Cinco placas explicativas colocadas en lugares estratégicos del casco urbano de Galdakao conforman el Itinerario Urbano de la Memoria Histórica presentado ayer en el transcurso de un acto que contó con la presencia del alcalde de la localidad, la técnica de memoria histórica del Instituto Gogora del Gobierno vasco, Ruth Cancelo; el historiador Ander Aperribai, representantes de Galdakao Gogora y dos familiares de víctimas de la guerra de 1936: Begoña Larrea y Agurtzane Yurrebaso. A través de esta sencilla y cómoda ruta, vecinos y visitantes podrán acercarse un poco más a la historia de una localidad que por su ubicación e industria, durante la contienda bélica, se convirtió en un enclave estratégico desde un punto de vista militar. Tanto es así que la localidad se encontraba dentro del Cinturón de Hierro, una línea de fortificaciones de más de 80 kilómetros que el Gobierno vasco mandó construir en 1936 para proteger Bilbao y su entorno frente al avance de las tropas golpistas.El recorrido arranca, concretamente, junto a la Casa Consistorial, en la plaza Kurtzea. El panel allí instalado está dedicado al Puesto de Mando de la 2ª División, que se estableció en Galdakao en abril de 1937, tras la ofensiva contra Bizkaia de las fuerzas franquistas. Estuvo dirigida por el coronel Joaquín Vidal Munarriz que, desde esta posición, dirigió operaciones tan importantes como la defensa de Peña Lemona. Los expertos consideran que la sede de este batallón podría haber estado en la Casa de León Asua y la de Ellakuria. "El corresponsal de guerra británico George L. Steer relata en su obra Gernikako Arbola que visitó a Vidal en su chalé de Galdakao, donde se entrevistó con el coronel Montaud, por entonces jefe del Estado Mayor. También está documentado que el Lehendakari Aguirre se entrevistó con Vidal en el chalé de Galdakao. Así lo dice en sus memorias el jefe de la 4ª Brigada Vasca Francisco Gorritxo", destacó Aperribai.

La segunda placa ha sido colocada en Gurutxeko Enparantza y se centra en el Cuartel de Gandasegi que utilizó como sede, a partir de abril de 1937, el edificio de las escuelas del mismo nombre y que acogió al 4º Batallón Azkatasuna de EAE-ANV que también era conocido como el 8º Batallón de Ingenieros del Ejército de Euzkadi. Allí se acuartelaron 252 gudaris que realizaban las funciones de zapadores, es decir, construir forlas trincheras del frente y de colocar barreras de alambre, construir puentes y trazar o limpiar caminos. Normalmente solían trabajar de noche para protegerse de los ataques aéreos de la aviación. A principios de junio 1937, y tras la toma de Galdakao, el cuartel del batallón se estableció en Etxebarri.

La cárcel Inuntziaga

La siguiente parada del itinerario es la plaza Iturrondo, donde se hallaba el chalé Inuntziaga. Tras la toma de Galdakao por las tropas nacionales el 15 de junio de 1937, el inmueble fue utilizado como prisión provisional donde detenían y retenían a republicanos para luego llevarlos a otras cárceles. Muchos fueron fusilados, entre ellos varios galdakoztarras como Ángel Aróstegui Bilbao, José Luis Zabala Bilbao y Santiago Celaya Sagardui el 7 de septiembre de 1937, y dos días después Valentín Mandaluniz. Además de como prisión provisional, las tropas nacionales utilizaron el chalet como puesto de mando de la Brigada I de Navarra, con Rafael García Valiño al mando.

La tragedia de Plazakoetxe es la temática del cuarto panel del Itinerario Urbano de la Memoria Histórica de Galdakao. El bombardeo aéreo más sangriento que sufrió Galdakao tuvo lugar el 19 de mayo de 1937. Un artefacto impactó en una boca del refugio de Plazakoetxe y causó la muerte de 16 personas, todas ellas mujeres, niñas y niños. Según el experto Xabier Irujo, Galdakao sufrió un total de 28 bombardeos y los ocurridos el 9 y 24 de abril del mismo año también causaron muchos muertos y heridos.

La última parada está ubicada frente a la entrada del que fue el refugio de Tximiolarre, uno de los construidos por el Ayuntamiento de Galdakao en 1937 en varios lugares del pueblo para proteger a los vecinos de los ataques aéreos. Cuando las sirenas alertaban de la llegada de la aviación, la población corría y se escondía en esos lugares bajo tierra. En concreto, en el panel colocado junto al refugio de Tximiolarre se explica la propuesta de refugios con capacidad para 1.500 personas tanto en Tximiolarre como en Kurtzea, los previstos para 300 personas en Zugatzu, Bengoetxe y Kurtzea, o los de Bengoetxe, Labeaga y Usansolo con capacidad para 400 personas. A pesar de este esfuerzo, fue inevitable la pérdida de al menos 40 vidas humanas en los bombardeos contra Galdakao, la mayoría vecinos y vecinas de la localidad.

De hecho, el próximo 19 de mayo se volverá a conmemorar el aniversario del principal bombardeo de Galdakao con un sencillo homenaje público a familiares de los fallecidos y está previsto, además, ofrecer la primera visita a ese refugio de Tximiolarre.