nO cabe duda. La tradición manda. Y es que ni los escasos siete grados con tiempo inestable fueron impedimento para que cientos de personas acudieran, como cada 17 de enero, hasta el alto de Urkiola para conmemorar la festividad de San Antón Abad. Como es habitual, el patrón de los baserritarras y protector de los animales recibió a numerosos visitantes, algunos de ellos acompañados por sus mascotas.

El acto principal del día comenzó a las 12.00 horas, con la misa mayor oficiada por Ángel Mari Unzueta en una iglesia repleta de público. Como dicta la tradición, en el alto de Urkiola más de 500 panecillos estaban listos para recibir la bendición y ser repartidos al final entre los asistentes. Fuera esperaba Nash, un cachorro de cuatro meses y medio que se ha convertido en el protector de Begoña Campos, gallega residente en Zaldibar que se encuentra inmersa en la lucha contra el cáncer. Ambos portaban en el cuello un pañuelo amarillo, el color de la esperanza para ella. "Todo empezó cuando un amigo me regaló el libro de Albert Espinosa Un mundo amarillo. La vida está para vivirla y de todo hay que sacar algo positivo. El mundo no es blanco y negro, hay más colores y hay que verlo en positivo", explicó con optimismo.

Otro de los canes que acudió a Urkiola fue Noa, una border collie de año y medio que se mostraba juguetona en las inmediaciones del santuario junto a Jaki, un yorkshire terrier de cinco años. "Es el primer año que vengo. Me he animado a subir con mi chavala y su padre porque teníamos el día libre. Me apetecía probar la experiencia de venir con el perro", explicó el zornotzarra Urko, dueño de Noa.

También debutaron ayer en la tradición de ser bendecidos Nala, un pastor vasco de tres años, y Mía, un border collie de seis meses. Aprovechando el día libre, sus dueños se animaron a subir al santuario. "Hemos oído en la radio que se celebra la bendición de los animales y nos hemos animado a venir con ellos", explicaron los durangarras mientras acariciaban a sus mascotas. Desde Durango también acudió Ramón. Satisfecho con la primera experiencia del año pasado, quiso volver en compañía de Chelsea, un american stanford que definió como "PPA: Perro Potencialmente Amoroso", explicó el dueño, reconociendo que "mi mujer y yo nos casamos aquí, por lo que para mí Urkiola siempre será un lugar especial".

Tradición Pero no solo fueron visitantes de Durangaldea los que participaron en la celebración de San Antonio. Algunos no dudaron en desplazarse desde más lejos para repetir experiencia con sus mascotas. Fue el caso de la vecina de Arrasate Lourdes que acudió con su marido y Sugar, un stanford. "Tenemos costumbre de subir todos los años. Recuerdo cuando subía con mis padres. Vivimos en caserío, tenemos otros tres perros, pero este año hemos subido con el del hijo", apuntó mientras se acercaba el pórtico del santuario. El momento más esperado llegó con la salida del sacerdote Antonio Medinabeitia, encargado de bendecir a la quincena de canes que esperaban a las puertas de la iglesia.

Como es habitual, la celebración de San Antón Abad se repetirá mañana con una única misa a las 11.30 horas.