Son "la puerta de acceso al sistema de atención social", tal y como ha recordado este viernes el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y la garantía "de una sociedad más cohesionada". Los servicios sociales de base atienden en la capital vizcaina a más de 80.000 vecinos, uno de cada cuatro, dando cauce a que puedan acceder a recursos que favorezcan su integración social y su autonomía.

La villa dispone de once servicios de este tipo, distribuidos por los distintos barrios. Aburto ha visitado este viernes precisamente uno de ellos, el de Irala, que ha estrenado instalaciones y que cuenta con un equipo de 18 profesionales, entre ellas, trabajadoras sociales, educadoras, psicólogo, mediadora y administrativas. Son parte de los 203 trabajadores de todo el sistema. "Son el equipo que hace palpable la cercanía, la dignidad de las personas y la atención a aquellas que más lo necesitan", ha agradecido el alcalde.

Son ellos los que se encargan de valorar, informar y orientar sobre derechos y recursos sociales, y tramitar prestaciones económicas o recursos para personas en situación de dependencia, mayores, infancia, familias y personas sin techo, derivándoles en su caso a los servicios especializados de otras instituciones, como pueden ser el Gobierno vasco o la Diputación.

"Son aquellos que están en primera línea, los que detectan las situaciones de riesgo, de vulnerabilidad, y ofrecen la primera atención. Tienen la vinculación con el sistema sanitario, educativo y judicial, y a través de esas relaciones se van detectando situaciones de riesgo o de vulnerabilidad. Y fruto de esos contactos se van determinando programas de intervención", ha explicado el primer edil. "Al final, son la garantía de una sociedad más cohesionada".

El año pasado estos servicios atendieron a un total de 80.061 personas en Bilbao, a través de 73.398 citas. Tras el impacto de la pandemia, a lo largo de 2021 se fue normalizando la atención y la ciudadanía volvió a acercarse de manera presencial a las oficinas.

ACTIVIDAD

Entre toda la actividad, se realizaron 4.680 valoraciones de la dependencia, mientras que el servicio de ayuda a domicilio, que permite que los ciudadanos puedan seguir viviendo en sus casas evitando ingresos residenciales innecesarios, atendió a entorno a 3.653 personas.

Otros 11.480 bilbainos cuentan en sus viviendas con el servicio de teleasistencia, de forma que pueden solicitar ayuda cuando lo necesiten. Mirada Activa, el servicio preventivo que se pone en contacto con las personas mayores para detectar situaciones de aislamiento o soledad, y poner en marcha los recursos adecuados, prestó atención a 5.085 personas.

Y es que, tras la pandemia, ha aumentado la preocupación por la soledad de los mayores y la falta de apoyo en sus domicilios, y ha dejado negro sobre blanco su vulnerabilidad ante cuestiones sanitarias o físicas. No solo eso; el propio incremento de la esperanza de vida hace que cada vez sean más los años que pasan en soledad.

MENORES

Otro colectivo en el que la pandemia ha tenido impacto ha sido el de los menores. En total, el año pasado se atendió a 2.550 niños, adolescentes y sus familias. El covid incrementó el absentismo escolar, que ha pasado de 1.000 a 1.600 casos, agudizado por el miedo al contagio y a la normalización a las relaciones sociales.

La pandemia fue, además, un reflejo de la pobreza; hubo alumnos que al no disponer de internet, ni wifi, ni ordenadores, no podían acceder a los contenidos académicas. Para ello, además del programa Aukerak Suspertzen del Gobierno vasco, se facilitaron redes wifi y, en los casos más extremos, material didácticos a través de fotocopias.