Alberto Il diavolomundial contrarreloj para ultra fondistameritorio 4º puesto superar el objetivo de lograr 500 euros Asociación Aspanovas

apoyar a los niños y niñas ganar la lucha contra dolencias como el Cáncer o la Ataxia de Friedrich.

"Esa es mi mejor medicina. Saber que este tipo de pruebas y retos sobre la bici sirven para mejorar las condiciones sanitarias de los más pequeños", esgrime este deportista que inició la prueba el pasado sábado 16 a las 18.00 horas guardando dos minutos de silencio en honor a tres personajes fallecidos recientemente y que han dejado huella en su vida: el exfutbolista Alfredo Inoriza; Luis Mari Alonso, de la cuadrilla de Txikiteros de Muskiz; y el joven zierbenato Jon Ander Soto, bolari del carrejo de La Arena y pelotari de la sociedad Pelotazale Barbadun.

Sufrimiento

"Ese merecido homenaje hizo que durante las primeras horas fuera siempre el último de los 26 corredores de mi categoría de más de 50 años ya que la app que controlaba el reto te hacía resetear por cada vuelta. Sin embargo, la estrategia que teníamos marcada de ir a tope en las 8 primeras horas, en las que hice una media de 32,5 kilómetros hora, dio resultado y poco a poco fui completando vueltas y escalando posiciones. De la 8ª hora a la 12ª aflojo un poco el pistón y a partir de ahí hasta la hora 20 ya mantuve una cadencia más suave para no poner en riesgo a musculatura. Las últimas 4 horas y viendo que no iba a poder superar las 22 vueltas fueron casi un paseo para asegurar la vuelta 21 que es la que finalmente completé", resumía Vallés, quien tuvo tiempo de alternar el seguimiento de los 29 kilómetros de cuerda del circuito de Borrego Springs, una tranquila comunidad turística del sur del estado norteamericano de California que acoge la prueba presencial, con el visionado de la TV.

"Hubo un momento en que mi mujer se asustó al ver mis brazos hinchados por la falta de riego"

"Mi mejor medicina es saber que este tipo de pruebas mejoran las condiciones de los niños"

Ciclista de Ultrafondo

"Físicamente estaba bastante bien y mentalmente aguanté mejor de lo que esperaba sobre todo porque el rodillo es muy monótono al no tener que lidiar con el terreno como en el caso de la prueba de Sodupe donde hice 606 kilómetros. Prueba de ello es que llegó un momento -cuando llevaba unas 15 horas- que mi mujer, María Elena, se asustó mucho al verme los brazos totalmente hinchados por la acumulación de sangre. Tenía que cambiarlos piñones con la izquierda porque con la derecha no podía del dolor que tenía en la manos", señala este expelotari que, con un pundonor admirable, ya piensa en el próximo reto que le llevará en mayo hasta Mungia. Allí, junto con el montañero Abel Fernández Spiderabel, para recaudar fondos para Asier, un niño afectado por la Ataxia de Friedrich.