El Ayuntamiento de Bilbao ha sacado a concurso la creación de un jardín vertical natural en la plaza del Funicular, en concreto en el paredón que bordea el acceso al transporte que conecta con Artxanda. Un proyecto que se ejecutará este año a lo largo de cuatro meses y cuyo coste superará los 300.000 euros, sin contar el IVA.

La pretensión es forrar con plantas y césped natural todo el gran muro que sirve de fondo de saco a la plaza del barrio de Castaños donde se ubica el acceso a la parada inferior del transporte de cable que conecta con la zona de Artxanda. El paramento en su conjunto mide unos 20 metros de ancho por 12 de altura.

Aproximadamente serán unos 170 metros cuadrados de paramento los que se conviertan en un pequeño pulmón que oxigene el entorno. Como se observa en la infografía de la imagen pequeña, el proyecto respetará el diseño de acceso a la parada del funicular y se mantendrá como en la actualidad, con el arco rojo como elemento particular.

El desarrollo de este proyecto tiene una doble función, según se espefica en la documentación por la que sale a concurso. En primer lugar, "incrementar la superficie verde del barrio de Castaños con la consiguiente mejora de la calidad del aire, aumento de la biodiversidad y mejora estética de la plaza".

El segundo objetivo de este nuevo elemento urbano es "fomentar el atractivo turístico de la villa y en concreto del funicular de Artxanda", uno de los principales elementos que utilizan muchos visitantes que llegan a la capital vizcaina.

Aunque con las obras de la línea 3 de metro que crearon la estación de Matiko se ha aumentado la superficie verde a lo largo de la Calle Artasamina, el barrio de Matiko luce demasiado hormigón. El hecho de que el espacio referido se ubique por encima de la plaza del Funicular implica que la zona de Castaños, al nivel del paseo la Ría, no se beneficie del mismo lo que supone que "sea uno de los barrios con menor cobertura de parques urbanos del municipio", indica el informe.

Los trabajos que se iniciarán poco después de la adjudicación del proyecto supondrá la colocación de una estructura anclada a toda la superficie del muro prevista que sea capaz de aguantar una base de tierra donde posteriormente puedan crecer las plantas y arbustos que el diseñador concrete.

Y es que el contrato no solo incluye las obras en sí, también tendrán que aportar el proyecto naturalista y su posterior mantenimiento durante los siguientes tres años a su finalización. Uno de los problemas más habituales en este tipo de jardines en vertical es que requieren una vigilancia constante para evitar que se sequen los elementos naturales que lo componen. Un mantenimiento que supone, por ejemplo, un dispositivo de riego siempre en funcionamiento para aportar agua al conjunto cuando realmente lo necesite.