El pasado 9 de marzo el concejal de Transporte y Movilidad del Ayuntamiento de Bilbao, Alfonso Gil, en la presentación de un evento con coches ecológicos conducidos por adolescentes, contó una anécdota reveladora. Desveló que él, al cumplir los 18 años, lo primero que quería tener era el carné para poder conducir. “Sin embargo, mi hijo ahora tiene 24 y todavía no tiene ni permiso, ni aspira a comprar coche”, comentó.Una actitud juvenil que se repite desde hace unos cuantos años y que está implicando que una buena parte de las autoescuelas abiertas en Bizkaia reciban cada vez más tarde a los futuros conductores. No tienen prisa por lanzarse a la carretera. El ansia que con anterioridad existía entre los adolescentes por acceder a la mayoría de edad, poder obtener el permiso de conducción y lanzarse a la carretera ha pasado a la historia.

Así lo atestigua Iñigo Montenegro, presidente de la Federación Vasca de Autoescuelas. Considera que “desde hace unos cuatro años ha bajado mucho la llegada de clientes jóvenes, tanto por la crisis como por el hecho de que están cambiando las necesidades”. Expone como este nuevo escenario se da sobre todo en las zonas urbanas debido a dos razones básicas: el cada vez mejor servicio que ofrece la red de transporte público y los cambios de hábitos en la movilidad, donde se observan cada vez más jóvenes en bicicleta, patinetes eléctricos y otros modos de transporte unipersonales.

En Bilbao y todos los municipios que la rodean no hace falta coche. Desde Plentzia hasta Galdakao o desde Muskiz a Lezama se puede ir en metro o en el servicio de Bizkaibus sin problemas y casi a cualquier hora. El transporte público funciona muy bien”, reconoce Montenegro.

Confirma esta tesis Iratxe Andrés, responsable de la Autoescuela Irrintzi, la veterana en Basauri, aportando además otra razón. Considera que “antes quizás podíamos hacer tres y cuatro cosas a la vez: estudiar, sacar el carné, ir a una academia de inglés, un pequeño trabajo... Ahora parece que solo se atiende a una cosa, se acaba y luego se va a por otro objetivo”.

Su colega, Fernando Sainz, director de Autoescuelas Basurto y profesor desde hace seis años, coincide al explicar que “antes a los 18 mucha gente trabajaba y sacaba el carné porque tenía dinero. Ahora eso se alarga y enganchan la universidad, luego un máster, una especialización... Eso supone que se acuerdan del coche solo cuando se les pide en el trabajo ya con veintimuchos”.

Por eso el representante de las autoescuelas vascas concreta que “los jóvenes tienen cada vez menos prisa por obtener el carné, se van quedando sin esa necesidad que antes era casi vital y no lo sacan”.

Ana Carla Irastorza, de 25 años, es un buen ejemplo de ello. Tras obtener el pasado enero su licencia relata que “me apunté hace más de tres años en la autoescuela para sacármelo pero empecé a currar, dejé de estudiar, priorizaba más ir al gimnasio que ponerme con el carné y por eso lo fui dejando”. La joven vecina de Basurto asegura que viviendo en Bilbao “casi no necesitas el coche. Trabajo al lado del Guggenheim y para ir desde casa hasta allí, antes de la pandemia, iba en patinete o andando”. Un ERTE, en el que aún permanece, es lo que el año pasado le lanzó ya definitivamente a obtener el permiso “porque el coche lo tengo desde hace tres años que lo compramos en casa para mí y mi madre”.

Otro elemento que destaca Ana Carla es que “tener el permiso no es tan especial como antes, se prefiere gastar el dinero en otras cosas más importantes”. Su profesor Fernando Sainz asiente y especifica que “el estatus social que antes los jóvenes reclamaban por tener coche ahora ya no lo valoran. Lo adquieren teniendo un móvil nuevo. Para ellos es más importante que el carné de conducir”.

Tendencia que se va a quedar

Aquí el dinero no es la razón ya que como indica Sainz “ahora un teléfono de alta gama de última generación cuesta cerca de 1.200 euros, más casi que obtener el carné”.

La experiencia de Iñigo Montenegro afianza este razonamiento al indicar que “simplemente no tienen la ilusión que teníamos nosotros antes. Conducir y tener coche fue un boom, ahora les da igual, no es una necesidad imperiosa”.

Por ello Sainz plantea que “esta tendencia va a seguir en el futuro y la media de edad a la que se va a acceder al carné va a ser cada vez más elevada”. El presidente de la Federación Vasca de Autoescuelas va más allá al augurar que “las nuevas fórmulas de movilidad urbana se van a notar, se transformará todo, y es posible que pueda obtenerse el carné en la educación reglada habitual, por lo menos la parte teórica”.

La red de transportes públicos existente en Bizkaia, sobre todo la que opera en Bilbao y su área metropolitana, posibilita una movilidad mucho más asequible tanto para ocio como para traslados laborales o lectivos.

Otra de las razones para el cambio de tendencia es que los jóvenes creen que tener carné y opción de conducir no es tan importante de cara a su círculo cercano como contar con el mejor teléfono de última generación.

“Empecé a currar y priorizaba más ir al gimnasio que ponerme con el carné y por eso

lo fui dejando”

Conductora desde enero

“Se acuerdan del coche solo cuando se les pide en el trabajo, ya con veintimuchos”

Dir. Autoescuelas Basurto

“Conducir y tener coche fue un ‘boom’ icónico, ahora les da igual, no es una necesidad imperiosa”

Pte. Federación Vasca de Autoescuelas