Bilbao - La primera vuelta de la Liga Endesa bajará el telón el próximo fin se semana y el Bilbao Basket afrontará la jornada sin ningún tipo de apretura y el depósito de la ilusión rebosante. Ver para creer. Los hombres de negro rendirán visita el domingo (12.30 horas) al Barça, posiblemente la mayor constelación de estrellas individuales del baloncesto continental, jugándose su clasificación para la Copa y siendo además dueños de su destino en la pugna por conquistar un logro que hace cuatro meses no entraba en la hoja de ruta ni del más optimista de sus seguidores. Si dan la campanada y vencen en el Palau, los de Álex Mumbrú tendrán, al 100%, trabajo en Málaga entre el 13 y el 16 de febrero. Si pierden, su billete dependerá de los averages y la cosa se complicará bastante, pues son muchos, seis en concreto, los equipos con opciones para ocupar las tres plazas que quedan aún vacantes toda vez que Real Madrid, Barça, Zaragoza, Tenerife y Unicaja (como organizador) ya están clasificados.

Jugar la Copa no ha sido en ningún momento un objetivo para la entidad vizcaina, sino que la posibilidad se ha presentado como recompensa a una línea de resultados llamativa atendiendo a su ajustadísimo presupuesto y a su condición de recién ascendido. Con la mirada siempre fija en el partido inmediato, Mumbrú, sus colaboradores en el cuerpo técnico y sus jugadores han construido una trayectoria sólida, sin demasiados vaivenes, que ha desembocado en esta realidad. Nadie se echará las manos a la cabeza si toca ver la Copa por televisión, pero si toca comparecer sobre el parqué malagueño será una magnífica recompensa para un club que ha conseguido reconducir una situación deportiva e institucional que no hace mucho parecía caótica y que ahora ha hecho de ese con los pies en la baldosa un lema de contención y mesura sobre el que regir su día a día pero que para nada está reñido con luchar por posibilidades de brillo deportivo que aparezcan en el camino.

Llegar a la jornada 17 dependiendo de sí mismo para disputar la Copa es un tremendo éxito para el Bilbao Basket porque significa que el verdadero objetivo del curso, evitar el descenso, está muy cerca (cinco victorias de margen con respecto a la zona de descenso). Mumbrú recalcó el sábado tras batir al Estudiantes y lograr el noveno triunfo del curso, el quinto consecutivo, que en su vestuario no se habla de la competición del K.O., pero está claro que a nadie le amarga un dulce. El discurso, contenido y de perfil bajo, es el que toca para que a nadie, ni en la cancha ni en la grada, se le llene de pájaros la cabeza, pero el guante está ahí delante para ser recogido. Sellar el billete en el Palau ante el Barcelona de los Mirotic, Higgins, Davies, Abrines, Delaney y compañía sería ya el no va más -los azulgranas reciben este viernes al exigente Anadolu Efes en Euroliga-, pero en caso de perder tocará tratar de controlar la vía de agua porque en ese momento entrarán en juego los averages y el del Bilbao Basket no es de los mejores entre los equipos en liza: -8.

Con Andorra y el conjunto vizcaino en nueve victorias y Valencia Basket (cierra hoy la 16ª jornada visitando al Real Madrid), Burgos, Joventut y Gran Canaria pudiendo llegar a esa cifra, las posibilidades son numerosas, con seis equipos para tres plazas. Los resultados más convenientes para los hombres de negro serían una derrota burgalesa en Santiago, que el Baskonia, sin opciones de clasificarse tras perder en casa ayer ante el Manresa, supere a los de Fotis Katsikaris a domicilio y que los verdinegros no sumen en su visita a los taronjas. Cualquier otro resultado obligaría a echar mano de las calculadoras, aunque bienvenidas sean cuando se trata de luchar por alcanzar cotas elevadas y no de escapar de agujeros profundos.