el movimiento feminista. “Tan solo artesanas sumamos sobre 180 y con artistas de otras disciplinas como música o poesía llegamos a las 300 creadoras de Bilbao y otros municipios del área metropolitana en el colectivo cultural”, relata Mariella Navarro, una de las impulsoras de La Bernarda, que confecciona bolsos bajo la marca Marielita Color.

También desplegaron su género Sinergias Kármicas con productos de belleza natural, joyería y bisutería Barock Jewelry con su impresión 3D, joyería Adricalyptica, saquitos térmicos, elaborados con yero de Sacotermia, los diseños de moda de la marca infantil Lurky Cotton, moda deportiva de Natural Killer o tintes de seda naturales de Basuxka. Firmas comandadas por mujeres decididas a “empoderarse”.

“Con disciplinas como música o poesía sumamos 300 implicadas en el colectivo cultural”

Artesana

“A las mujeres nos cuesta despojarnos de la mochila ancestral y social que arrastramos”

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