Este año tampoco habrá romería el día de la amatxu de Begoña. Tampoco el alcalde Juan Mari Aburto bailará el tradicional aurresku de honor a sus vecinos. A pesar de ello, los recuerdos perduran en la memoria de la ciudadanía del mismo modo que tampoco ha caído en el olvido para Felipe Agirre. A sus 84 años, sigue siendo un honor y un orgullo haber sido el primer dantzari del día de la amatxu de Begoña. Aunque su historia estaba en el recuerdo de los suyos y los periódicos de la época testifican que así fue, su hija Maider no ha querido dejar pasar la ocasión para recordar cómo empezó la tradición de la mano de su padre y hace ya alrededor de 40 años.

“Fue en 1981 cuando siendo alcalde de Bilbao Jon Castañares, y mi aita siendo concejal del Ayuntamiento junto con otro concejal, Julián Fernández, y el teniente de alcalde Padura pensaron qué podían hacer para homenajear a la amatxu de Begoña ya que eran fiestas de Bilbao y estaban en la Comisión de Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao”.

De esta forma comienza el relato de Maider, hija de Felipe. “A mi aita se le ocurrió bailar el aurresku de honor a la salida de misa de la basílica de Begoña ya que ha sido dantzari toda la vida y se ofreció él mismo para hacerlo”, rememoraba. A un año le siguió otro y de esta forma comenzó a organizarse un acto que perduró al menos 12 años. Tal vez alguno más; no lo recuerda bien ya que Felipe tiene 84 años en la actualidad. “Pasados dichos años la Diputación y el Ayuntamiento contrataron oficialmente a un dantzari continuando con la labor que había desarrollado mi aita durante todos esos años”, apuntaba su hija Maider en declaraciones a este periódico.

Ahora que ya son dos años consecutivos sin Aste Nagusia, muchos recuerdos vienen a la memoria de la ciudadanía y también a la de Felipe Agirre Gaztañaga. Sus vivencias son reflejo de la historia de Bilbao, de aquellas primeras fiestas y del trabajo que se encauzó en aquella época para que Aste Nagusia sea a día de hoy un fenómeno internacional, ejemplo de participación cuyo germen puso Felipe, entre otros.

Un amigo de toda la vida J. M. Luque ha querido que aquel gesto que se ha hecho tradición no quede en el olvido así que ahora busca la manera de que se reconozca a Felipe públicamente. “Yo le conozco porque es vecino de toda la vida y estuvo ayudando en los inicios de nuestro grupo Trabudu D. T., ya que fue componente en otros grupos anteriores que han existido en Astrabudua (San Lorenzo, Lagun Artea, Txaku Andi). Incluso cuando estuvo exiliado bailó con el grupo Begiraleak D. T. de San Juan de Luz. También toca el pandero conmigo, aunque ya últimamente entre el covid, ilustraba.

Además, recuerda que estuvo de concejal con el alcalde Castañares (1979-1983) y “fue el primer aurreskulari que bailó el aurresku de honor a la salida de la misa en la basílica de Begoña ante el obispo, alcalde y resto de concejales”. Las fotos de la época dan buena cuenta de que así fue como también de que ya entonces era todo un acontecimiento para los bilbainos.

Un gesto que se hizo tradición

Lo que comenzó siendo un gesto de este dantzari acabó convirtiéndose en una tradición que ha sido asumida por los sucesivos alcaldes de la villa como forma de honrar a sus vecinos. Lo bailó José Mari Gorordo, Josu Ortuondo, Iñaki Azkuna, Ibon Areso y los últimos años es Juan Mari Aburto quien se encarga de ofrecer este baile a todos los bilbainos, para lo que se prepara cada verano con afición y compromiso.

“Creo que sería bonito hacerle un pequeño reconocimiento y sobre todo que la gente sepa un poquito que anterior a la sokadantza actual, también se ha estado bailando el aurresku ese mismo día por lo menos desde 1981. La fecha no es exacta, quizás algo antes, pero por lo menos en un artículo de DEIA aparece esa fecha” dice Luque, también dantzari.

El recuerdo de Felipe Agirre es además un pretexto para rememorar lo que entonces era la villa y los cambios que ha sufrido en estos 40 años que no han sido solo urbanísticos sino también sociales. Algunas tradiciones se repiten y se mantiene el apego al origen de sus fiestas que distingue a Bilbao de otras ciudades y que también diferencia a su Aste Nagusia.

“Según me ha contado, al parecer en aquellas fechas era complicado trabajar pues la situación no solo era difícil económicamente”, indicaba su hija Maider. Por ese motivo fue por el que “dentro de la Comisión municipal de fiestas y pensando qué poder hacer dentro de la festividad para celebrar el día de la Amatxu, estaba reunido con el alcalde y con Julián Fernández y se le ocurrió ofrecerse a bailar el aurresku a la salida de la misa”. Como la idea gustó, pues se estuvo repitiendo durante más de diez años.

Militante histórico del PNV, partido con el que concurrió en las primeras elecciones municipales en Bilbao y ejerció las labores de concejal entre 1979 y 1983, Felipe Agirre permaneció nueve años exiliado en Baiona debido a la represión policial que sufrió por anunciar el Aberri Eguna. Fue torturado en La Salve. Con 84 años sigue residiendo en Astrabudua con su mujer, Gixane Murueta, y es su hija Maider la que no quiere dejar pasar alto que su aita fue el primer dantzari de la romería de Begoña.

Fue en 1981 cuando siendo concejal y pensando qué podían hacer en las fiestas se ofreció para bailar el aurresku a la Virgen

A sus 84 años, Felipe Agirre sigue recordando como un honor y con orgullo los doce años que estuvo repitiendo esta tradición