GALDAKAO - Un viaje a África en 2014 como cooperantes les hizo darse cuenta de que además de las muchas necesidades de la población en el ámbito médico, había necesidades primarias que tampoco estaban cubiertas. Las galdakoztarras Patricia Pérez de Villarreal, Saioa Ajuriagogeaskoa, Amaia Emaldi, Amaia Ormaza y la gasteiztarra Tania Arriba, todas ellas médicas de Osakidetza, viajaron por primera vez como cooperantes a Angola hace seis años. Aquel viaje, tal y como cuentan, tenía un objetivo muy concreto; "valorar la situación social y sanitaria del Hospital de Vouga, en la provincia de Bié, situada en el corazón de Angola".

En el día a día, "uno de los mayores problemas que nos encontramos durante los años de trabajo de cooperación realizado, fue la gran cantidad de enfermedades gastrointestinales que existen asociadas a la falta de agua potable, siendo alguna de ellas, de alta mortalidad". Por lo tanto, era difícil avanzar sin que algo tan necesario como el agua estuviera asegurado para la población de la zona. En este sentido, "tras el tercer año decidimos no quedarnos de brazos cruzados e intentar hacer algo para mejorar esta dramática situación".

De ahí nació el proyecto Walale, Agua potable y salud para Angola que en Ubundu, el idioma local, "se utiliza para saludar, y es el nombre que elegimos para el proyecto". Comenzaron entonces una iniciativa solidaria con el fin de "comprar e instalar una potabilizadora solar de agua que proporcionase la cantidad de agua potable necesaria para atender al hospital y a las poblaciones rurales de alrededor".

Tras mucho trabajo, consiguieron hacer realidad el proyecto. Para recaudar el dinero necesario del proyecto, realizaron varias campañas de captación de fondos y sensibilización, "como la venta de cuadros con fotografías hechas por nosotras en Angola, calendarios, tazas e incluso participamos en distintas charlas para dar a conocer y socializar el proyecto". En un solo año "conseguimos recaudar casi 40.000 euros, dinero suficiente para poder hacer realidad el primer paso de la iniciativa, comprar la potabilizadora. Queremos resaltar que gran parte de la recaudación fueron aportaciones personales", explican. Ahora había que instalar la potabilizadora, y en eso ayudó el ingeniero Iván Yuste, que se unió al proyecto junto con Naiara Pérez de Villarreal. Ya en Angola, recuerdan que en solo 15 días, "además de nuestra labor médica en el hospital, con la ayuda de Iván, montamos todo el sistema y pusimos en marcha la potabilizadora. ¡Incluso hicimos una inauguración!".

Con la potabilizadora en marcha desde hace un año, a finales de 2019 han vuelto a Angola "y hemos subsanado algunos problemas técnicos que ha habido. Hemos decidido que es mejor que funcione solo en modo solar para garantizar su fiabilidad". Pero además, con el objetivo de que pueda dar un servicio ininterrumpido, "para el mantenimiento continuo hemos contratado a una persona de allí para asegurarlo". Para hacerse una idea de la importancia de esa potabilizadora, cabe destacar que "en modo solar proporciona aproximadamente 2.000 litros de agua potable al día, cantidad que sabemos que no es suficiente para toda la población que vive alrededor de ella". Por esa razón, "insistimos tanto en concienciar y sensibilizar a la población en un correcto uso del agua que se consigue mediante la potabilizadora".

Documental y más Sin embargo, el proyecto Walale no se queda en esa primera potabilizadora. Recientemente han presentado un documental editado por Naiara Pérez de Villarreal que "muestra imágenes de nuestro día a día allí grabadas por nosotras mismas con nuestros móviles". Ha tenido "muy buena acogida y nuestra intención es seguir proyectándolo en distintos municipios en los próximos meses", detallan.

En este sentido, Walale sigue más vivo que nunca, y sus impulsoras destacan que "nuestra idea es instalar otra potabilizadora en un futuro próximo, cuando nos aseguremos que la potabilizadora actual tenga un buen funcionamiento, se haga un buen uso de ella y que todo esto se refleje en el hospital".

Su labor solidaria siempre ha ido más allá del proyecto de la potabilizadora. Cuando viajan a Angola, "solemos trabajar en el hospital, cada una dentro de su especialidad". Por las tardes, "solemos estar con los niños y niñas de las aldeas que se acercan al hospital para jugar con nosotras" y llevan distintos juguetes, además de aprovechar este tiempo "para sensibilizarles en el buen uso del agua y la higiene en general". En todos estos años han logrado "una relación muy estrecha con las lideresas, que son las mujeres que se encargan en cada aldea de organizar reuniones sobre temas de interés y gracias a la intermediación de ellas, conseguimos llegar de una manera más eficaz a la población". Walale continuará su labor solidaria y además sigue creciendo también en lo que a colaboraciones se refiere, ya que en el último viaje a Angola, "hemos tenido dos nuevas incorporaciones en el grupo; Endika Basabe, bombero de Gasteiz; y Maitane Lacunza, ginecóloga en el Hospital de Basurto. En todo este gran proyecto también han tenido la ayuda de la ONG Coopera Euskadi, con quienes contactaron después de volver de Angola hace tres años. "Nos ayudan muchísimo y son una pieza fundamental", cuentan. Con uno de sus objetivos principales cumplidos, desde Walale, todas las personas que lo hacen realidad, destacan y agradecen la ayuda "de todas las personas que han aportado su granito de arena para hacer realidad este proyecto, así como, a las entidades y empresas que han colaborado de distintas maneras".