Hay una marca de coches que no corre, galopa. Es el mítico doscaballos, Citroën 2CV. Ayer fue el protagonista por las calles de Durango y se atrevió al mediodía a quitarle protagonismo al mismo Museo Guggenheim.

"Cumplimos el quinto año consecutivo organizando esta concentración de Durango y era un poco la forma de darle más protagonismo acercándonos a Bilbao", explicaron los hermanos fundadores de la cita Beñat y Ion Zarandona, de la asociación Donosti Bizaldi.

La recepción e inscripción del medio centenar de estos vehículos clásicos se registró el viernes en el albergue de Artatza de Iurreta. Ayer, a las 10.00 horas, los ejemplares relucían en Ezkurdi, Durango. Los que pasaban por la zona se sorprendían de la presencia de estos utilitarios, pura competencia en su día de los también míticos Seat 600.

"No lleva agua, por lo que, a diferencia del 600, no se calienta. Además, es descapotable. Su forma es única, hay diferentes modelos. Puedes viajar con él adonde sea. También hay que tener en cuenta su suspensión", valoraron Ion y Beñat.

Con todas esas prestaciones, algunos de los 2CV que se pudieron presenciar ayer por las carreteras del territorio vizcaino recalaron desde Cataluña, Cantabria, Teruel o Madrid. Hubo presencia en la villa hasta de propietarios italianos, aunque "lógicamente no han traído el coche", explicaron los organizadores.

El ejemplar más antiguo que aún relincha data de 1967 y el más actual es de la última hornada, de 1989, año en el que se dejó de fabricar tras cuatro décadas haciendo la vida más fácil a sus dueños. Entre 1948 y 1990, Citroën produjo 3.872.583 unidades del 2CV y 1.246.306 unidades con carrocerías furgoneta. En total, resultaron 5.118.889 unidades fabricadas.

La creación del modelo legendario se debe al ingeniero francés Pierre Jules Boulanger, que había empezado el desarrollo del TPV, acrónimo en francés de Toute Petite Voiture, algo así como Vehículo Mínimo. Boulanger fue patrón de Citroën desde que, a finales de 1934, la familia Michelin se hiciera con el control de la empresa.

El 2CV es conocido por una gran cantidad de sobrenombres según el país: en Francia los más populares eran Deuche o Dedeuche; La cabra en Flandes; El pato en Alemania; La citroneta o Citrola en Chile; La rana, La citroneta o Citroca en Argentina; El coche de los pantalones vaqueros en Estados Unidos; El patito feo en Holanda o el Golfillo en la antigua Yugoslavia. En el Estado se le llama Cabra, La cabrilla o, incluso, La Cirila.

En Durango, todas llamaban la atención. Por la tarde, en Tabira y Santa María. "Junto con la navarra de Zangotza es la concentración que lleva haciéndose de forma consecutiva todos los años, aunque en Euskadi habrá como ocho encuentros", valoraron los Zarandona. Para hoy, si Lorenzo se porta, galoparán hacia el monte Oiz. Por la tarde tocará volver a lomos del doscaballos a casa. El fin de semana, en colaboración con el Ayuntamiento de Durango es ya como el coche, un clásico.