La ilusión ha reinado en los hogares de los niños y niñas vascos. Olentzero y Mari Domingi no han fallado a su cita con los más pequeños de la casa. A lo largo de la noche han repartido bajo una intensa lluvia los miles de regalos de casa en casa.

Aroa y Kerman han amanecido en casa de aite y amama en Portugalete donde han pasado la Nochebuena. Allí han encontrado algunos de los regalos que habían pedido en la carta a Olentzero de este año. Después, han ido a casa y bajo el árbol han tardado un rato en desenvolver los "oparis" que han encontrado perfectamente colocados. Lo cierto es que pese al frío, la lluvia ha dado un respiro por la mañana y ha dado una oportunidad para que los peques de la casa hayan podido estrenar las bicicletas, patinetes y patines que les ha traído el carbonero barrigón.

"La bicicleta se me había roto y ahora ya tengo una nueva", ha dicho Mikel de ocho años. A Enea, de cinco años Olentzero le ha traído esos muñecos con los que llevaba semanas soñando y junto con los que soltará la imaginación creando, a lo largo de estas fiestas decenas de historias. No hay pandemia que pueda acabar con la ilusión y sin duda, pese a todo, eso es lo importante. Eguberri on guztioi!