En esa realidad paralela que aún somos capaces de imaginar, en la que la palabra coronavirus nos es tan ajena como el nombre de cualquier otra enfermedad ficticia, hoy habría sonado el pistoletazo de salida para nueve días de alegría incontrolable. Las desgracias acarreadas por la pandemia, sin embargo, son demasiado palpables como para no tener consciencia de que la fiesta puede esperar. Porque este año ni siquiera Marijaia se libra del confinamiento. Por primera vez desde 1978 la capital vizcaina se quedará sin su Aste Nagusia. Evitar las aglomeraciones en un contexto en el que la distancia social es primordial para atajar la expansión de un virus que vuelve a contagiar con furia es el principal motivo de una decisión, la de cancelar la 43ª edición, que si no ha sido fácil al menos ha sido la más acertada.Fue el pasado 15 de mayo cuando los alcaldes de las tres capitales de Euskadi comunicaron una noticia que era un secreto a voces: este año no se celebraría ninguna de las fiestas patronales. La decisión, que llegó después de que el Ayuntamiento de Iruñea suspendiese sus Sanfermines, fue "consensuada" entre las principales autoridades municipales de Euskadi. "No es lo que deseábamos ninguno, pero tenemos claro que lo primero son la salud y las personas", declaró Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao. Aunque el número de contagios descendía, el estado de alarma seguía vigente y todo hacía pensar que lo más sensato era curarse en salud. De hecho, el escenario es ahora más comprometido de lo que se pensaba entonces, cuando la OMS alertó de un posible rebrote en otoño.

HISTORIA DE ASTE NAGUSIA

Será la primera vez que Bilbao se quede sin sus fiestas, desde el txupinazo hasta la quema de Marijaia. Pero no es la primera edición desventurada. Aste Nagusia de 1983 es recordada como la más calamitosa hasta la fecha. Las inundaciones que asolaron Bizkaia se cebaron con la villa, que celebraba su sexto día consecutivo de jolgorio. Aquel fatídico 26 de agosto, cayeron más de 500 litros de agua por metro cuadrado durante doce horas en las que la ría subió tanto que cubrió todo el Casco Viejo. El recinto festivo, compuesto por txosnas de mecanotubo se convirtió en un amasijo de hierros irreconocible. La movilización de miles de comparseros y voluntarios para achicar agua y limpiar las calles de barro sacó lo mejor de una ciudad que supo recomponerse del infortunio.

Si aquella catástrofe natural se llevó la vida de más de treinta personas en Euskadi, la actual crisis sanitaria suma más de 1.650 defunciones. Ello justifica el encierro de Marijaia incluso cuando su llegada venía acompañada de un impacto económico de 70 millones para la ciudad, según notificó el Ayuntamiento de Bilbao hace escasos días. El millón y medio de personas que se acerca a la capital vizcaina esos días genera una actividad frenética en diversos sectores. Uno de los más afectados por la cancelación de la celebración será el de la hostelería, que ya acusa un importante rebote debido a las nuevas restricciones decretadas esta semana por el Gobierno vasco. Pero no es la única actividad económica afectada. El colectivo de los feriantes, por ejemplo, ni siquiera podrá desplegar sus atracciones en el parque Etxebarria.

SIN ACTOS EN ASTE NAGUSIA

Con todo, debido a que la tentación de festejo, aunque sea de forma alternativa, se presiente tan virulenta como el propio coronavirus, el Ayuntamiento de Bilbao llama a la contención. De hecho, tampoco se van a celebrar los actos que Bilboko Konpartsak preveía en su especial Aste Nahasia en la que habían organizado 51 actividades repartidas en cinco espacios. Desde sesiones de bertsolaritza hasta talleres infantiles. La idea era que el aforo fuera de entre treinta y cien personas. Sin embargo, la semana pasada abandonaron la propuesta, que no contaba con el apoyo del Consistorio, con el argumento de "no promover ni siquiera la más mínima afluencia de personas ante la gran propagación del covid-19 durante las últimas semanas".

Es mucho lo que hay en juego. Por ello, esta misma semana, el alcalde Juan Mari Aburto ha advertido de que la Policía vigilará que no haya ningún acto. También se ha posicionado al respecto Itziar Urtasun, concejala de Fiestas, quien pide al conjunto de la ciudadanía "responsabilidad" para evitar concentraciones durante las fechas en las que debía celebrarse Aste Nagusia, desde hoy hasta el 30 de agosto, "con el objetivo de no empeorar la situación sanitaria". En contraposición, anunció que Bilbao "ha comenzado a trabajar en la edición de Aste Nagusia 2021". Será entonces cuando Marijaia se desconfine para ser recibida con más ilusión que nunca.