Bilbao - El equipo técnico de Visesa está ojo avizor al calendario de mareas y a las predicciones meteorológicas para determinar la fecha en la que llevarán a cabo la colocación del segundo puente de Zorro-tzaurre que unirá la isla con el barrio de San Ignacio. Una maniobra muy compleja que requiere la presencia de una pleamar, cuanto más elevada mejor, y un tiempo climático bueno, sobre todo carente de viento, que pueda hacer naufragar el operativo. En ningún caso la velocidad del viento podrá superar los cuarenta kilómetros por hora.

"Estamos analizando el calendario y esperamos acometer la maniobra este mismo mes", indicaron fuentes de Visesa, la sociedad promotora de vivienda social del Gobierno vasco, encargada del proyecto.

Para llegar al punto actual se ha ejecutado mucho trabajo previo. Por una parte, la construcción de los dos estribos creados en ambas márgenes del canal, sobre los cuales será depositado el tablero que conforma la parte central del viaducto. Además se ha procedido a la construcción en tierra del viaducto de color blanco, una pieza con dos espectaculares arcos, ensamblado en uno de los muelles de la isla durante los últimos meses. Las piezas que componen el nuevo paso para peatones y vehículos a la isla fueron construidas en una empresa de Sevilla y traídas a Bilbao en tráileres especiales por carretera. Una vez en el citado muelle, el puente ha ido conformándose en su estructura completa, antes de ser colocado en el lugar previsto.

La maniobra promete espectacularidad. Serán dos grandes pontonas, que llegarán desde Holanda, las embarcaciones encargadas de recoger la estructura de su actual ubicación en el muelle, trasladarla flotando a la altura donde será ubicada, girar después todo el conjunto a la vez y depositar el viaducto en los dos soportes construidos en las orillas.

Complejidad Una operación que parece simple, pero nada más lejos de la realidad. Antes de la delicada maniobra final de dejar el puente en su sitio están previstos tres días de labor casi milimétrica. La estructura mide algo más de sesenta metros de longitud y cuenta con un peso de 320 toneladas. Trasladar esta voluminosa pieza desde tierra a las dos plataformas flotantes será la parte más complicada. En esencia es como coger una pizza del horno y depositarla en las dos embarcaciones que cuentan con unas dimensiones considerables: 65 metros de longitud, casi doce de ancho y una altura de 3,5 metros. Para ello se requerirá la construcción de dos carros de veinte metros de longitud cada uno que estarán separados entre sí por cuarenta metros y que serán colocados bajo el tablero en su actual posición en tierra. Estos módulos incorporarán sendos dispositivos hidráulicos de gran precisión que permitirán mover el tablero hasta el borde mismo del muelle donde le esperarán las dos pontonas.

Una vez subido el viaducto a bordo de las dos plataformas, todo el conjunto navegará apenas unos cien metros hasta la zona donde se han construido están ubicados los dos estribos en las orillas. En este punto, las pontonas giraran al unísono noventa grados para colocar la estructura blanca en línea a su ubicación definitiva. Esta maniobra se tendrá que ejecutar con gran delicadeza, ya que los técnicos esperarán a la pleamar para colocar los dos extremos del puente por encima de los estribos construidos en tierra y esperar a que baje la marea poco a poco para que se deposite en su ubicación definitiva. Los técnicos tendrán de esta manera entre tres y seis horas para culminar el asentamiento de la pieza.

Sobre posibles fechas, el fin de semana de los próximos días 25 y 26 podría ser la alternativa más clara, teniendo en cuenta que las mareas en esas fechas son bastante elevadas y facilitaría todo el operativo. Solo hará falta que el tiempo acompañe y el viento respete la maniobra.

Tras armar todo el puente está previsto que los últimos remates se prolonguen unos cuatro meses, de forma que para mayo el paso pueda ser inaugurado y prestar servicio.