Síguenos en redes sociales:

Tontxu González: “Al sacar estas fotografías me sentí como si caminara entre gigantes”

Arenatzarte alberga una exposición con imágenes de barrancos tomadas por el espeleólgo Tontxu González

Tontxu González: “Al sacar estas fotografías me sentí como si caminara entre gigantes”

Güeñes - Una lesión le privó de seguir explorando las profundidades con sus compañeros del grupo de espeleología Burnia de Galdames, con el cual estaba federado. Tontxu González no solo no renunció a practicar deporte, sino que amplió horizontes con expediciones fuera de Enkarterri. En las profundidades, pero a cielo abierto. Quizás por similitud con las cuevas, se ha especializado en deslizarse por barrancos y cañones siempre en compañía de una pequeña cámara de fotos acoplada al casco. El resultado de las aventuras de este aventurero autodidacta que reparte su corazón y su tiempo entre Karrantza y Güeñes se puede contemplar en las 25 instantáneas expuestas hasta el próximo domingo en el pabellón de cristal del parque Arenatzarte, entre las 11.00 y las 14.00 horas el fin de semana.

Decidido a no encerrarse en casa al completar su recuperación, marcó el inicio de una nueva etapa comprando una máquina de fotos. Condición imprescindible: que fuera resistente al agua, porque nunca se sabe cuándo los elementos pueden desatarse con toda su fuerza. Asturias, Cantabria, Pirineos, Portugal, Italia, Costa Rica o Estados Unidos son los escenarios en los que Tontxu ha disparado su cámara con tal maestría que dos de las fotos han alcanzado la final en sendos concursos y varias han aparecido en publicaciones especializadas desde que encendió el dispositivo hace cinco años.

Como sucedía con la espeleología, “aunque nos dirigimos a lugares que han sido previamente explorados”, asume ciertos riesgos, especialmente “en las salidas invernales que pueden complicarse con la nieve o si empieza a llover de repente”. Por ejemplo, los “alucinantes” barrancos de Zion National Park en Utah, Estados Unidos, “están compuestos de roca arenisca, por eso el agua no cae en un flujo constante en caso de precipitaciones”. De ahí que “si se producen tormentas la aventura pueda complicarse hasta volverse peligrosa”. Este paraje natural puede que opacado para el gran público por la fama del Gran Cañón del Colorado es uno de los destinos que más han marcado a Tontxu González junto con “los Dolomitas italianos o Madeira”.

El fotógrafo encartado se mantiene doblemente alerta: para salvaguardar su integridad física y para inmortalizar el paisaje en el momento preciso. Porque si hay una regla que respeta de manera inquebrantable es que las fotografías no se preparan. En las imágenes que se pueden admirar en el pabellón de cristal del parque botánico y de esculturas de Güeñes se aprecia “un toque artístico que se sale de la fotografía típica pese a que no siempre las sacamos en las mejores condiciones”, pero obedecen a la improvisación, de apretar el botón en un instante en concreto. Como la que congela “un descenso de sesenta metros rapelando en una cascada de agua”.

Tontxu González rechaza valorar su trabajo según los metros de la profundidad que haya descendido. “He llegado a los mil metros”, acaba desvelando antes de aclarar que “en espeleología sí se toman en cuenta esos baremos y al fotografiar barrancos y cañones, no tanto”.

Si se decide a realizar una segunda exposición, no le faltaría material de su propia tierra, puesto que ha descendido a la Torca del Carlista y el Pozo Negro, “en la cara norte de Zalama”, de Karrantza. Todo se andará, a juzgar por la excelente acogida de la muestra que enseña lo que se siente al “caminar entre gigantes”.