EL jabalí de madera convertido en mascota de la peña Athletic de Gordexola que ocupa una plazoleta cercana al ayuntamiento amaneció ayer preparado para las grandes ocasiones por partida doble. No solo los rojiblancos jugaban en San Mamés, sino que su propia casa vivía la feria de San Andrés y La Inmaculada, una de las citas imprescindibles del primer sector encartado. Ni el horario del partido, a las 14.00 horas, impidió que los vecinos disfrutaran de la amplia oferta y, de paso, empezaran a hacer acopio de provisiones para el puente de esta semana y la Navidad.

Como indicaba la venta de calendarios de Gordexola para el año 2020, las fiestas están a la vuelta de la esquina. También se deducía de los productos a la venta en más de cuarenta puestos en la plaza Molinar. De Azoain, Nafarroa, llegaron Ana Martín y Javier Blázquez, que fabrican chocolate “con entre el 70 y el 85% de cacao” tomando el relevo “de mi padre en la empresa familiar”, expresó ella. Suman “veinte años viniendo a ferias de Bizkaia y sabemos que nos aprecian”. Ayer en Enkarterri dieron a probar su propuesta estrella para las comidas y cenas de fin de año: “el turrón, que elaboramos por primera vez”. “Hay que innovar y adaptarnos a las nuevas tendencias. Ahora se vende mejor el chocolate negro. Da la impresión de que se está crucificando el azúcar, pero creemos que se puede tomar en su justa medida”, defendieron. Iván Diego también incorporará el turrón, pero a la carta de licores que elabora. “Son quince durante todo el año y, además, los hay de temporada”, señaló el basauritarra: “clásicos como el café, limón, orujo y patxaran” se mezclan con “licor de tarta Sacher o arroz con leche”. Su siguiente apuesta será “el licor de queso Idiazabal con membrillo”, adelantó. Se podrían beber con los polvorones que alumnado de cuarto de Secundaria del colegio Eretzaberri de Sodupe comercializó para recaudar fondos que les permitan costear su viaje de fin de curso “a Tenerife”.

Pero antes del postre toca llenar el estómago y mejor si el menú está compuesto de manjares de la tierra. “Hay que tirar de la huerta. Ahora tenemos en temporada escarola, lechuga, puerros o habas”, enumeró Edurtzeta Atutxa, de Igorre, que continúa la labor de “mis abuelos y mis padres”. Su hija toma el relevo “con una nueva explotación de kiwis”.

A cubierto, en el frontón Beraskola se resguardaron la muestra de Euskal Oiloa de la asociación Eoalak y la feria de permitió a los asistentes ver en acción a numerosos artesanos. Itziar Arbulu, de Atxondo, confeccionó “una alfombra con hoja de maíz a la manera en la que se llevaba a cabo en los caseríos, donde primaba la filosofía de aprovechar todo”. “Es una pena que todo ese saber se esté perdiendo”, lamentó.

Detrás del recinto deportivo tuvieron lugar los certámenes ganaderos. Jon Gutiérrez, de Karrantza, obtuvo la victoria por partida doble en el de vaca frisona. El también carranzano Iñigo Palacio acudió con ocho vacas y clasificó a la gran final a Melisa, de tres años, “campeona en Irún y Tolosa y tercera a nivel estatal”, que ha seguido una intensa preparación. Durante todo el año “ha estado sola en un box” y entrenando el paseo por el escenario “un día sí y otro no”. El zallarra Unai Urkijo repitió triunfo en la categoría de burros de la Encartaciones con una familia laureada: “Macho de Amaya ha ganado en su categoría de más de 36 meses y su hija, Rufina, en hembras menores de esa edad”.