Han pasado cuatro años desde que el otxandioarra Luis Polanco, conocido también como Piti, comenzara a tomar parte en competiciones de corta de troncos. Convertido en uno de los deportes rurales vascos con mayor tradición y popularidad, su afición por la aizkora se acentuó a raíz de una apuesta. "Tú tienes mucha fuerza, pero con la herramienta eres un inútil", las palabras de Saúl, amigo que siempre ha estado vinculado al mundo rural, hirieron el orgullo de Polanco que le lanzó un reto. "Le dije que poníamos un año para prepararnos y que en las fiestas del pueblo llevaríamos a cabo una apuesta para ver quién cortaba más rápido los troncos", recordó con orgullo Piti, que se impuso en el envite disputado en la Herriko plaza.

Tras cerrar las condiciones del reto en navidades, cada uno se apostó un total de 600 euros. Polanco comenzó a entrenar con el propósito prioritario de llegar en las mejores condiciones posibles al mes de julio. Los entrenamientos se sucedieron en aquellos meses y las condiciones físicas del aizkolari mejoraron considerablemente. En plenas fiestas locales, la expectación para presenciar el reto fue máxima en Otxandio. "Recuerdo que la plaza estaba a rebosar, todo salió bien y le cogí el gusto a retarme con alguien", reconoció dejando de manifiesto su gen competitivo.

En la actualidad, Piti participa en diferentes competiciones rindiendo a buen nivel. Muestra de ello, el año pasado llegó a la final del campeonato de Euskal Herria de Tercera. Este mes de octubre se llevarán a cabo nuevas eliminatoria y el aizkolari espera poder meterse nuevamente en los cuadros finales. Federado en Araba, el año pasado se impuso en el campeonato alavés de segunda lo que le ha dado el pase a la primera categoría, donde compite esta temporada. Además, lleva dos años consecutivos ganando en el parejas de Araba. "Ser euskaldun y poder practicar un deporte que está muy unido al mundo rural es muy gratificante. Tener la posibilidad de poder manejar el hacha para mí es como para el hijo de Messi ser futbolista", reconoció con gran sentido del humor.

Dejando muy claro que "dedicarme a esto es imposible", Piti intenta entrenar tres veces por semana. Tras completar su jornada laboral en una empresa del municipio, disfruta con el hacha y prepara minuciosamente sus participaciones en los distintos campeonatos. Para ello, las salidas en bicicleta y los paseos por el monte también son frecuentes. "Tampoco me vuelvo loco; esto no deja de ser un hobby para estar sano y hacer lo que me gusta", apuntó recordando cómo "con treinta años pesaba casi 130 kilos. Así no podía seguir".

Lanza el guante

De padre palentino y madre de Otxandio, Luis Polanco cuenta con más de una veintena de hachas en casa. Su afición por la aizkora es total y ahora le encantaría poder llevar a cabo otra apuesta. Tras varios intentos fallidos, a sus 36 años le encantaría poder retarse nuevamente con alguien de Bizkaia en un duelo mixto: cortar troncos y segar hierba. "Ahora con el coronavirus estamos parados, pero me encantaría para la primavera que viene poder hacerlo. Me gustaría abrir el abanico y echo el guante a cualquier persona de Bizkaia a segar y a cortar", animó ansioso de volver a retarse, recordando cómo "el deporte rural viene de las apuestas que se hacían antiguamente".

Apasionado del mundo rural, Luis cuenta con catorce vacas pirenaicas en sus terrenos. Preguntado por el trabajo que conlleva el cuidado de los animales, rápidamente deja claro que "sarna con gusto no pica". Y es que el interés por el mundo animal y todo lo que tiene que ver con el trabajo en el caserío, siempre han jugado un papel fundamental en su vida. "Cuando era un niño andaba por todas las cuadras de Otxandio viendo las vacas; siempre me ha gustado este mundo. Recuerdo cómo con la primera nómina que gané en la fábrica me compré una vaca", aseguró mostrando orgulloso su modo de vida.

"Poder manejar el hacha para mí es como ser futbolista para el hijo de Messi"

"Esto es un hobby para estar sano. Con 30 años pesaba 130 kilos. No podía ser"

Aizkolari