HAY victorias que reconfortan, como la que logró el Bilbao Basket en Sevilla, y victorias que dejan malas sensaciones, como la que consiguió ante el Acunsa GBC. Las dos valen lo mismo en términos clasificatorios, pero la de ayer en el derbi llegó por una vía agónica que descubrió las carencias que tiene el equipo bilbaino, incapaz de controlar el partido, de mantener la templanza y el orden, ante un colista al que se le adjudica desde hace meses uno de los puestos de descenso a la LEB. Más allá del desenlace, que bien pudo ser otro, el Bilbao Basket jugó muchos minutos a la ruleta rusa con una mala interpretación de lo que necesitaba el partido y que le hizo perder ventajas de ocho y nueve puntos en cada uno de los tres cuartos a partir del primero.

El Bilbao Basket pudo perder ante un equipo que se quedó en un 37% en tiros de campo y viajó durante muchos minutos incluso por debajo y que, en consonancia con ese porcentaje y el de toda la campaña, falló los tres lanzamientos de que dispuso para ganar. Sin embargo, los donostiarras siempre parecieron actuar con una mayor intensidad, que les llevó a capturar quince rebotes de ataque, una de sus virtudes, y eso les dio quince posesiones más. El conjunto vizcaino logró un 52% de acierto, pero eso no le libró de llegar a un final a cara o cruz en el que la mala suerte que tuvo ante el Estudiantes le sonrió esta vez.

La falta de confianza, seguridad y control se reflejó desde el primer cuarto en el que el Bilbao Basket acumuló siete pérdidas de balón. Los cuatro triples sin fallo de Arnoldas Kulboka dieron la primera ventaja seria en el segundo cuarto, pero a partir de ahí el lituano dejó de ser una opción en ataque. Más o menos, el Bilbao Basket mantenía la distancia, pero sus errores seguían cayendo como losas en cada momento en que podía dar un golpe definitivo al partido. Con el 45-45, Johathan Rousselle asumió el balón y su verticalidad le hizo anotar seis tiros libres seguidos que con un triple de Jenkins abrieron otra brecha. Sin embargo, el Acunsa GBC siguió trabajando, sin quebrarse, y con Johnny Dee y Jaime Echenique como claras referencias.

En el otro lado, el Bilbao Basket empezaba a ser un manojo de nervios y de confusión, perdiendo opciones de anotar en ventaja y con una defensa permisiva, lo que ya empieza a no ser noticia. Después de un 64-55 y pese a que en el banquillo local se desgañitaban pidiendo "no defender arriba", esto es defender las acciones anteriores al tiro, los jugadores de Álex Mumbrú cedieron cinco jugadas de tiros libres consecutivas que, además de permitir gratuitamente a los donostiarras igualar a 66, les metió en el bonus de faltas con seis minutos y medio aún por jugar. A partir de ahí, todo fue un pequeño caos. El Bilbao Basket tenía que meter canastas complicadas para resolver ataques embarullados y el Acunsa GBC seguía creyendo en sus posibilidades y, por tanto, aprovechaba cada error de los bilbainos, que de nuevo elevó su cuenta de pérdidas.

CARA O CRUZ

La lesión de Echenique pudo ser el último golpe a la moral de la tropa de Marcelo Nicola, que se quedó sin anotar en los dos últimos minutos, aunque Rousselle erró tres tiros libres. Jaylon Brown recuperó un balón clave, a Radoncic se le salió un triple solo desde la esquina y en la última jugada solo la providencia rescató el triunfo para el Bilbao Basket que, como ante el Estudiantes, hizo un cambio defensivo que no impidió un tiro sin demasiada oposición de Dee, pero además desprotegió el rebote por dos veces. Span no metió su triple aún más liberado y Radoncic no anduvo tan vivo como Arteaga aquel día y el triunfo quedó en Miribilla.

La última bala en el tambor estalló en la sien del Acunsa GBC que salió del derbi a dos victorias de la salvación y con su mejor jugador lesionado de gravedad. El Bilbao Basket celebró una de sus victorias que no tendrían que ocultar el bosque de los problemas que aún acechan al equipo. La baja de Ludde Hakanson aún se prolongara algún tiempo más y eso hace que los roles vayan y vengan, sin que la rotación esté tan consolidada como le gusta a Mumbrú. El Bilbao Basket puede dar por muy bueno un resultado que estuvo a un pelo de estropear por su mala cabeza.