Itziar Etxeberria escena cotidiana sala de exposiciones de Kultur Leioa

Uno de los cuadros expuestos. Foto de Marta Hernández

Mucho ha llovido desde entonces, muchos colores traspasados de la paleta al cuadro, primero blanco impoluto, luego multicolor de realidades. Un buen puñado de exposiciones después de aquel estreno en 1981, realizadas tanto a nivel individual como colectivas, por diferentes lugares: Bizkaia, Gasteiz, Gipuzkoa, Madrid, Pontevedra, Zaragoza, Huesca, Burgos, Cantabria… han acompañado la trayectoria de esta leioaztarra, que vuelve a mostrar su obra en su municipio hasta el próximo 12 de octubre ​y, que, de paso, inaugura el ciclo de exposiciones de Kultur tras el parón en el que el coronavirus tiñó todo de negro y dejó en blanco al panorama artístico. “Para mí, es importante exponer en Leioa, aunque ya lo hecho varias veces. Hace ilusión. Además, hay una evolución y te gusta que la gente la vea. Es muy emocionante que vengan personas conocidas y te digan: Qué bonito trabajo. Y es que estar en el estudio pintando es muy solitario”, comenta la artista.

Los 69 cuadros que cuelgan de las paredes de la sala de Kultur Leioa abarcan la última década de Itziar frente al caballete: hay algún paisaje pero, sobre todo, son escenas del día a día, cercanas, con sentimiento, con vida. “Los temas cotidianos siempre han sido mi trabajo; lo visual, lo que tengo alrededor… Es mi inspiración. Desde hace diez años empecé a incorporar mucha figura, me apetece meterme más en el realismo, en los personajes integrados en el paisaje. Solo el paisaje vacío me empezó a resultar menos interesante. En mis inicios, comencé con ello, pero he ido evolucionando. Hay muchos temas que los hago por disfrutar haciendo la figura”, explica Itziar. Tal es así, que en esta muestra hay hasta varios cuadros de familiares suyos echando una cabezadita, en la postura que sea, en el sofá o en la cama, tapados o destapados... “Siempre han dicho que el que se queda dormido al lado de Itziar puede aparecer en un cuadro en cualquier momento. Y, curiosamente, todos los que están en estas piezas estaban dormidos. Ninguno es trampa”, cuenta con gracia la pintora.

Uno de los cuadros expuestos. Foto de Marta Hernández

Dar con el instante

Esta creadora leioaztarra tiene esa mirada atinada para sacar el detalle de la panorámica, para capturar ese segundo de todas las vueltas completas al reloj. Espacio y tiempo para enmarcar. Pero de lo suyo, de lo de al lado. “Todo lo que pinto son temas de aquí, muy evocadores, siempre hay un poco de mí en el cuadro, un poco de mi alma, porque aparece mi entorno, donde he vivido, lo que conozco… La lluvia de Bilbao está reflejada en muchos cuadros, por ejemplo. Son un poco como soy”, señala. E Itziar es de escuadra y cartabón a la hora de organizarse, concienzuda, perseverante, con método. “Yo soy muy matemática: todas las tardes, tengo que ir al estudio y tengo que pintar. A veces, sale bien y otras no te gusta… Pero como decía aquel: A mí que me pille la inspiración trabajando. Esa rutina, a mi parecer, es la que hace que te vayan saliendo las cosas”, opina.

Y suma ya muchos años de itinerario colorista trazado con pinceles. “Llevo pintado casi 50 años, o sea, prácticamente toda mi vida. Empecé de autodidacta y luego fui a algunos estudios de pintura… He estado muchos años dando clases, he tenido academias, he estado en el colegio de Las Mercedarias. Vas aprendiendo sobre la marcha y se trata de tener vocación y trabajar, trabajar y trabajar”, enfatiza Itziar, la que hace casi 40 años se enfrentó a su primera exposición con los nervios revoloteando en el estómago y con toda la ilusión del mundo. “Recuerdo tener una sensación de dudas al sacar algo que tienes ahí y que no sabes qué va a opinar la gente. Ahora, a estas alturas, ya tienes un aplomo y una trayectoria y ya no me pasa eso. Lo vas dominando aunque exponer siempre es exponerse”, reconoce la artista que engrandece los pequeños momentos de la rutina que para otros ojos pasan desapercibidos.

“Desde hace diez años empecé a incorporar mucha figura, me apetece meterme más en el realismo”, asegura la leioaztarra