ESCOLTADOS por un todoterreno con una ambulancia de coche escoba, Fernando Alonso y Pedro Olcoz hicieron su entrada en la plaza Madres Irlandesas de Zalla el sábado a las 19.00. Habían transcurrido 57 horas desde su partida de la localidad navarra de Falces para recorrer 280 kilómetros ininterrumpidos por zonas de montaña. Aunque las incidencias climáticas durante la travesía les obligaron a modificar el guión sobre la marcha, la odisea no exenta de “momentos de peligro” ha merecido la pena, puesto que han recaudado alrededor de 1.500 euros donados a la Cruz Roja de Enkarterri.

Empezando en el municipio natal de Pedro y con final en el de Fernando, dotaron de un toque simbólico al proyecto que presentaron la víspera de la salida en la casa de cultura de Falces. Los primeros sesenta kilómetros transcurrieron “muy bien, según lo previsto”. Sin embargo, al alcanzar Urbasa “se extendió la niebla al mismo tiempo que anochecía a veinte kilómetros” del punto en el que habían quedado con los compañeros que transportaban la logística. El track que les marcaba el rumbo “nos enviaba por un camino cerrado” para su inquietud y la de sus amigos. “Sabían que andábamos tarde, pero todos estábamos sin cobertura”, recuerda Fernando. Tras cuatro horas perdidos, se reencontraron “a las dos de la madrugada”. Agotados física y psicológicamente, optaron por prescindir del paso por el Txindoki, “que nos hubiera tocado de noche” y así poder atravesar Urkiola de día. De allí prosiguieron “hacia Otxandio y cuando llegábamos a Ubide la niebla volvió a aparecer junto con la lluvia”. Por si fuera poco, “el GPS nos metió por Aldamin, un monte de roca a un lado de Gorbeia”. Otra vez desorientados, “pudimos encontrar un sendero y bajar a Pagomakurre, ya con la batería del GPS agotada, donde nos encontramos con nuestros amigos”. Encararon la jornada final “más tranquilos” en terreno conocido por los montes Ganekogorta, Gallarraga e Ilso, en Zalla. En esta última cumbre les recibieron miembros de la Cruz Roja encartada para cubrir juntos los últimos kilómetros.

La entrada en el centro del municipio fue “muy emotiva”. Una ovación dio la bienvenida a Fernando y Pedro con el objetivo cumplido. Tardaron las mismas horas que habían calculado. Sin embargo, el circuito se recortó de los 280 a los 200 kilómetros por los cambios de ruta sobrevenidos. “Menos mal que los dos tenemos carácter tranquilo” para afrontar los momentos de tensión.

El zallarra Fernando Alonso se mantiene en forma practicando deporte regularmente y, además, desde finales del año pasado forma parte del equipo de rescate de montaña de la Cruz Roja de Enkarterri. “Nos reunimos un fin de semana al mes” para entrenar por la comarca. Desde que se incorporó “ha habido avisos, pero gracias a Dios las personas han aparecido a medio camino”. En esta ocasión casi le tienen que rescatar a él, pero no descarta embarcarse en más desafíos similares en el futuro. De hecho, “algo hemos hablado ya...”, avanza misterioso sin desvelar más sobre otros proyectos.