SU principal función era la de recolectores-cazadores. Dominaban el fuego y fabricaban herramientas rústicas con huesos y piedras, algunas de las cuales perduran a pesar de que los neandertales se extinguieron hace, aproximadamente, 40.000 años. Herramientas como las que han encontrado en el yacimiento paleolítico de Aranbaltza, en Barrika, el más importante al aire libre de la región cantábrica y que es una fuente inagotable de tesoros que se remontan a más de 100.000 años de antigüedad. El último de estos utensilios prehistóricos hallados en la zona es un bifaz, es decir, una herramienta de piedra tallada por las dos caras, que fue encontrado hace dos años por Alexander Trebolazabala, miembro del equipo de excavación, y acaba de ser dado a conocer por el equipo que trabaja en el yacimiento desde 2013, encabezado por Joseba Ríos-Garaizar, arqueólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). "Es un hacha de mano, probablemente de basalto, una roca de origen volcánica, que creemos se estima en una antigüedad de 115.000 años", detalla Ríos-Garaizar.

El singular utensilio fue hallado por Trebolazabala en el arroyo Urgoso, a escasos metros del yacimiento, donde llevan excavando desde hace siete años y en el que se han descubierto miles de piezas del periodo chatelperroniense, que han permitido documentar las formas de vida de los últimos neandertales en la península ibérica hace unos 40.000 años. En este sentido, en Aranbaltza, uno de los hallazgos más destacados fue el que presentaron hace dos años, un palo cavador de hace 90.000 años, cuya especial singularidad es su material, madera de tejo, un hallazgo excepcional dado que la conservación de restos de madera en yacimientos arqueológicos antiguos es muy compleja por su volatilidad.

Respecto al bifaz, Ríos-Garaizar destaca la "singularidad" de esta herramienta. "Hay pocas en Bizkaia y creemos que está asociada al yacimiento de Aranbaltza. Tienen una cronología bastante antigua. Este tipo de útiles se remontan a entre 100.000 y 200.000 años en la región cantábrica, con las características específicas de este utensilio, -matiza-, porque hay algunos más antiguos en otros lugares y también más recientes, pero con otras peculiaridades".

Sobre esta línea, este hallazgo refuerza aún más la línea de investigación en la que vienen trabajando en los últimos años sobre la presencia humana antigua en el territorio. "La cronología cuadra con algunas de las ocupaciones más antiguas que estamos documentando en Aranbaltza, que tienen en torno a 100.000 y 110.000 años", apunta.

En cuanto a su finalidad, Ríos-Garaizar explica que "no existen muchos estudios" al respecto y que aún están "terminando el proceso de documentación de la pieza", y tampoco está "lo suficientemente bien conservada para poder hacer un análisis funcional", pero sostiene que "normalmente este tipo de herramientas solían estar destinadas a la obtención de recursos como puede ser carne o madera, romper huesos, extraer médula, etc., es decir, actividades masivas ya que los usaban como objetos cortantes y percutores al mismo tiempo". "Hay dos formas de cortar: como si tuvieses un cuchillo o como si tuvieras un machete", aclara. "En este caso, su funcionamiento será más del estilo de un machete", agrega. Por su parte, Iñaki Líbano, experto en arqueología e integrante también del equipo de Aranbaltza, ejemplifica claramente la utilidad de este tipo de instrumentos. "Los bifaces eran la navaja suiza de los neandertales. Servían para cortar, raspar, cavar, etc.", añade. Él mismo descubrió cuatro en Azkorri y Leioa y el Arkeologi Museoa cuenta con "una docena" de este tipo de útiles hallados en el entorno de Uribe Kosta, de los que en Bizkaia han aparecido cerca de "una veintena", indica.

Material Respecto al material del bifaz, Ríos-Garaizar explica que, "aunque parezca una materia rara para la zona, es más abundante de los que se piensa en el sinclinorio vizcaino debido a los fenómenos de vulcanismo". "Han aparecido estratos de basaltos en Fruiz, en Meñakoz, Asua, Astrabudua y en el monte Oiz", señala. "Son cantos rodados que han podido ser transportados por el agua de los ríos y después los humanos, en este caso, los neandertales fueron los que lo cogieron y le dieron la forma", sostiene. Por último, Ríos-Garaizar destaca que Aranbaltza no les deja de "sorprender" y desvela que seguirán realizando "más descubrimientos".