I. Ugarte

Galdakao - A sus 50 años, Richard Gómez es un deportista que podría considerarse “extremo”. Y es que después de disputar unos cuantos triatlones, el galdakoztarra ha comenzado también a participar en este tipo de pruebas pero en la denominada Ultra Distancia. Una auténtica bomba para el cuerpo, al que Gómez ha llevado al límite en más de una ocasión por la exigencia que se pide a sí mismo.

Como muchas otras personas, el triatlón cautivó a Gómez en cuanto comenzó a practicarlo. No obstante, esto ocurrió en el año 2007, ya que desde pequeño, el deporte al que dedicaba el tiempo el de Galdakao era el fútbol. Forma parte del equipo Triathlon Galdakao. Que ahora recorra distancias de auténtica locura en bici, nadando y corriendo tiene mucho que ver con la montaña. Y es que tal y como recuerda Gómez, “cuando dejé el fútbol con 18 años, comencé a hacer bicicleta de montaña, y hacíamos bastantes marchas que se organizaban”.

En 2005, en Orduña quitaron la marcha de BTT “a la que solíamos ir, y en su lugar celebraron un Duatlón”, en el que no dudó en participar. “Ese día hice mi debut en el mundo del duatlón y me gustó tanto la experiencia, que comencé a entrenar y hacer duatlones con asiduidad”. A medida que avanzaba en esa disciplina, “comencé a mirar de reojo al triatlón, viendo a los triatletas como unos súper deportistas y fue en junio del 2007, en Lekeitio, donde hice mi primer triatlón”, cuenta.

En ese triatlón participó en la distancia sprint, con 750 metros de natación, 20 kilómetros de ciclismo y 5 de carrera a pie. La temporada avanzaba y al finalizarla, “pasé a hacer en Zumaia un triatlón de distancia olímpica”, con el doble de distancia que en la modalidad sprint. Pero para este aventurero los retos son una motivación constante y al año siguiente ya se encontraba haciendo su primer triatlón de larga distancia, con 3.000 metros a nado, 120 kilómetros en bicicleta y 30 a pie. “Ya en 2009, en Barcelona, di un gran paso y debuté en el triatlón de distancia Iron Man, llegando ya a los 3.800 metros, 180 kilómetros y 42 corriendo”.

Hasta el momento ya ha logrado terminar once Iron Man, en distintos lugares del mundo, lo cual también le ha permitido viajar y conocer otros países. Pero en la cabeza de Gómez no cabe el no seguir intentando el más difícil todavía. Por eso mismo, “y siempre con el deseo de seguir probándome y buscar los límites”, además de intentar “seguir cumpliendo retos y sobre todo nuevos sueños de algo que parecía imposible de conseguir, en 2018, di el salto a los triatlones de ultra distancia, participando en el Ultra Man más duro del mundo en Granada”. En este salto “le debo mucho a mi amigo y entrenador Patxo Irazu, porque gracias a él, y de su mano, he podido vivir estas experiencias únicas que jamás hubiera pensado que sería capaz de conseguir”, explica agradecido.

Tres días de competición con 10 kilómetros de natación y 145 de ciclismo con un desnivel más de 2.700 metros el primer día, 276 kilómetros en bici y un desnivel de 4.800 metros el segundo y para terminar, 84 kilómetros de carrera a pie con 700 metros de desnivel positivo. Toda un prueba de resistencia “física y psicológica” que no le fue nada mal, ya que “en esa primera participación logré quedar en quinta posición de la general, siendo algo extraordinario”.

Visto el resultado que había obtenido el año pasado, “quise intentar algo todavía más difícil, participando en el Soplao Man, el infierno Cántabro”, una carrera que para Gómez es “la más dura del Estado, tanto por ser todo seguido, como sobre todo, por los metros de desnivel que se hacen en la carrera a pie y en la bicicleta de montaña, ya que muscularmente es muy agresivo y a medida que la prueba va avanzando, el cuerpo va asimilando toda esa fatiga y roturas musculares que se producen”.

El Soplao Man consiste en nadar 10 kilómetros, hacer 78 de carrera de montaña (trail) nocturna con un desnivel de más de 3.300 metros y se termina la prueba con 118 kilómetros de bicicleta de montaña con un gran desnivel. “Lo característico y épico es que es una modalidad non stop, todo seguido, sin parar, no como en el Ultraman que se hace en tres días”.

Primera vez en el Soplao y un tercer puesto animan aún más a este galdakoztarra que seguirá buscando junto con su entrenador nuevos retos que “nos motiven a Patxo y a mí para salir de nuevo a entrenar con ambición y sobre todo ilusión por vivir momentos únicos, que vayan en esta misma línea de la Ultraman y Soplao Man.

La experiencia fue “brutal” para Gómez, que nunca había estado compitiendo durante tantas horas, y a pesar “del frío sufrido, la soledad que viví, la fatiga y el cansancio que me supuso continuar y continuar, todo esto ha quedado olvidado por la felicidad tan grande que pude vivir al ser capaz de superarlo y poder cruzar esa meta tan soñada y deseada”.

El deporte se lo toma muy en serio y “lo tengo integrado en mi vida diaria, lo necesito por todo lo que me aporta, como una vida sana, saludable, me ayuda mentalmente y me da una felicidad máxima que luego traslado a mi familia y mis amigos”. La exigencia de ciertas pruebas es máxima y cada temporada “hago uno, dos e incluso tres reconocimientos médicos con el Doctor en Medicina Deportiva y gran amigo Pablo Aranda, otro de los pilares de mi éxito”.

Tiene que entrenar bastantes horas a la semana, pero por encima de todo “está la familia”. Por eso, “he llegado a hacer entrenamientos a las tres, cuatro o cinco de la mañana para estar luego disponible para mi familia y poder disfrutar todos juntos”, cuenta.