ASEGURA que le gusta "lo desenfrenado, la creatividad al máximo, dar rienda suelta a la imaginación". Begoña Aristegui es una mujer que contagia energía y que destila arte. Lo lleva dentro y lo expresa a raudales, como lo demuestran sus sombreros y tocados de papel. Obras ingeniosas que salieron de esos momentos en los que el reloj no existía. Esta getxotarra elaboró 60 originales sombreros de papel durante cada día del confinamiento. De todos los colores. De formas insospechadas. De tamaños sorprendentes. Pero no solo eso, ya que Begoña utilizaba estos complementos para interpretar canciones, grabarse en vídeo y enviarlo durante la cuarentena a familiares, amigos, conocidos€ "He estado en contacto diario con 300 y pico personas o 400. ¡Una burrada! Porque todos los días, al mandar el vídeo, me contestaban muchísimas personas. He hablado con gente de Austria, Italia, Londres, Madrid, Murcia€ Ha sido una forma de estar en contacto y de meter color y canciones, que para mí es fundamental, y más en una situación como la que pasamos", recuerda.

Una parte de esta colección de arte para la cabeza está en La tienda de Berta, en Las Arenas, y otra en el establecimiento Cien Pies, que regenta Almudena Etxebarria en Sopela. Allí se pueden ver los sombreros de Begoña; unos tienen forma de barco, otros están hechos para simular grandes flores; unos tienen adornos, otros son muy, muy altos o con un enorme diámetro; unos parecen ser una lechuga, otros tienen dibujado un gato azul o un pez€ Y es que la mayoría de las veces, Begoña hacía un guiño en el sombrero al tema que iba a cantar: El gato que está triste y azul o Quisiera ser un pez para tocar mi nariz en tu pecera€ No obstante, como no podía ser de otra manera, todo comenzó con el Resistiré. "Mi hermano Borja y su mujer, Berta, tienen un grupo que se llama B&B y me pasaron un vídeo por WhatsApp cantando Resistiré y dije: voy a hacer yo algo también, pero en plan cachondo, como soy bastante payasita... Aunque en el fondo soy muy tímida. Empecé con esa canción y se la mandé a una amiga y me dijo que era muy divertido. Se lo envié también a alguna tía viuda y le gustó mucho€", rememora Begoña.

Así que la historia no podía quedar ahí. Las notas musicales para hacer frente al coronavirus debían tener más estribillos. "Yo soy muy moto y me veía ahí encerrada, limpiando y cocinando, y pensé: Yo soy muy creativa, algo tengo que hacer. Estudié Bellas Artes y me gusta mucho la escultura y la pintura. Yo hice restauración, pero me gusta mucho toda la creación. Entonces, empecé a hacer disfraces, pero fijándome en los tocados, porque como hacía vídeos de cintura para arriba€ Tenía papel pinocho en casa y fui haciendo unas cosas muy básicas y a la gente le gustaba mucho, me fui emocionando y en 60 días, hice 60 sombreros. He evolucionado mucho, porque la gente me animaba y cada vez han sido más espectaculares", comenta esta getxotarra. Ella afinaba la voz, sacaba sus mejores ánimos, lucía sus creaciones asombrosas y alegraba el confinamiento a multitud de personas. "Me lo he pasado genial, para mí ha sido una pasada, porque encerrada me sentía acorralada. Y viendo que a la gente le animaba, pues me motivaba más", destaca. Silvio Rodríguez, Mikel Laboa, Mercedes Sosa han desfilado con los sombreros de Begoña, que para unas manos como las suyas han sido sencillos de confeccionar. "Al tener callo con las manualidades, lo haces muy rápido y consigues efectos que parece que llevan mucho trabajo. Además, el papel es muy agradecido, mucho más que la tela. También es cierto que muchos solo están hechos por delante porque me los ponía para el vídeo", reconoce.

Y todo ello, además, le ha llevado a extraer dos conclusiones: "La motivación es la mejor forma de conseguir que una persona dé lo mejor de ella. La motivación que me ha dado la gente me hizo que quisiera mejorar. A mis hijos, en lugar de tanto reñir, les tenía que haber motivado", asegura.

Los sombreros de Begoña que ya cumplieron una función mayúscula durante el confinamiento siguen persiguiendo objetivos. La de ahora, con la exposición en dos establecimientos, es la de apoyar al pequeño comercio. "Me encanta que la gente vaya distinta y parece que se está globalizando todo hasta cómo vestir", lamenta. Berta López, su cuñada, y propietaria de La Tienda de Berta, confirma que lucir los sombreros está atrayendo a más gente. "Este tipo de iniciativas son nuestra labor, para diferenciarnos de alguna manera. Nosotros tenemos que currárnoslo", considera.