Si se quiere conseguir que la bicicleta sea un medio de transporte habitual en el día a día de los bilbainos, su uso no puede estar limitado únicamente a los bidegorris. Pueden poder utilizar también las calles de la villa con total seguridad y confianza. Con esta filosofía, el Ayuntamiento de Bilbao ha reservado nuevos espacios en la propia calzada en las que las dos ruedas tienen prioridad absoluta y las ha pintado de rojo para alertar a los vehículos a motor de su presencia.

En total, se han establecido 38,6 kilómetros de calzadas compartidas y carriles bici en la carretera, y otros 28 cruces se han señalizado con marcas en el suelo para que tanto conductores como ciclistas sepan por dónde tienen que circular.

La iniciativa forma parte de la campaña 'Mejor en Bici' del área de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Bilbao, que está empeñada en dar un impulso definitivo al uso de la bicicleta en la capital vizcaina. "De unos años aquí estamos viendo que la bicicleta está teniendo cada vez más presencia en la ciudad; desde el área de Movilidad queremos no solo potenciar su uso sino mejorar también las infraestructuras, acompañada de una nueva señalítica en este caso", explica Álvaro Pérez, concejal adjunto de Movilidad y Sostenibilidad. Medidas como el limitar la velocidad a 30 kilómetros por hora también persiguen el mismo objetivo: calmar el tráfico para que la convivencia en la calzada sea más segura.

SEÑALIZACIÓN ESPECIAL

El objetivo principal es que la bicicleta tenga más presencia en las calles que comparten con otros medios de transporte, principalmente motorizados. Para ello, lo que se ha hecho es señalar, tanto de forma vertical, mediante señales, como horizontal, pintando de rojo la calzada, aquellos lugares en los que la bicicleta tiene preferencia. Por una parte, en las calles más anchas, donde se han establecido carriles bici en las propias calzadas, situadas a la derecha de la misma, y calzadas compartidas, donde una bicicleta pintada en el suelo avisa a los conductores de su presencia y en las que los ciclistas deben circular, por seguridad, por el centro.

También se ha actuado en cruces y rotondas, pintando asimismo de rojo caminos para bicicletas de forma que los conductores recuerden que puede encontrarse con alguna de ellas. Por ejemplo, en las rotondas se ven ya un carril rojo en la zona exterior, por donde circulan los velocípedos, y que tienen que tener en cuenta el resto de vehículos al incorporarse a ellas o tomar una de las salidas.

Este medio de transporte cuenta asimismo con espacios reservados antes de la parada de algunos semáforos, lo que les permite tener preferencia a la hora de ponerse en marcha cuando el disco se ponga en verde. "Hemos querido marcar rutas fuera de los bidegorris para que sean seguras a la hora de moverse por la ciudad", explica Pérez, una iniciativa por la que ya se han interesado varias ciudades del resto del Estado. En total hay 38,6 kilómetros de calzadas compartidas y segregadas, y 28 cruces y paradas adelantadas señalizadas.

PROYECTO PILOTO DE 2017

El primer proyecto piloto para poner en marcha esta iniciativa se desarrolló en 2017, en las calles Rodríguez Arias y Licenciado Poza, haciendo las primeras pruebas de señalización con diferentes tipos de pintura. No fue casual; en esas dos calles, cuya circulación funciona casi como un circuito que da la vuelta, se puede encontrar prácticamente toda la casuística en cuanto a calzadas y cruces de Bilbao. Durante un año se analizó como funcionaban cada una de las propuestas, viendo los pros y contras de cada una, y detectando las necesidades que surgían en su uso del día a día.

Partiendo de aquella experiencia, entre 2018 y 2019 se llevó a cabo la implantación de la señalética en los cruces en los que se detectó que hacía falta para alertar de la presencia de bicicletas. Actualmente, está señalizada toda la zona centro, comprendida entre la calle Autonomía hasta la ría, y desde Sabino Arana y Hurtado de Amezaga. A partir de ahora, esta señalización se extenderá a toda la ciudad, empezando por Txurdinaga y Otxarkoaga, que serán los próximos barrios en los que se actuará.EXTENSIÓN A LOS BARRIOS

En los últimos años, además de la creación de bidegorris específicos, el área que dirige Nora Abete se está focalizando en buscar alternativas de calzadas compartidas para los diferentes medios de transporte. Un ejemplo es el que se se llevó a cabo para conectar el bidegorri de la calle Jaén con el de Sabino Arana, que sirvió para enlazar los barrios de Rekalde y Basurto, que hasta ese momento se encontraban aislados.

En ese punto ha habido una parte de calzada compartida en la calle Biarritz y otro con bidegorri bidireccional únicamente para las dos ruedas; una solución mixta que es por la que se está apostando también para poner en marcha en otras zonas de la ciudad.

PROTEGER AL MÁS VULNERABLE

Y es que no hay que olvidar que el espacio físico con el que cuenta Bilbao es limitado; con un urbanismo ya consolidado, el espacio hay que repartirlo de la mejor manera posible entre todos los diferentes medios de transporte. Con la vista puesta siempre, eso sí, en proteger al usuario más vulnerable, que en esta caso es el ciclista. El reglamento de circulación protege mucho al peatón en las aceras, prohibiendo de hecho que las bicicletas anden por ella, pero en la calzada el eslabón más débil es la bicicleta, por lo que hay que mejorar la señalización para que puedan circular de forma cómoda y segura.

Un objetivo que también tienen en mente desde el Ayuntamiento con esta iniciativa es ganar en usuarios potenciales para las bicicletas. El ciclista habitual está acostumbrado a utilizarla para sus desplazamientos del día a día y circula con tranquilidad por las calles, pero hay muchas personas que no se atreven a hacerlo por miedo ese enjambre de coches, autobuses y furgonetas que encuentran en el tráfico de Bilbao.

ANIMAR A LA GENTE A IR EN BICI

"Necesitamos dar un pequeño empujón a esta gente para que se anime, coja la bici y empiece a soltarse a circular en ciudad", destaca el concejal adjunto de Movilidad y Sostenibilidad. "Yo mismo soy un ejemplo de ello; no soy usuario diario de bicicleta, con lo cual andar por la calzada siempre me da más respeto. Estos carriles me generan más confianza, porque sé por dónde tengo que ir y porque los vehículos a motor también van a saber que estoy ahí".

Desde el área están satisfechos con los resultados. "De la sorpresa inicial, los conductores y ciclistas han pasado a valorarlas muy positivamente porque está bien señalizado y marcado, no se deja nada a la interpretación, que era lo que queríamos. La bicicleta es el hermano pequeño de la calzada y hay que darle mayor protección", finaliza Álvaro Pérez.