Posiblemente su nombre no se conozca mas allá de Zeanuri y de Arratia, pero bien se podía calificar a Maixue -apodo que se le puso-, aquel poema de Bertol Brech: “Hay hombres que luchan un día y son buenos... pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.

Luis Arregi era, sobre todo, un hombre inteligente y muy discreto; independiente en sus formas, en su hacer y en sus ideas, tenía formada una convicción determinada de rectitud y disciplina. Muchos alumnos recuerdan que era un hombre extremadamente serio y rígido. De aquellos que dejan impronta, por su ser, por su carácter, por su integridad.

Zeanuri y Arratia le deben mucho a Luis Arregi aunque, conociéndole, nos diría: “Anda, anda, menos chanfainas y menos ñoñerías”. Era de los que llamaban al pan, pan; y al vino, vino; sin remilgos ni florituras, hombre práctico y a su vez crítico.

Luis Arregi Maixue, hernaniarra afincado en Zeanuri, donde pasó prácticamente toda su vida, fue el impulsor de la escuela profesional de Zulaibar-Zeanuri, fundamental en el progreso y desarrollo profesional de Arratia, donde hoy trabajan cientos de personas que salieron de sus aulas y talleres.

Su objetivo era crear una enseñanza reglada en régimen de cooperativa y acudió a donde Arizmendiarrieta, a quien daba gran aprecio y estima. De hecho, decía, “aquí se da valor a artistas como Oteiza y Chillida ¿pero a Arizmendiarrieta?”. No en vano ha sido uno de nuestros grandes referentes y hoy, gracias a su impulso y previsión, trabajan mas de 80.000 personas en el mundo. Maixue hizo suyo uno de los lemas de Arizmendiarrieta: “Nondik lan handik jan / De donde trabajes comerás”.

Arregi llegó a mediados del siglo pasado a Zeanuri y por su determinación e impulso, en compañía de Don Pedro Atutxa, cura de Undurraga, y con la participación de la familia Rotaetxe, crearon la escuela profesional de trabajo en Zeanuri que años mas tarde se trasladó al barrio de Zulaibar, Zulaibarko lanbide eskola, hoy referencia en Arratia. Escuela de trabajo se le denominaba al centro.

Recuerdo, siendo yo chaval, que oía desde mi casa, pegada a la escuela, el ruido de los tornos, fresadoras y todo tipo de utensilios de trabajo y aprendizaje. En el piso de arriba, las clases teóricas; y en la planta baja, el taller del que Maixue era director.

Martin Orbe, que participó en los inicios de aquella escuela de trabajo, siempre ha destacado la valía de Luis Arregi. De fuerte carácter, serio, rígido y tenaz, sostenía que “en el trabajo la perfección es lo que vale” y tal como se exigía a si mismo, exigía a los demás. La independencia y su caracter dicreto le distinguían y ante las adversidades se crecía, convencido de que había que tomar las cosas como llegaran y con una firmeza que remarcaba hacia cualquier idea e ideología. Inork oparitu barik, ekinaren ekinez lortzen dira gauzak horrelakoxea zen Luis Arregi, gizon zorrotza. Erroak, Zeanin bertan bota zenduzan eta gure memorian izango zara . Goian Bego Maixue.