Un horrible segundo cuarto en el lanzamiento condenó al Bilbao Basket en un encuentro en el que se enfrentaron dos equipos con presentes muy distintos: el Iberostar Tenerife, con una gran profundidad de armario y un plantel muy conjuntado, jugando con precisión quirúrgica, y unos hombres de negro en lo referente al ensamblaje de piezas, nada extraño a estas alturas de temporada, y que esta vez carecieron del respaldo y el aliento de su marea negra, ausente de las gradas por el covid-19, para impulsarles en los malos momentos. Los de Álex Mumbrú perdieron pie en los diez minutos previos al descanso al fallar tiros desde todas las distancias (cuatro aciertos de quince intentos en ese parcial), llegaron a verse hasta 19 puntos por debajo tanto en el tercer acto como en el último y su furibunda reacción en los minutos finales, cuando los triples por fin entraron, llegó demasiado tarde. Con un 15-4 impulsado por tres misiles exteriores de Jaylon Brown, otro de Arnoldas Kulboka y un dos más uno de Jonathan Rousselle, los anfitriones pasaron del 49-68 a 6:37 de la última bocina a un 64-72. Incluso se pusieron a siete puntos (70-77) y posesión de balón a 1:22 del final, pero una pérdida del lituano terminó por mojar la pólvora bilbaina.

El Bilbao Basket anotó 29 puntos en los diez minutos finales, pero su producción ofensiva se limitó a 41 en los tres anteriores y eso es demasiado terreno regalado ante un equipo como el de Txus Vidorreta, rebosante de aplomo. Los insulares minaron su aro en las distancias cortas e intermedias aprovechando que su rival falló trece de los quince triples que intentó en los primeros 27 minutos de la cita y en ataque sacó petróleo de la maestría de Marcelinho Huertas y Bruno Fitipaldo jugando el pick & roll central con Giorgi Shermadini y de su buena circulación de bola para encontrar liberados en la línea de 6,75 a Aaron Doornekamp y Dani Díez. Por contra, en las filas locales todo fue más embarullado, sin encontrar un hilo conductor. La acumulación de errores salvo en los minutos finales acabó minando la moral de un equipo que apenas fue capaz de generar ventajas y al que todavía le faltan automatismos tanto en defensa como en ataque. Los 13 puntos de Jaroslaw Zyskowski, casi todos finalizando cerca del aro, fueron la mejor noticia además de los 19 de Brown, de menos a más.

Cada técnico quiso imponer su libreto en el arranque de la contienda. Mumbrú mandó activar a Ondrej Balvin en las distancias cortas; Vidorreta, que sus fusileros percutieran desde el perímetro. Se salió con la suya el de Indautxu, pues el Tenerife arrancó con un brutal acierto desde la línea de 6,75, sobre todo de la mano de Doornekamp, y suyas fueron las primeras ventajas (2-9) mientras al Bilbao Basket le costaba anotar. Mejoraron las cosas para los anfitriones cuando Ludde Hakanson compareció en escena (13-14), pero los insulares activaron a esa pareja de oro formada por Huertas y Shermadini, que no tardó en hacer estragos. El primer cuarto se cerró con un adverso 17-22, pero los hombres de negro, voluntariosos atrás, mantenían el rebufo de su rival, hasta que entraron en un atasco ofensivo monumental. Un par de triples laterales liberados que no encontraron red, transiciones ofensivas precipitadas, Brown haciendo la guerra por su cuenta... El conjunto vizcaino falló hasta diez tiros de campo seguidos y el Tenerife encontró alfombra roja para fugarse en el luminoso con un 0-10 (19-32). Trataron de agarrarse al partido los de Mumbrú desde la defensa, más que correcta, pero el problema estaba en el otro aro. Los locales, con un horrible 4 de 15 en el segundo acto (0 de 6 en triples) se quedaron frenados y Shermadini, muy suelto y demasiado toro para un dubitativo Aaron Jones, impulsó a los suyos hasta un 25-38 que pintaba un panorama muy oscuro para el Bilbao Basket al descanso.

Intento final

En la reanudación, Rousselle sumó un dos más uno... pero los fallos en el tiro se seguían acumulando. En ese ecosistema, el Tenerife no necesitó mucho para decantar el partido a su favor sin que la situación tuviera ya marcha atrás. Dos triples de Díez y Fitipaldo, una antideportiva de Rousselle y el Bilbao Basket se quedó sin apenas capacidad de respuesta, con un 34-53 a 2:44 del final del tercer acto que hablaba por sí solo. Un triple de Álex Reyes y una canasta tras rebote ofensivo de Jones frenaron la sangría, pero el 41-56 a diez minutos de la conclusión seguía siendo una losa casi imposible de levantar, más aún cuando la renta visitante se fue hasta el 49-68 a 6:37 del final. El Bilbao Basket se soltó entonces, con todo ya perdido, firmó un 15-4 y llegó a ponerse 70-77 y bola a 1:44 del final -por el camino, una inexistente, falta sobre Fitipaldo y técnica a Mumbrú por protestar-, pero el amago de remontada llegó demasiado tarde.