Los residuos, tanto urbanos como industriales, llevan tiempo en las agendas políticas. Las soluciones no son fáciles ni baratas, pero cada vez son más los recursos destinados a corregir este problema. Por ejemplo, en el vertedero de Artigas se han acometido varias actuaciones para tratar de contener las fugas de malos olores que tantas molestias han estado ocasionando en las poblaciones cercanas. En octubre ya fue cubierta una balsa de lixiviados -donde se generan esos gases- y a lo largo de las próximas semanas se hará lo mismo con las dos restantes.

“Será un paso definitivo para la minimización de las molestias”, ha confiado Amaia Antxustegi, diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural, al anunciar esta actuación pequeña y localizada que supondrá un alivio para miles de personas y que, de paso, contribuirá a afianzar los protocolos de prevención y planes gestión de residuos en Bizkaia.

De hecho, la institución foral está diseñando la estrategia sobre la que pivotará la acción política y social en esta materia. La economía circular será el eje central. Y el objetivo a lograr, ambicioso: aprovechar 4,9 de cada 5 kilos de basura generados en el Territorio. “Cuatro de ellos se reintroducirán en la cadena productiva y otros 0,9 kilos se aprovecharán para la generación de energía renovable”, manifiesta Antxustegi.

Estas y otras valoraciones y evaluaciones aparecen en el documento de trabajo (PIPGRB 2030) que espera a ser tramitado a lo largo de este primer semestre del año en las Juntas Generales. El objetivo, ilustra la diputada foral, es convertir a Bizkaia en un “referente” en la gestión de residuos y en un territorio “puntero” en la forma de tratarlos, apostando por la economía circular “y mejorando los programas dirigidos a la prevención. El propósito es reducir los residuos y conseguir mayores cotas de revalorización de los restos que no puedan reciclarse”, zanja.