L Bilbao Basket desaprovechó el sábado una magnífica oportunidad de dar continuidad a su victoria en Murcia y sumar otro resultado positivo que le hubiese dado muchísimo aire en su lucha por la permanencia. No solo fue el perder, sino cómo se perdió. Caer ante el Baxi Manresa, un equipo notablemente trabajado cuyo buen baloncesto le permite figurar en la lucha por los puestos de play-off, es algo que puede ocurrir, pero el problema radicó en que el conjunto vizcaino puso mucho de su parte para que así ocurriera, con una puesta en escena muy alejada de la que se podría esperar de un conjunto que lleva semanas jugándose la vida en cada cita y que no anda precisamente sobrado de argumentos baloncestísticos como para regalar tanto a un rival.

Perder un partido en casa anotando 96 puntos invita claramente a la reflexión, sobre todo teniendo en cuenta que los 108 con los que acabó el rival se quedaron incluso cortos atendiendo a cómo transcurrió la contienda (los de Pedro Martínez sumaron 31 puntos en el primer cuarto, llevaban 58 al descanso y 86 a diez minutos del final). Lo dijo Álex Mumbrú: "Al principio no hemos puesto ninguna complicación, hemos estado viéndolas venir en la primera parte". También Ondrej Balvin, contundente en su cuenta de Twitter: "No hemos merecido este partido. Nuestra primera parte fue muy vergonzosa, especialmente por mi parte, y no puedo permitir esto. Este no es el camino para mantener a este club en la ACB. Sabemos hacer las cosas mejor y es fallo nuestro por cómo salimos a pista".

Que la crítica llegue desde el propio vestuario de los hombres de negro es algo positivo y debe ser el primer paso para convertir en hechos las palabras del pívot checo. Porque el rendimiento defensivo visto en el duelo del sábado es incompatible con la permanencia. Permitir tantas alegrías al rival cuando se parte de un estado de necesidad como el que vive el Bilbao Basket acostumbra a acabar mal. Porque sí, el conjunto vizcaino volvió a pelear hasta el final, acercándose a cinco puntos (81-86) a siete minutos del final cuando su desventaja había sido de 19 (60-79) en el tercer cuarto, pero esos intentos de no enarbolar la bandera blanca acostumbran a no llegar a buen puerto.El Bilbao Basket está obligado a endurecer su defensa, a trabar los partidos haciéndolos incómodos para el rival. No puede jugar a intercambiar canastas porque, a tenor de lo visto este curso, no dispone de recursos ni constancia para aguantar con esa partitura ante la gran mayoría de los rivales. Siempre llega un bache, una desconexión de varios minutos normalmente provocada por la concatenación de pérdidas de balón, que le obliga posteriormente a partirse los brazos remando contra la corriente. No son pocas las veces que consigue llegar a las últimas brazadas con opciones de llegar vivo a la orilla, pero acostumbra a quedarse a escasos metros. Y no es la primera vez que le ocurre, aunque lo acontecido el sábado haya sido quizás el caso más flagrante con el Manresa jugando absolutamente a placer, logrando sus plusmarcas históricas en asistencias (27) y valoración (135). Hace menos de un mes, contra Estudiantes, fueron 22 puntos encajados al contraataque, 17 tras pérdidas, en un duelo resuelto por un estrecho 95-89. Sí, el otro equipo también juega y tiene sus armas, pero conviene ponerle palos en la rueda para que no pueda expresarse a placer, más aún en el caso de un equipo que no ha ganado a ningún conjunto ubicado entre los doce primeros y que debería exprimirse ante rivales de la zona media-baja.

Jornada de descanso

El Bilbao Basket descansa la próxima jornada y tiene diez días para preparar su próxima cita: la visita al Unicaja.

"Nuestra primera parte fue muy vergonzosa, este no es el camino para mantener a este club en la ACB", dijo Ondrej Balvin tras el duelo,