BILBAO - Un buen sistema para conocer qué información llega y qué se entiende de lo que llega es lo que en Gorabide llaman el teléfono adaptado, que es la versión antónima del teléfono descacharrado. “Es la prueba de que un texto es de lectura fácil”, explica Conchi.

El teléfono adaptado consiste en que la información va pasando de una persona a otra, simplificando su contenido de manera que lo que comienza siendo un texto incomprensible para personas que tienen un problema intelectual se convierte en un texto accesible.

“Al final de esa cadena el texto llega a mí y yo hago la última de las cribas si hay cosas que no entiendo. Porque eso quiere decir que las personas que tienen mi mismo problema tampoco lo van a entender”, explica Conchi.

Después, cuando comparan el texto inicial y el final, pueden comprobar que la diferencia es una barrera de comprensión muy importante.

“Le llamamos el teléfono adaptado porque ciertamente el efecto que produce es justo el contrario de lo que ocurría cuando una noticia pasaba de uno a otro y llegaba totalmente distorsionada”. Conchi ha aprendido a resignarse cuando se encuentra con lo que ella llama “personas barrera”, pero sigue empeñada en lograr un mundo accesible. - O. Sáez