“Si me preguntas que me parece la biblioteca de Muskiz, entre el 0 y el 10 le pongo un 9 porque es un auténtico lujo la atención que nos brinda a las lectoras empedernidas como yo. A mí me aficionó mi padre y ya ves, aquí vengo con mis nietas para animarlas a que ellas también disfruten de la lectura”, señalaba la muskiztarra Amagoia García mientras el bibliotecario Fernando Juárez se aprestaba a recoger las demandas literarias de las tres usuarias.

Amagoia es una de los cientos de usuarios que utilizan habitualmente alguno de los canales -presencial o virtual- que ofrece la biblioteca de Muskiz, situada en la segunda planta de la Kultur Etxea y que como destaca su director “es un espacio del que nos gusta pensar que es una fuente constante de estímulos. La lectura es la piedra angular y el libro en papel o digital sigue siendo el eje vertebral pero nuestra biblioteca pretende ser un espacio de socialización intergeneracional en el que caben desde exposiciones a talleres, conferencias y servicios como el acceso gratuito a wifi, a ordenadores o una impresora 3D en los que el usuario no toca un libro. Hay que superar el tópico de que la biblioteca es el lugar donde los escolares vienen a estudiar”, comenta Fernando, responsable de este centro cultural pionero a nivel estatal en acercar a este servicio público las ventajas de las tecnologías de la información.

“La biblioteca se conectó por primera vez a Internet en 1995 y tuvimos página web antes que el propio Ayuntamiento de Muskiz, que tenía el dominio, pero no tenía los contenidos. Pedimos permiso para utilizarlo, a expensas de que el Ayuntamiento pusiera en marcha su web y así desde 2002 hasta hoy en que contamos con nuestra página web gestionada por la propia biblioteca, algo que no suele ser muy habitual, lo que nos ha permitido en la pandemia estar a pleno rendimiento con los canales virtuales”, apunta Juárez.

La biblioteca de Muskiz fue una de las últimas que cerró sus puertas al inicio de la pandemia y una de las primeras en abrirlas con la desescalada, aunque en este ínterin, Fernando Juárez y sus compañeras de equipo, Inmaculada García y Aiala Cítores, se pusieron manos a la obra para desarrollar una intensa generación de contenidos a través de los diversos canales informáticos con los que cuenta esta infraestructura municipal que acaba de obtener un premio en la XX Campaña de Animación a la Lectura María Moliner 2020, por su proyecto de fomento de la lectura, Biblioteca cerrada pero no encerrada. La Biblioteca como terapia.

“No hemos entrado en el top 10 de las mejores bibliotecas del Estado, pero no es un premio cualquiera ya que somos una de las 300 premiadas en diferentes categorías. El premio nos ha hecho ilusión porque es un reconocimiento al trabajo y al esfuerzo que, como muchas otras bibliotecas, hicimos durante la pandemia”, valora Fernando Júarez. “Durante la pandemia trabajamos más que en presencial porque todos los días generábamos contenidos para niños y para adultos que poníamos a disposición de los usuarios tanto en la página web (muskiz-liburutegia.org) como en el canal de WhatsApp (688 817 884). Contenidos que además anunciábamos en nuestro Twitter (bibmus). Ello suponía una gran presión porque todos los días había que planificar lo que íbamos a contar ese día o en los días siguientes, cómo lo contábamos, crearlo en soporte digital,... Había que dar el Do de pecho y te puedo asegurar que los miembros del equipo, en el que estaban también Inmaculada y Aiala, acabamos agotados”, reconoce Fernando.

La ventaja que tuvo la biblioteca de Muskiz con respecto a otros espacios similares es que su dinámica habitual de trabajo ya estaba muy enfocada tanto a la atención presencial como digital aunque Fernando Juárez asegura que la pandemia ha supuesto un relanzamiento del servicio de préstamo digital. Referente a nivel nacional de biblioteca generadora de contenido digital acaban de digitalizar el libro Pobeña, Kobaron. Coto Minero,. “La relación con nuestros usuarios a través de WhatsApp, que utilizamos mucho como un mostrador virtual en el que recomendamos lecturas, atendemos consultas o avisamos sobre pedidos de libros, se ha incrementado con la pandemia, aunque no especialmente porque ya era un canal muy utilizado. Ahora tenemos más de 100 miembros dados de alta. Nosotros en la pandemia hemos sido una de las pocas bibliotecas que hemos tenido, presencia diaria precisamente por la larga trayectoria virtual que ya tiene la biblioteca”, remarca Juárez.

Fruto de ese esfuerzo el proyecto Biblioteca cerrada pero no encerrada. La Biblioteca como terapia premió el esfuerzo realizado durante el periodo de confinamiento, a través de la web de la biblioteca, redes sociales y canal de WhatsApp, en los que todos los días se proponían actividades diferentes (lectura, juegos, pasatiempos, recetas, biblioterapia...) para menores y adultos. Esta acción permitió a pesar de las circunstancias, mantener una comunicación directa y cercana con los usuarios y usuarias. A modo de ejemplo, uno de los contenidos generados a modo de historia, tenía que ver con la gastronomía, una actividad que tuvo un gran predicamento en las largas jornadas de confinamiento especialmente en la confección de postres. “Con la interactuación de los propios miembros del canal de WhatsApp o de Twitter nosotros planteábamos ejemplos. Mira qué magdalenas ha preparado Fernando o qué tarta ha hecho Inma. ¿Por qué no nos envías una foto de lo que has hecho tú? Nosotros hemos sacado las recetas de este libro o de este otro y aportábamos variada bibliografía accesible digitalmente a través de nuestros fondos digitalizados o a través de la red vasca de préstamo de libros E-liburotegia”.

Implicación

Junto a su amplia oferta de servicios, la biblioteca de Muskiz es muy valorada por una dilatada política de acercamiento al tejido asociativo y cultural del municipio y la comarca de Meatzaldea aglutinando en sus archivos una gran documentación histórica -escrita y gráfica- que la convierte en un foco de referencia para estudiosos e investigadores de la memoria local o de inspiración para artistas como Gorka Urreztieta, que tiene expuestas estos días varias piezas de tallas de madera. “Somos un espacio abierto a la ciudadanía”, resume Fernando Juárez quien está particularmente satisfecho con la sección de Biblioterapia que colabora con las pediatras del Centro de salud que se ubica en los bajos de la Kultur Etxea.

“Somos una de las pocas bibliotecas que recetamos lecturas con la colaboración del centro médico. Desde hace unos años tenemos muy buena relación con el servicio de pediatría y lo que hemos hecho es crear un fondo de publicaciones y recursos bibliográficos que puedan ayudar en las patologías que detectan las pediatras. Imagínate que van al pediatra con un niño o una niña que tiene problemas de celos, de ansiedad o de gestión de las emociones, depresiones, duelo,... y le recetan un libro. Suben aquí con la receta y les expedimos el libro”, describe Juárez quien ahonda que este capítulo ahonda en la necesidad de que la biblioteca sea un espacio de socialización.

“Esta iniciativa se debe a la colaboración que hemos logrado con el centro de salud que nos ha llevado incluso a hacer una edición digital de la Biblioterapia a través de la cual puedes ver diversas recomendaciones para la patología que se quiera tratar. Durante la pandemia lo que hicimos es elegir una parte de la Bibioterapia y la refundamos para ofrecer lecturas en digital para que la gente la pudiera descargar y lo pudiera leer sin salir de casa”, refiere Juárez quien se siente orgulloso del reconocimiento ministerial que anima al Ayuntamiento y a la biblioteca a seguir con su política de fomento de la lectura, aunque defiende que “el mejor reconocimiento es el que se refleja en el presupuesto”.