Las personas que trabajaron confeccionando boinas y otros artículos textiles entre 1892 y 1992 se hubieran acercado a la sala de la planta superior del edificio que acoge estos días el octavo congreso de la sección estatal del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (llamando TICCIH por sus siglas en inglés) de mantenerse abierta la fábrica transformada en museo en 2007 para tomar buena nota de sus conclusiones. Mucho ha evolucionado desde entonces la lucha por la igualdad Y es que en la primera vez que Euskadi acoge este encuentro, más de sesenta expertos reflexionan en Balmaseda sobre la contribución femenina a la industria, un trabajo invisibilizado hasta hace bien poco. Un lugar “de referencia a nivel europeo” como La Encartada encarna el cambio social social, de emplear a las mujeres en peores condiciones que sus compañeros a implementar programas para aprender de su herencia en clave de igualdad, como destacó la diputada de Cultura, Lorea Bilbao. “¿Somos realmente conscientes de que mujeres de todas las épocas, con nombres y apellidos que quizás desconozcamos, han contribuido y mucho?”, se preguntó, añadiendo que “este conocimiento nos dará más información sobre lo que fuimos, nos aportará una visión más real de la historia”. En ello se centra el proyecto Women’s Legacy con el que se pretende avanzar en una interpretación más completa del patrimonio, “rescatando e incorporando al relato, también la visión en clave de género tantas veces ignorada, bien por desconocimiento, por unas relaciones desiguales de poder, desinterés y falta de estudio”. Liderado por la Diputación, aglutina iniciativas de siete países para interpretar la cultura con visión de género en un esfuerzo intensificado a raíz de las Jornadas Europeas del Patrimonio de 2018.

La doctora en Historia del Arte e integrante de Women’s Legacy Amaia Apraiz recordó cómo “las mujeres poblaron mayoritariamente La Encartada y hoy ocurre en dirección, personal técnico, administración...”. Se trata de “no reducir lo femenino a las notas finales, sino de abrir el encuadre con rigor científico y actitudes activas”. Raquel Letón y Ana Cabanes desgranaron la investigación del Museo del Ferrocarril de Madrid para documentar la realidad de las trabajadoras ferroviarias: “guardabarreras que cobraban una cuarta parte del jornal, administrativas, limpiadoras”, hasta los años ochenta no accedieron a la cabina de maquinistas. Por su parte, Sonia Puente Landázuri, directora general de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias, habló de cómo la visión androcéntrica de las ciudades ha determinado la vida de las mujeres.